lunes, 16 de septiembre de 2013

El libro de septiembre: "Últimos días en el Puesto del Este", de Cristina Fallarás


No quiero yo comentar mucho sobre este libro que, en buena parte de los casos, los lectores devorarán de un trago, ansioso y, de manera probable, algo desordenadamente. La autora recomienda saborearlo mientras se escucha de fondo una composición musical concreta la cual produce una sensación incómoda, que nos hace revolvernos en el sitio, falta de armonía y asimétrica en su disposición. Y algo parecido provoca esta pequeña pieza sobre un apocalipsis no demasiado lejano, donde el orden establecido en el que parecíamos aposentado ha estallado en mil pedazos, y tan sólo nos quedan como recuerdos el amargor, la incertidumbre y las dudas. Leer este texto teniendo de fondo el escenario de la crisis económica nos hace evocar muchas sentencia apocalípticas que estamos escuchando en estos días, e informarse acerca de la propia experiencia personal de la autora (un día una periodista destacada en uno de los diarios punteros de España, al otro siendo desalojada de su casa como una afectada más por los impagos de la hipoteca) nos hace reafirmarnos en esta sensación de que estamos contemplando todos juntos un fin del mundo, el nuestro, del que primero hemos observado su debacle económica, pero luego vendrá la caída psicológica, la administrativa, la social, la ambiental..., hasta que finalmente se desbarate todo bajo el influjo de los bárbaros que ante nada se detienen ni jamás dudan, y perdamos todo lo que creíamos haber tenido. Así hasta que -como predice la autora-, en un puesto abandonado en el que tan sólo hemos sobrevivido unos pocos, nos peleemos por las escasas posesiones materiales que todavía nos quedan, nos aferremos a los restos que han sobrevivido del naufragio, abandonemos los últimos vestigios de educación, de humanidad y de convivencia y aguardemos una forma de actuar, a unas personas y una esperanza que, ahora más que nunca, jamás han existido ni volverán. Una de las cosas que más me han llamado la atención de este libro, escrito con una crudeza y brutalidad desde las vísceras, es que se nota desde la primera línea una mano femenina, en el sentido de dirigirse a la parte de nuestra dignidad inmediatamente por debajo de la piel (alguno reconocerá esta metáfora que tanto me encandiló de la obra "V de Vendetta"), de entremezclar las pasiones presentes y pasadas, lo que no somos y lo que fuimos, no destacando tan especialmente los acontecimientos que le suceden directamente a los protagonistas como hechos catalogables y objetivos, sino, especialmente, el estremecimiento en las entrañas que estos sucesos nos hacen vibrar. En definitiva, una narración post-apocalíptica que no habla sobre el futuro, sino sobre el presente, y más que de protagonista externos, nos descubre aspectos sobre nosotros mismos que tendríamos que recordar. Sentiremos el dolor igual que la propia protagonista de la historia, y quizás, de esta manera, observando cómo nos lo han arrebatado todo, quizás tengamos más fuerza para salvar lo que ahora amamos del presente, y quizás impedir que "los otros", los bárbaros, nos quieran quitar todo lo bueno que hemos vivido. En definitiva, un relato perturbador donde las piezas no encajan del todo, pero esto es lo que nos hace precisamente saber que tiene que ser así. En su falta de perfección, se pone más de relieve que nunca su grandeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario