lunes, 29 de octubre de 2012

El libro de Octubre: "La sombra del asesino"

           Es intención de este blog recomendar libros, películas u otras maneras de contar historias que no sean particularmente conocidas y de las que quizás sólo os podáis enterar por aquí. Hoy precisamente os hablo de un libro cuya existencia no conocía y que gracias al buen ojo de la persona que me lo ha regalado tengo la suerte de presentároslo a vosotros. Aprovechando ademas que este mes es de Halloween (y que proximamente tendremos visita de muertos, brujos, fan y demas gentes de mal vivir), quizas sea un buen momento para leerse estas historias a la luz de una vela, amenazando en cualquier momento con apagarse... y que un ente sobrenatural (o un humano con intenciones aviesas, que es mucho mas terrorifico) entre a dar cuenta de nuestra alma...

Actualmente, es de sobra conocido que la literatura está de capa caída con respecto a los autores noveles: acogotadas por la crisis, las editoriales arriesgan poco y prefieren volver la vista a los clásicos, de una manera parecida a las productoras de cine, que escogen menos a menudo proyectos nuevos frente a la posibilidad de montar remakes. Y aunque a los escritores que estamos comenzando esta política no nos beneficia, cuando el otro día, sopesando las películas del pasado año, llegué a la conclusión (a falta de unas cuantas que todavía no he valorado) de que la mejor era un documental (“Comprar, tirar, comprar”, sobre la obsolescencia programada, que muchos ya habréis visto y que, si no, recomiendo), reconocí que es fácil recurrir a aquel viejo axioma (y sobre todo al observar los bodrios que de vez en cuando nos trae el nuevo cine) de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Con esto en realidad no quiero decir que adopte una postura u otra: en realidad autores buenos y malos los ha habido ahora y en el pasado y, como es frecuente, su rendimiento económico, su éxito o sus posibilidades comerciales no tienen excesivamente que ver con su calidad o con la emoción con que sus historias pueda disfrutarse. Sin embargo, si algo tiene de bueno esta moda es que ahora podemos encontrar reediciones de clásicos que nunca murieron, o que no merecieron morir. Es el caso de esta colección: “La sombra del asesino”, selección de relatos policiacos y de misterio y horror publicados por la editorial Valdemar.



Valdemar es una editorial especialista en asuntos relacionados con el misterio y el horror (y el nombre sin duda sonará a muchos de los fanáticos del género, entre otras cosas por el homenaje que le hace a Lovecraft): de ahí que escuchar que existe una antología con los mejores relatos de crimen publicados por ella suene realmente apetecible. Mucho más si observamos el cartel: Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant, Edgar Wallace… Para amenizar un poco la antología y que no sean nada más que relatos, éstos nos son presentados de una manera curiosa, como si se tratara de un juicio donde tuviéramos delante al culpable, los cómplices, jueces y letrados, y finalmente se impusiera condena. El truco no termina de fraguar del todo (más que nada, no aporta mucho), pero volviendo a la selección, y sin conocer a fondo el material de partida, lo cierto es que ofrece un surtido variadito y en ocasiones muy original. Como en toda antología, es poco probable que (sobre todo los aficionados a este tipo de cuentos) todas las historias sean para vosotros absolutamente novedosas, ni que todas os gusten, pero seguramente habrá un buen grupo (si no la mayoría) que no os hayáis leído y os hagan pasar un rato entretenido -o escalofriante, segun el punto de vista-, y sólo por esas ya merecerá la pena.

¿Qué podréis encontraros aquí? Pues desde clásicos como el padre Brown de Chesterton hasta autores más modernos como Robert Bloch. Desde maestros del terror como Bram Stoker (al que muchos conocéis como el escritor de Drácula), a cuentos procedentes de obras tan perturbadoras como El club de los suicidas de Robert Louis Stevenson o El asesinato como una de las bellas artes del inefable Thomas de Quincey. En esta selección no podía faltar Arthur Conan Doyle aunque, curiosamente, no con un relato de Sherlock Holmes; y es que en este sentido la antología también ha buscado la originalidad. Además de escritores a los que clásicamente se les conoce por aportaciones distintas al crimen y el suspense y que sin embargo tienen cabida aquí (como Charles Dickens, Herman Melville o H.G. Wells), autores cuyas obras más reconocidas sólo rozan el género tangencialmente (como Joseph Conrad u Oscar Wilde) o afamados filósofos (como Voltaire), el libro decide meterse en recovecos más abstrusos y permitir aportaciones humorísticas –aunque no por parte de cualquiera. De hecho, uno de los relatos está a cargo de Mark Twain, y otro, graciosísimo, da la nota hispana gracias al desternillante Jardiel Poncela (por cierto, con un relato de Sherlock Holmes). Y como este último detective –como J.G. Reeder, como el padre Brown, como Dupin- no podía faltar, ni en serio ni en broma, lo que el autor de la selección considera “una pequeña joyita”: la colaboración del hijo de Arthur Conan Doyle, Adrian, con John Dicknson Card, el experto en misterios de habitación cerrada, en un relato que combina un enigma de este tipo con la actuación siempre pertinente del más grande detective de todos los tiempos.

Faltarían unos cuantos, por supuesto: no están ni Agatha Christie ni Leroux y ni siquiera una mísera receta de cocina de Carvalho, pero contamos a cambio (y entre otros) con Jack el Destripador, animales exóticos y extraordinarios, momias egipcias, sucesos paranormales, y homicidas de variado tipo, pelaje y condición. Y es que esta antología de relatos policiacos se centra en el crimen y el asesinato en todas sus formas, desde el premeditado y por avaricia hasta el pasional y guiado por la locura, desde los sutiles entresijos de las clases altas hasta la abyecta profundidad de los bajos fondos, todo esto con un elemento común: el horror, la muerte, y, como algo peor, la infinita capacidad de ser humano para infligirle todo el daño posible a otros. Tampoco espacial o temporalmente se circunscribe el radio de acción de estos crímenes: historias ambientadas en la Edad Moderna o Contemporánea –incluso algún relato estilo pulp-, y situadas en lugares como la India (con el tono etnocentrista habitual de los escritores europeos de esta época), África, Francia, los Alpes y, por supuesto, la Inglaterra victoriana y eduardiana de la que fueron asiduos la mayor parte de los escritores de esta colección. Timadores, rateros, asesinos desquiciados o calculadoras mentes criminales, sacerdotes, policías, detectives, damas de alto postín y caballeros de baja ralea, intrigas políticas, celos o pasiones desatadas, en un universo que nos resulta a la vez exótico y sin embargo lo suficientemente familiar para que nos sintamos como en casa al sumergirnos en el interior del mismo, y que refleja todas las ambiciones y flaquezas humanas. En definitiva, una selección interesante y que satisfará tanto a los fans del relato-problema que pretenden ver un misterio bien urdido lleno de giros inesperados, como también de aquellos que gustan de la brutalidad y el realismo descarnado que emana de la novela negra, y también a los fanáticos del género de aventuras. Ya me contaréis.

1 comentario:

  1. Cojonuda recomendación,me apunto el libro para pedírselo a los reyes cual niño pequeño.Es para leer de noche,sólo en casa y con tormenta de fondo.Saludos.

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