lunes, 10 de diciembre de 2012

La historia corta de diciembre. Dedicadas a Eduardo Galeano (III)

             La chica no sabía si su amado la quería o no lo hacía: por eso, se puso a deshojar la margarita.

            La margarita, entonces, se mostró preocupada; sabía que, si le decía que sí, ella se casaría con él, y viviría una existencia amargada e infeliz; en cambio, si le decía que no, ella se pondría triste, porque él no la amaba. Por eso, decidió que, cada vez que la chica arrancase un pétalo, ella produciría otro; de esa manera, nunca tendría que tomar la decisión final.

            La margarita así lo hizo, y la chica siguió contando; lo hizo hasta que fue muy viejita, el pelo se le encaneció, y se le pusieron arruguitas alrededor de los ojos.

            Entonces, un día, se levantó; dejó simplemente la margarita a un lado y dijo:
            -¿Y a mí que más me da si me quiere o no me quiere? Yo soy feliz.
            Y se marchó a través del prado, buscando la felicidad por los caminos.

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