martes, 15 de diciembre de 2015

El libro de diciembre:"Hombres buenos". Algunas reflexiones personales adicionales.

Arturo Pérez Reverte es autor de varios libros que he devorado en el pasado. La piel del tambor, El húsar, El maestro de esgrima, La sombra del águila, La tabla de Flandes, El club Dumas, o las primeras entregas de El capitán Alatriste me impactaron mucho en su día. Pero un texto más actual me ha llamado recientemente la atención, su última novela, Hombres buenos. Y, después de leerlo, quiero compartir con vosotros lo que me ha parecido y, después, unas cuantas reflexiones personales que vienen a cuento de lo que me ha hecho reflexionar esta historia.

"Hombres buenos" se basa en un hecho real: la adquisición y transporte a España, por parte de la Real Academia de la Lengua Española, de una primera edición de la Enciclopedia francesa. Demos un paso atrás para explicar el contexto: es el siglo XVIII, y después de un largo período de oscuridad en Europa, algunos autores empiezan a hacer hincapié en que debería ser la Razón (con mayúsculas), y no las viejas costumbres o las creencias religiosas, las que controlen la mayoría de nuestros actos. En el llamado Siglo de las Luces, filósofos como Diderot, D'Alembert o Condorcet deciden reunir en una sola obra todo un compendio del saber humano hasta entonces. Una obra progresista, iluminadora, que intenta que sea el conocimiento el que dirija el rumbo del mundo, y los filósofos, matemáticos y físicos los que modifiquen -para bien- la vida de un pueblo que debe recibir más atención por parte de sus gobernantes, en lugar de contar tan sólo con obligaciones. Voltaire, Rosseau, Newton, eran algunos de los inspiradores de esta obra. Y parece que, entre de las monarquías europeas, algunos están comenzando a reconocer su importancia, y el concepto de soberano ilustrado ("Todo para el pueblo pero sin el pueblo") acaba por ponerse de moda.

No obstante, la vida no es fácil para esos enciclopedistas. A la Iglesia no le gusta que su milenaria capacidad para decidir lo que es verdad o mentira, bueno o nocivo para el hombre, sea puesta en entredicho. A muchos no les gusta que las nuevas ideas (que incluyen revisiones sobre la forma de gobierno de los hombres, y ponen por tanto en duda la forma de ordenación de la sociedad) se extiendan entre el populacho. Y los reyes pueden verse cohibidos tanto por las presiones externas como por sus propios escrúpulos religiosos o el miedo a perder sus privilegios de clase. Eso hace que la Enciclopedia sea incluida en el índice de libros prohibidos por la Inquisición, y que sólo una cierta manga ancha permita que algunas ediciones circulen de manera clandestina en Francia. En el relato de Pérez Reverte, se reproduce a partir de los registros de la Real Academia de la Lengua Española como ésta (de relativa autonomía intelectual por aquella época) aprobó conseguir una copia de esta Enciclopedia de cara a empaparse de la misma y transmitir parte de su sabiduría a los diccionarios de la Lengua Española: para ello se decide enviar a París, a adquirir los veintiocho volúmenes de los que consta, a "dos hombres buenos". Dos académicos en cuya piel se mete Reverte y nos arrastra consigo.

Uno de los mejores logros del autor (quien, por cierto, utiliza su propio proceso documentación como medio de transporte para llevarnos a través de la trama) es la consecución de estos dos personajes principales, con quien no te tienes más remedio que encariñar. El primero, el "almirante" don Pedro Zárate, viejo marino experto en vocabulario naútico, de ideas reformistas y bastante anticlericales, pues opina que la Iglesia en gran parte responsable de la situación de oscurantismo que domina España (para que os hagáis una idea, hasta se interponía a la vacuna de la viruela porque atentaba contra los designios de la divina providencia); por otro lado, don Hermógenes Molina, el bibliotecario, un hombre dulce y amable, el típico sabio despistado y bonachón que produce ternura con tan sólo una sonrisa, y que trata de conjugar su fe en las reformas con su fe también en el cristianismo, lo cual le lleva a no pocas discusiones a lo largo del camino con su escéptico compañero de fatigas. Pero el natural sentido del deber y la bonhomía de ambos hombres, junto con las aventuras vividas codo con codo, hacen que estos personajes tan distintos en algunos aspectos se conozcan a lo largo del viaje, se hagan amigos y se protejan mutuamente. Dispuestos a correr toda clase de peligros por conseguir su propósito.

Y, efectivamente, los peligros les acechan. Académicos del partido conservador, e incluso alguno de los del ilustrado que pretende apropiarse de la exclusividad del saber procedente de Francia, conspiran a través de un "hombre para todo" (el amenazador villano de esta historia) para que no logren llevar su empresa a buen puerto. Una labor que se ve obstruida además por la dificultad de conseguir un libro prohibido, del que hay pocas copias y no todas de fiar. En fin, un trabajo complicado para nuestros dos hombres buenos.

