martes, 2 de abril de 2013

La historia corta de abril. Historias del metro (7)


Esta historia me la contó un pajarito.


            Me encontraba en el autobús, aburrida, así que, en un momento de esparcimiento, me dediqué a pegar la oreja a la conversación más cercana. Una chica joven, de unos veintipocos años, síndrome de Down, llamaba por el móvil a su madre.
             -Mamá. Te llamo para decir que voy a llegar tarde. Te llamo para decirte que no te preocupes, porque he pensado que te ibas a poner muy nerviosa, que el autobús ha tenido una avería muy gorda, y el autobusero ha dicho, No llegamos, No llegamos, y al final hemos llegado, y ya estoy en el 27, y que llego a casa. Te llamo para decirte que hoy me he encontrado en la esquina del quiosco de las chuches a la directora del departamento de recursos humanos, y me ha dicho que mi jefa me quiere mucho, y habla mucho de mí, y muy bien de mí, y dice que trabajo muy bien. Mañana tenemos un congreso y hoy me ha tocado preparar la comunicación para las cien personas, y llamar a los de catering, y mi jefa, al terminar, ha venido, me ha dado la mano, y me ha dicho, Vengo a darte la mano, porque hoy has hecho muy bien tu trabajo, y decirte que te quiero mucho, no sólo como persona, sino porque además eres una buena trabajadora. Mamá... ¿estás orgullosa de mí? (Me pareció escuchar a la madre llorar al otro lado del teléfono, o quizá solamente me lo imaginé). Y mamá, y díselo también a papá, y díselo también a la familia, y díselo a mi hermano y a las primas, que quiero que lo sepa todo el mundo, ¿vale mamá?, (y ahí me bajé. Yo también tenía la lágrima en el ojo).

El pasado 21 de marzo fue el día internacional del Síndrome de Down

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