lunes, 28 de enero de 2013

Una de bibliotecas

Tengo una obsesión. En todas las historias mínimamente largas que trato aparece una biblioteca o similar en la cual se describen (incluyendo normalmente nombres concretos de libros y autores) los volúmenes que se encontran allí alojados.

Sin embargo, no soy el único. Borges decía que siempre había entendido que el cielo era "algo parecido a una gran biblioteca". En "La biblioteca de Babilonia", describe un lugar que almacena todos los textos posibles.

Existen otras grandes (o, al menos, afamadas) bibliotecas, librerías -en general, zonas de acumulación  de libros- en la historia del cine y la literatura. Entre otras:

-La biblioteca de don Alonso Quijano, repleta de historias de caballeros andantes.
-Aquella donde se refugia el ratón Firmin, voraz lector y devorador de libros, que se dedica, cuando no lee o se come las páginas de algún vetusto volumen, a admirar películas clásicas en un cine roñoso.
-La biblioteca de Hogwarts, donde Harry Potter se dedica a meterse en toda clase de líos y (a lo que menos) de vez en cuando a estudiar para sus exámenes.
-La biblioteca de la Universidad Invisible en Ankh-Morpok, dentro del universo del Mundodisco de Terry Pratchett, donde algunos libros deben estar encadenados como medida de seguridad, y la concentración de tantas páginas dedicadas a la magia provoca alteraciones en el frágil tejido de la realidad. Su bibliotecario es un orangután, pero procura no mencionarlo en voz alta (ni mucho menos decir la palabra "mono"), a no ser que lleves plátanos.
-La librería de Karl Konrad Koreander en La historia interminable.
-Algunas de las casas que trataban de rescatar todos los libros posibles de la quema en Fahrenheit 451. La biblioteca andante de los hombres que memorizaban libros, en esta misma obra.
-Cómo no, la biblioteca de Alejandría, reflejada en numerosas historias, pero especialmente en la película de Alejandro Amenábar Ágora.
-La librería de los hermanos en El club Dumas, de Arturo Pérez Reverte (y que siempre he pensado que se encuentra inspirada en una tienda de libros de segunda mano situada en Salamanca, la de los hermanos "Cementera". Eran muy asiduos a dejar carteles indicando: "Nos estamos pegando en la bodega", y cuando volvían, podías comprobar por sus pelos revoltijados que, efectivamente, era cierto. La leyenda decía que tenían todos los libros posibles. A un amigo de mi madre se le ocurrió comprobarlo y pidió un libro de título imaginado, "El hombre que perdió la badila". Para su sorpresa, se lo sacaron, y comprobado el milagro, no tuvo más remedio que comprarlo).
-El inmenso laberinto de la biblioteca del monasterio donde se ambienta El nombre de la rosa, ingeniado por Umberto Eco.
-La biblioteca donde el detective interpretado por Morgan Freeman resuelve buena parte del caso en Seven.
-El poema La biblioteca, de César Simón.
-La biblioteca de Turpin, cómic del autor Max publicado por entregas en El País Semanal y luego vendido como libro completo.
-El Cementerio de Libros Olvidados de La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón.
-La biblioteca particular que uno de los personajes tiene que ir vendiendo poco a poco -con todo el dolor de su corazón- debido a las penurias económicas en Los Miserables de Víctor Hugo.

Éstas son algunas. ¿Y vosotros?¿Cuáles son las bibliotecas -reales o imaginarias- que más os gustan?

1 comentario:

  1. Me gustan las bibliotecas...desde pequeña, que me llevaban mis padres cada semana a coger un par de libros...el olor característico, el silencio, el andar de puntillas entre millones de historias..y escoger...
    Así que siempre que leo alguna no puedo evitar verla, entre las letras, con esos olores, con los lomos viejos y nuevos juntos, mezclados...He de añadir a tu lista la biblioteca de Carvalho, de Vazquez Montalbán, por particular, pues se dedica a libros a destruir; y también la del agente Pendergast, de la serie de libros de Douglas Preston y Lincoln Child, llena de curiosas obras de alta alcurnia...Por ejemplo:)

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