A través de los dos académicos, descubrimos las entrañas del París de estos años: los cafés donde se reúne la intelectualidad; los salones donde la nobleza disfruta de la frivolidad y la galantería; el submundo de los duelos entre caballeros, o del de la venta ilegal de libros prohibidos, tanto ilustrados como pornográficos. Resulta interesante también el retrato que hace Reverte de los distintos protagonistas del flujo de ideas que anda bullendo en Europa en esos momentos, si bien en algunos momentos nos puede resultar algo sesgado y/o influenciado (para bien o para mal) por lo que sabemos que harán después y por la propia la mentalidad del siglo XXI: los ilustrados y enciclopedistas franceses, confiados (inútilmente, como sabemos) en que los reyes desarrollen las tan ansiadas reformas para que de esta manera los cambios tengan lugar de manera pacífica; un pueblo en buena parte acostumbrado a la apatía y que quiere creer que sus gobernantes son bondadosos y velan por ellos; algunos de los futuros revolucionarios, en buena medida intelectuales que no han sido reconocidos y que guardan rencor contra el mundo, creyendo que para que venga la limpieza es necesario primero un amplio baño de sangre; y, finalmente, las condiciones miserables y de carestía que hicieron que, en 1789, el pueblo francés explotara y pidiera por las armas lo que sus gobernantes no habían querido darles a pesar de las ideas de la Enciclopedia. Un período sangriento y salpicado de turbulencias en buena medida, pero al cual no cabe duda que debemos que ahora vivamos en otro tipo de sociedad.

Reverte relata una historia que no era fácil de narrar (al fin y al cabo, son dos académicos comprando un libro, incluso aunque este objetivo esté lleno de trampas), pero consigue salir adelante, empleando a veces trucos que él mismo nos revela en parte junto con la trama, como la creación de un alter ego escritor, miembro también de la Academia, que pretende informarse acerca de las andanzas reales de nuestros dos protagonistas. El libro, desde luego, está muy bien documentado, y las descripciones de los ambientes y personajes son sistemáticas y profundas. A veces, en ese sentido, se podría pensar que Reverte incurre en un riesgo que ya le amenazó en otras novelas (como "Trafalgar" o "El asedio"), y es que la novela descriptiva y costumbrista supere a la trama y los personajes, y la historia quede devaluada frente al retrato de una época y un entorno concretos. No obstante, en "Hombres buenos", lo que no falta es precisamente es alma. Y eso es porque estos dos académicos (hombres ancianos, en gran medida pacíficos, cuyas vidas han transcurrido siempre en los márgenes de la historia) están dispuestos a sacrificar todo lo que tienen en pos de un objetivo: la defensa de la razón, de unas ideas reveladoras que -confían- conseguirán llevar a la humanidad a un futuro más próspero, más libre, más justo. Este libro es, por tanto, una defensa del saber y de los libros como una manera de obtener el progreso material e intelectual de los hombres, y da por tanto un paso adelante en favor de la Enciclopedia, la Ilustración, y también de aquellos hombres que la difundieron y la hicieron posible. Es un relato de individuos que lucharon la batalla de las ideas contra la barbarie. De personas, en definitiva, que no se quedaron a un lado y se atrevieron a luchar. Es una historia no sólo de hombres buenos sino, también, de hombres valientes.

***

Ahora viene el turno de la reflexión personal. Otros libros han tratado en el pasado la importancia de este momento histórico en el que España tuvo la posibilidad de apostar por el camino de la razón y las luces y sin embargo se quedó a medias. Por ejemplo, Buero Vallejo, en su obra de teatro "Un soñador para un pueblo", cuenta cómo el marqués de Esquilache trata de promover iniciativas que ayuden al pueblo, y éste, manipulado por nobles que le utilizan en su beneficio propio y contra Esquilache, se rebelan contra el ministro y fuerzan a Carlos III a destituirle. En otros posts de este blog, hemos hablado de personajes revolucionarios de épocas posteriores (como Riego, que intentó que Fernando VII tuviera en consideración a las Cortes en defensa de una mayor libertad política) y también de qué hubiera pasado si aquellos ilustrados (hombres buenos, como dice Reverte) hubieran tenido mayor éxito en la consecución de sus ideas.

Lo cierto es que, como dice el propio Reverte en su libro, la historia del Siglo de las Luces español es una historia de la España que pudo ser y no fue (quizás por eso titulé a mi relato acerca del tema, en el último enlace, y parafraseando a Machado, como "un día en la otra España". Una España en la que a muchos nos gustaría vivir). Sí, Carlos III realizó unos cuantos intentos, pero el hecho es que la Iglesia pesaba mucho, los nobles no querían ver recortado su inmenso poder (no pagaban impuestos y poseían la mayor parte de la riqueza del país) y, como la mayor parte de los monarcas ilustrados (incluyendo ejemplos como Catalina la Grande o los franceses) tenían miedo de que, si se ponía en duda la divinidad de su poder o perdían en apoyo de la nobleza, corrieran el riesgo de perder su trono. De hecho, la historia nos dice que tanto estos monarcas como sus sucesores retrasaron o impidieron tanto las reformas que los pueblos tuvieron que exigirlas por la vía violenta, obteniéndolas finalmente no sin mucha sangre, sacrificio, y varios períodos más que terribles ... y a veces, ni siquiera consiguiéndolas del todo.

La verdad sincera es que España ha llegado tarde a la mayoría de las revoluciones, cuando siquiera las ha iniciado. Decía Reverte que el momento decisivo para la historia de España fue el concilio de Trento, pues tuvo que escoger entre la luz y el oscurantismo, y optó por lo segundo (también es conocida su frase, popularizada a través de este vídeo y mencionada de nuevo en este libro, de que en España hubiera hecho falta una guillotina, al menos en el terreno simbólico). En el Siglo XVIII, las iniciativas por cambiar el país fueron muy suavizadas, e incluso el término "iluminación" se cambió por el de "ilustración" porque sonaba más diluido. Pero también nos ha pasado en tiempos posteriores, con la Restauración, la caída de la II República, y 40 años de franquismo tras los cuales el dictador murió en su cama. Lo cierto se que cada vez que se ha intentado hacer un cambio profundo (en lo científico o en lo social) que nos sacara de las anquilosadas estructuras del pasado y lograra mayores niveles de progreso y bienestar para la mayor parte de la población, estas ideas han sido tachadas de "radicales" (recordemos que términos como democracia, laicidad o estado de bienestar han recibido este apelativo) y prohibidas, silenciadas e incluso motivo de violentas respuestas, como fue el caso del inicio de la Guerra Civil Española, que aniquiló buena parte de esas reclamaciones como una losa que se tardó mucho tiempo y de mala manera levantar.

Hoy en día, vivimos tiempos relativamente parecidos al de la Revolución Francesa. La brecha social, que había ido disminuyéndose muy poco a poco durante siglos, vuelve a aumentarse (generando una masa de "precariado", desahuciados, trabajadores pobres o excluidos del sistema) de una manera que no hubiéramos imaginado en décadas. Europa entera se ve dominada por los privilegios de unos pocos (una oligarquía financiera que controla al poder político gracias a la influencia que puede conseguir su dinero), los cuales luchan por mantener la ortodoxia, como la Santa Alianza de las monarquías europeas que en su día se opuso a la naciente revolución procedente del país galo. Al mismo tiempo, frente a los que piden un cambio de verdad, que acabe con los penosos niveles de desigualdad, falta de representatividad y difíciles condiciones de vida, se nos presentan aquellos que piden "un cambio tranquilo, un cambio sensato", el cual, como el de los nobles y reyes ilustrados, es difícil que vaya a llegar, porque ellos están más a gusto manteniéndose en sus posiciones y retrasando las necesarias modificaciones todo lo posible. Y si esos mismos privilegiados ponen al pueblo (incluso en contra de sus propios intereses) en enemistad con los reformadores -como es el caso del motín de Esquilache- simplemente para conseguir sus beneficios particulares, pues mejor que mejor, piensan ellos. Al fin y al cabo, se dicen, la gente es fácil de manipular. En la obra de Buero Vallejo, sin embargo, aparecía algún representante del pueblo llano, de los más desposeídos, que contemplaba de cerca a Esquilache y apreciaba su intención de modificar para bien la sociedad. Buero Vallejo, en medio de los años del franquismo, seguramente quería encontrar en esa sección de la población la mirada de aquellos que reconocen las ideas de iluminación que pueden ayudar a cambiar el mundo. Y se aferraba a esa esperanza para creer que las cosas podían mejorar.

Todas las revoluciones, sí, han llegado tarde o han fracasado en España. Desde la de los Comuneros, seguida de aquella que intentó hacer jurar la Constitución a Fernando VII, pasando por todas las demás. Hemos conseguido grandes avances, sí, pero ha sido por esfuerzo de revolucionarios individuales (y también de las grandes masas de "indignados" que les seguían) los cuales se han esforzado -a pesar de lo negro que pintaba el futuro en ocasiones- en seguir adelante, en hacer lo que era necesario. Por el futuro de ellos y el de sus hijos. Y por la esperanza de que, un día, una de esas revoluciones tenía que triunfar.

Dentro de poco, los españoles tenemos otra vez la posibilidad de apostar por el cambio. Nos lo tratan, por supuesto (por parte de los grandes grupos financieros, políticos, mediáticos) de evitar de todas las formas. Volviendo a llamar "radicales" a las reclamaciones políticas que (esperemos) nuestros hijos un día considerarán normales. Apostando por un cambio descafeinado que no provoque grandes alteraciones. Tratando de defender los derechos de los privilegiados como si fueran los nuestros propios, o desmontando aquellas conquistas sociales (educación y sanidad públicas, ayudas sociales a los más desfavorecidos -situación en la que cualquiera podemos encontrarnos-, derecho a un empleo digno, una sociedad que vele por cada uno de sus miembros) que se tardaron tantos años y tantos sudores en conseguir.

En esta ocasión, sin embargo, hay que apostar porque el cambio es posible. Y es posible, además, porque a pesar de las dificultades que opone el sistema, a pesar de todas las trabas que nos colocan, los sucesivos esfuerzos de los que estuvieron antes hacen posible que pueda conseguirse (como nunca hemos gozado de la ocasión) de manera pacífica, colectiva y democrática. Tenemos una oportunidad histórica para lograrlo. Pero, para ello, es necesario que nos armemos de valor, de derecho a reclamar lo que nos corresponde. Que olvidemos el miedo, que no pongamos excusas ante la injusticia. Que asumamos que son los ciudadanos los que tienen el poder, y no los que simplemente lo solicitan en voz baja para ver si les cae algo. Hemos de convertirnos en los dueños de nuestro propio destino, para así ayudar no sólo al más débil, sino ayudarnos también a nosotros mismos. "Liberté, egalité, fraternité"... ¿No eran ésas las cosas por las que andábamos luchando?

En efecto, sí, todo eso queremos. Pero no vendrá solo. Los derechos y las conquistas sociales no se obtienen a no ser que luchemos por ellos, y no se mantienen a no ser que hagamos un esfuerzo para conservarlos. Para lograrlo, hacen falta hombres y mujeres buenos; y también, asimismo, hombres y mujeres valientes.

Hay que apostar por el futuro. Yo apuesto porque éste tiene que llegar alguna vez. Hay que apostar por la gente, por el fin de la injusticia, por un mundo más digno, más humano. Hay que apostar porque ha llegado el momento de que se lleve a cabo el cambio. Hay que desear que este país se mueva para mejor. Yo creo que, el 20-D, nosotros (todos juntos, unidos, en esta ocasión sí, de una vez por todas), sí que podemos.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Constitución española: ¿renovarse o morir? Algunas propuestas

Saludos. En estas fechas celebramos el día de la Constitución española, aunque alguno se pregunta si aún le quedan fuerzas para soplar las velitas. Y es que, efectivamente, en los últimos tiempos se la ha criticado mucho. Se ha dicho, entre otras cosas, que aunque estuvo muy bien en su día, ahora no responde a las necesidades actuales, y que por ello necesita modificarse. Para intentar dirimir esta cuestión, he entresacado algunas propuestas de reforma procedentes de varios grupos políticos (las he colocado de manera resaltada, preferentemente en cursiva) y a continuación cuelgo -procedentes de varios enlaces de Internet- algunas fotografías y/o declaraciones de políticos e instituciones que, a mi juicio, ilustran claramente por qué deben  llevarse a cabo dichos cambios.

Y luego, después de eso, os contaré una historia. Paciencia para los que crean que se hace un poco largo, aunque, si queréis, podéis pasar directamente al final  en cuanto creáis que habéis cogido la idea.


Empezamos:


La estructura interna y funcionamiento de partidos políticos y sindicatos deberán ser democráticos.



Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquiera otra condición o circunstancia personal o social.



Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad (...) El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos, y su programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y economía. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.



Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica. De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo. Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres.



Se reconoce el derecho a la protección de la salud.

Albert Rivera: "Las condiciones que exigimos para acceder a la sanidad pública son: tener DNI español o permiso de residencia en España. Las urgencias, los niños, las embarazadas, las enfermedades graves y contagiosas... estos casos también tienen acceso a la sanidad incluso con gente que no cumple la ley en España".

eldiario.es: <<La Agencia Europea de Derechos Fundamentales pidió a los estados miembros que "no debe limitarse sólo a la atención en urgencias, sino que también debe incluir otras formas de asistencia sanitaria esencial, como la posibilidad de asistir al médico y recibir los medicamentos necesarios">>.

Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general.



El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y orientará su política hacia su retorno.




Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.



Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.




Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural.

Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos. Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.

La justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar. El Ministerio Fiscal, sin perjuicio de las funciones encomendadas a otros órganos, tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social. El Ministerio Fiscal ejerce sus funciones por medio de órganos propios conforme a los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica y con sujeción, en todo caso, a los de legalidad e imparcialidad.

Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general. El Estado, mediante ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución. La ley regulará el régimen jurídico de los bienes de dominio público y de los comunales (...)
eldiario.es: <<El líder de Ciudadanos se refirió de pasada a "un oligopolio eléctrico, en telefónicas, aerolíneas o gasolineras" (no en banca, su antiguo sector), cuyos abusos deberían ser, en su opinión, castigados por una autoridad de la competencia que no tenga, como la actual, a sus "árbitros comprados". Pero de expropiar, nada. Cualquier tentativa en este sentido "es Cuba".  "Por tu regla de tres, todos los servicios que se prestan en una sociedad acaban por ser del Estado", dijo Rivera a Iglesias, algo que tiene un "viejo nombre": comunismo.
Según el líder de Ciudadanos, Europa no "permite" tener empresas públicas: "Hemos heredado empresas públicas como Tabacalera, Iberia, y Europa dijo: de eso, basta", argumentó. Lo cierto es que España privatizó sus empresas públicas porque así lo quisieron sus Gobiernos de turno. "Pregúntales a los franceses si tener una compañía eléctrica pública es un modelo obsoleto", espetó Iglesias a Rivera>>. 

España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía popular reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del estado




La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
-Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
-Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular.
-Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
-Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
-Establecer una sociedad democrática avanzada, y
-Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.


Vale. Ahora viene la historia. Hace bastantes años, en plena Guerra Fría, un grupo de norteamericanos pertenecientes al Partido Demócrata empezaron a repartir panfletos por la calle. Varios republicanos, al leerlos, les acusaron de realizar propaganda comunista. Lo cierto es que esos panfletos contenían fragmentos de la Constitución estadounidense.

Como muchos habréis adivinado, los fragmentos de "propuestas" que he colgado son en realidad artículos extraídos de la Constitución Española, con algunos ligeros cambios de orden y formato de cara a favorecer su exposición. Igualmente, hemos de ser conscientes de que, si la selección hubiera sido realizada de otra forma, el tono de las "propuestas" hubiera parecido muy distinto.

Varios artículos dicen que no hace falta modificar la Constitución: que el problema no es su contenido, sino que de ella se han apropiado precisamente los que nunca creyeron del todo en el texto. Pero nada más lejos de la intención de este post que argumentar que la Constitución de 1978 (una de las pocas de la historia de España que contiene mecanismos para cambiarla) no debe ser modificada. Por ejemplo, Julio Anguita protestaba de que, en virtud del artículo 23, se pueda reclamar ante el Tribunal Constitucional el incumplimiento de algunos epígrafes (los llamados derechos civiles), pero en cambio no se puedan reclamar otros (los llamados derechos sociales, entre otros el derecho a la vivienda). Y algunas de las reformas constitucionales que proponen los partidos de cara a las próximas elecciones van en esa dirección.

Este humilde texto, sin embargo, pretende sobre todo hacer reflexionar a través de una serie de preguntas: ¿por qué los partidos que más enfervorizadamente defienden la Constitución son los que más la incumplen?¿Por qué hay artículos que jamás deben desobedecerse, y algunos cuyo seguimiento es tan sólo relativo?¿Por qué ciertos apartados no se han modificado nunca, y apenas se han requerido un par de noches 
para cambiar otros?¿Como es que son los denominados "partidos anti-sistema" los que exigen cambios en el texto, y por qué estas alteraciones, en el fondo, dan la impresión de tratarse de intentos de que el espíritu original de la "ley de leyes" se cumpla de verdad?¿Es razonable que algunos fragmentos de la Constitución parezcan ahora mismo -más que una ley con vigencia- secciones del programa electoral de IU, Equo o Podemos?

En definitiva, ¿por qué algunos de los derechos incluidos en la Constitución se consideran ahora privilegios? O, diciéndolo de otra manera, ¿y si en lugar de reformar la Constitución, empezamos primero por creérnosla?

Lo mismo, a partir de entonces, las cosas empiezan a cambiar.

martes, 1 de diciembre de 2015

La historia real de diciembre: Animales muertos

Este mes de diciembre se celebra una nueva cumbre sobre el cambio climático en París. Una vez más, volverán a ponerse soluciones sobre la mesa para afrontar este reto que asoma al ser humano al abismo, y (seguramente, una vez más) volverán a adoptarse vagas resoluciones  que no llevarán a ninguna parte. Pero el tiempo se nos acaba, las consecuencias del ascenso de la temperatura dan sus primeros signos de aviso, y los ecosistemas se alteran de manera en algunos casos irreversible, siendo quizás su más temprano reflejo la extinción de ciertas especies que en algunos casos ya bordean la leyenda y, en otros, nunca creíamos que íbamos a dejar de ver. Con el objetivo de concienciar acerca del tema, ofrecemos en este post un pequeño muestrario de alguno de los animales (las especies vegetales ocuparían seguramente una enciclopedia) que el hombre ha llevado a la extinción, desde los tiempos antiguos hasta ejemplo más modernos. ¿Volverán algún día a existir -como apuntan algunos proyectos de ingeniería genética-, o, en cambio, nos añadiremos también nosotros mismos a la lista de animales extintos? Quizás analizando cada ejemplo lo podamos dilucidar.

-Prehistoria: ¿mamuts y neardentales? Como casi todos los detalles previos a la existencia de registros históricos, el asunto no está claro. Parece que hay indicios de que la caza intensiva de mamuts pudo llevar a su desaparición, pero un cambio climático presente en aquella época (el fin de las eras glaciares) pudo ser también el causante, o al menos formar parte de la ecuación que llevó al desastre. En cuanto a los neardentales (o cualquiera de las especies de homínidos relacionadas con la nuestra -animales después de todo-), también existe el misterio sobre si la causa de su extinción fue el cambio de clima, la falta de adaptación a las nuevas condiciones reinantes, o la competición por el mismo espacio que los Homo sapiens sapiens. Sobre la famosa teoría de que humanos y neardentales pudieron tener descendencia conjunta, las últimas investigaciones parecen apuntar aunque, si bien hubo cruces, fueron bastante esporádicos (calculan que unos siete a lo largo de los miles de años de relación conjunta). Así que, si bien en escasa medida, sí que parece que en parte es verdad aquello de que tenemos algo de Neardental dentro de nosotros.

-El dodo. Simpática por su graciosa apariencia, este pájaro gordo y algo torpe no estaba sin embargo preparada para que a las islas Mauricio llegaran en el siglo XVII un montón de exploradores hambrientos a quienes las aves no consideraban sus enemigos a pesar de devorarlas a dos carrillos y comerse todos sus huevos. No está claro si su carne era especialmente sabrosa, pero la cuestión es que, en apenas un siglo, ya se habían extinguido todos los miembros de su especie. Ha sido quizás el primer caso de especie extinta por el hombre que fue conocido por el gran público, y quizás por eso la cultura general lo tiene muy presente: hasta Iker Jiménez divulgó unas más que dudosas imágenes de un supuesto dodo actual dando vueltas delante de una cámara. E, incluso, en este humilde blog, le hemos hecho también algún pequeño homenaje.

-El virus de la viruela. Parece extraño incluir (en una lista que pretende promover la conservación de la naturaleza) a un bicho letal que se ha cargado a tantísima gente, pero lo cierto es que su relevancia radica en ser la primera especie que fue extinguida a propósito. Si bien la vacuna ideada por Jenner hizo mucho por disminuir su avance, no fue hasta que la URSS -en un ataque de propaganda del régimen comunista- realizó una vacunación masiva a nivel mundial a mediados del siglo XX cuando pudo declararse oficialmente erradicada la enfermedad. Aún hoy, sin embargo, no se ha querido eliminar la totalidad de los especímenes existentes (la investigación sobre la viruela podría llevar a mejores tratamientos contra otras enfermedades virales) y quedan dos muestras en sendos laboratorios de máxima seguridad en Inglaterra y Estados Unidos. El de Inglaterra sufrió una fuga en los años setenta que condujo a la muerte de la abuela de la periodista que había acudido allí para realizar un reportaje, lo cual condujo al posterior suicidio del responsable de las instalaciones. Hoy en día, los últimos reservorios de la viruela parecen tranquilos, aunque hay mucho debate sobre si ese tipo de lugares pudieran ser objetivo de terrorismo biológico. En todo caso, y afortunadamente (a pesar de la insistencia de los antivacunas) parece que otras especies de patógenos dañinos para el hombre podrían incorporarse a esta lista, como el (ya mencionado en otro post) parásito Dracunculus medinensis

-El tigre de Tasmania. Conocido también como tilacino o lobo de Tasmania, sobre este animal hay un área de misticismo y leyenda. Injustamente acusado en ocasiones de diezmar el ganado (parece que incluso se trucaron fotografías para convencer al gran público de este hecho), su caza masiva provocó que en los años 30 se creyera completamente extinto aunque, desde entonces, avistamientos puntuales han provocado continuas dudas sobre si pudiera encontrarse escondido algún ejemplar en los intrincados bosques de Tasmania. El magnate de la televisión Ted Turner ofreció incluso una jugosa recompensa para aquel que demostrase su existencia (más tarde le imitaron otros), aunque el tiempo ha pasado y sigue sin haber evidencias claras más allá de alguna fotografía dudosa. Esta falta de certeza ha provocado que el cine y la literatura hayan quedado prendados por su figura en más de una ocasión: a mí me cautivó un libro infantil que trataba sobre el tema (todavía me sigue obsesionando), y la película The Hunter se ha atrevido a poner rostro, bajo efectos digitales, a un hipotético último tilacino aún vivo y perseguido hasta la extenuación. Mientras tanto (cosas de haberse extinguido en la época moderna) siempre nos quedará el inquietante, conmovedor e hipnótico vídeo del último ejemplar conocido en cautiverio. Aunque no es lo mismo que saber que anda por allí afuera, menos es nada: con buena parte de los animales extintos, la Tierra no nos ha dado esa oportunidad.

-Aves gigantes: Los moas, el emú negro y el pájaro elefante (criaturas más verosímiles en una película fantástica ambientada en la época prehistórica que como seres reales y vivientes) poblaron respectivamente Oceanía y la isla de Madagascar hasta que la caza indiscriminada por parte de las primeras poblaciones humanas en esas zonas las esquilmó. No obstante, sus compañeras más pequeñas también han sufrido estragos: es el caso de las palomas pasajeras (el ave más común en Norteamérica hasta hace 200 años, hasta que una campaña para obtener su barata carne con el objetivo de alimentar a pobres y esclavos llevó su población al límite), o incluso de algunas de las especies de gallinas que producen los clásicos huevos blancos, por la simple preferencia de los consumidores por las que ponen los huevos morenos, que hace que las primeras estén a punto de desaparecer.

-En Oceanía: La llegada de los europeos y de las especies invasoras que trajeron consigo (el zorro entre los máximos implicados) fueron la causa de la extinción de algunos animales que habitaban en este entorno aislado: es el caso, entre otros, del bilby, el Toolache Wallaby o el Norfolk Kaká. El chochín de la isla Stephens fue descubierto casi en el mismo momento de su extinción: la leyenda dice que un gato le fue trayendo a su dueño (un farero que tenía como afición la ornitología) sucesivos ejemplares hasta que éstos, un día, se agotaron. De creerla a pies juntillas, sería el primer caso conocido de una especie completa que fue extinguida por un único animal, el susodicho gato, traído a la isla por su dueño europeo. No obstante, el caso es mucho más complejo: parece que en otras islas cercanas también había miembros de esta especie antes de la llegada de los occidentales (en esta isla, los chochines se extinguieron por culpa de las ratas que viajaron junto con los primeros colonizadores polinesios) y, por otro lado, algún blog se ha encargado de recordar la responsabilidad de la dejadez humana en la desaparición del pobre bicho, culpabilidad de los naturalistas del siglo XIX incluida.

-En el mar: Lo que no se ve no se conoce y, por tanto, lo insondable de las profundidades marinas está evitando que podamos apreciar la enorme mortalidad que produce la acción de la pesca sin control. Conocido es el peligro que corren las ballenas por su captura directa (la ballena gris del Atlántico, de hecho, desapareció en el siglo XVII), y también el daño que determinados tipos de redes pueden ejercer al capturar tortugas y delfines que caen accidentalmente en sus trampas. Como ejemplos de extinción de mamíferos marinos de gran tamaño, tenemos al dugong de Steller (devorado en el mar de Bering en el siglo XVIII) o la foca monje del Caribe (también desaparecida por lo comestible de su carne; la foca monje del Mediterráneo, por contra, está casi en las últimas debido a la megalomanía constructora en la costa del Meditérraneo. En España han sido prácticamente expulsadas de su nicho ecológico). Pero los propios peces también están en peligro. Algunos de forma directa, como el atún rojo, u otros de manera sutil: un ejemplo muy bueno es el de este post de @aberron, que muestra cómo la pesca constante en un territorio puede provocar que, con el tiempo, las capturas sean más pequeñas y nos acostumbremos a una naturaleza cada vez más menguada (En este sentido, me acuerdo de las declaraciones de un periodista que afirmaba que, contrariamente a lo que parece en los documentales, las selvas, en comparación con lo que mostraban antaño, se encuentran estremecedoramente vacías).


-Grandes mamíferos: Muy dependientes en ocasiones de su medio ambiente, sin duda su desaparición es doblemente dolorosa por la admiración que nos despiertan esos animales, y por lo evidente que se hace su ausencia en el nuevo entorno. A las variedades de tigre que han ido desapareciendo en los últimos tiempos (en muchos casos por la caza con fines exclusivamente deportivos) se suman especies como el rinoceronte negro de África Occidental (víctima de la caza furtiva, entre otras razones por su cuerno) o el raro delfín de río chino, quien, después de algún avistamiento aislado, fue oficialmente declarado extinto en 2008, víctima de la industrialización alrededor de las cuencas fluviales chinas. Otros felinos y tipos de lobo también han desaparecido o están en peligro constante por la alteración de su hábitat o la presión de los cazadores. Ya de los grandes hervíboros, cazados por su carne, ni hablamos: el antílope azul en la sabana africana, el hipopótamo enano en Madagascar, o la casi desaparición del bisonte norteamericano son buenas muestras. Para los aficionados a la historia, les dolerá saber que la especie de elefante cartaginés que Aníbal se llevó a conquistar Roma acabó sus días luchando en el Coliseo romano. Un ejemplo muy paradigmático es el del quagga, una clase de cebra que se extinguió sin que nadie se diera cuenta por la habitual confusión con sus parientes cercanos, de modo que su desaparición (tanto para conseguir su carne y su piel como para evitar que compitiera por el pasto con el ganado) fue descubierta cuando ya era demasiado tarde como para evitarlo.


-Anfibios e insectos: Dicen que los anfibios, por esa particular dependencia del agua que poseen, son muy sensibles a las alteraciones del entorno, y esa fragilidad es la que los hace ser los más tempranos marcadores de la degradación de un ecosistema, pues son los primeros seres afectados. Numerosas especies están desapareciendo -a causa de la contaminación o desecación de los lugares donde habitan- a una velocidad que muchos científicos destacan como alarmante (de entre ellos, el sapo dorado es el más conocido). Más flagrante incluso es el caso de los insectos, ya que su difícil estudio hace que determinados actos de barbarie del hombre (la tala abusiva del Amazonas, por ejemplo) provoquen que se extingan un incontable número de especies sin que ni siquiera los taxónomos hayan podido catalogarlas.

-Extintos en el último año. Para que comprobemos que el ritmo de desaparición no es ni mucho menos una exageración de los científicos, unos cuantos ejemplos de especies declaradas extintas en 2014, en la mayor parte de los cuales el hombre tuvo algo que ver: el eslizón del bosque de la isla Navidad, cuyo único espécimen falleció este año en un zoológico (las especies invasoras minaron su supervivencia); la tijereta gigante de Santa Helena (además de depredadores invasores, la extracción de piedra por parte del hombre fue la causa de su desaparición); y también el Plectostoma sciaphilum, un tipo de caracol que habitaba en una zona de roca caliza en Malasia la cual fue volada por los aires por una compañía cementera, arrasando con todos los miembros existentes de la especie. Pero no creamos que sólo se han extinguido recientemente animales pequeños: en 2013, desapareció el leopardo nubloso de Formosa, cuyos huesos eran muy apreciados en el mercado negro. En España, en el año 2000 se extinguió el último bucardo, una especie de cabra montesa que había sufrido un terrible acoso por culpa de la caza. 

-En cola para ser los siguientes en engrosar la lista: La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza emitió un informe en 2013 que decía que el 25% de los mamíferos, el 13,25% de las aves y el 31% de los anfibios se encuentran amenazados. Como ejemplos concretos de especies a punto de desaparecer (tanto, que algunas podrían ser declaradas extintas incluso este 2015, o el próximo 2016) se encuentran el tigre siberiano, el leopardo Amour, el rinoceronte de Java, el gorila de montaña, el literario Nautilus... pero la lista es interminable. Aquí, en España, recientemente, se denunciaba la desaparición del urogallo en Galicia, con riesgo de que esta situación se extienda a todo el territorio nacional. ¿De qué depende que todas estas criaturas no queden borradas del mapa para siempre? De mejor y más aplicada legislación internacional, sin duda, pero también de nosotros mismos (menos contaminación, menos sobreexplotación del medio ambiente en el día a día), y de nuestra tolerancia como votantes y consumidores ante ciertos tipos de actitudes de gobiernos y empresarios (entre las compañías con acciones más controvertidas a nivel medioambiental se encuentran algunas tan extendidas como Nestlé, Shell, Bayer o Samsung; no pocos llaman al boicot a aquellas corporaciones que, por motivos sociales o ecológicos, se merecen la reprobación de sus clientes) Hace poco, Greenpeace realizó una campaña en la que se le advertía a los políticos: "que el niño que fuiste no se avergüence del adulto que eres" (al respecto, os dejo el enlace al programa del partido que creo que puede afrontar mejor este problema, aparte de otras cuestiones sociales -de vez en cuando, en la vida, hay que mojarse-). ¿Nos pasará a nosotros lo mismo, y nuestro niño interior nos lo afeará? Quizá la supervivencia de estas especies depende de que nos quede claro el mensaje.

lunes, 23 de noviembre de 2015

El relato de noviembre. Cuentos fantásticos (IV): La venganza y la daga

La venganza y la daga

            Agarré el mango de marfil de la espada, con todas mis fuerzas. Luego, comencé a repartir mandobles a diestro y siniestro.

            Los enemigos caían a mi alrededor, como moscas, a un lado y a otro. Mis cuchillas no tenían piedad ante unos enemigos que lanzaban su postrer estertor en un último alarido, sorprendidos, además, porque les hubiera derrotado una mujer.

            Yo mismo lo pensaba, en ese momento, mientras me abalanzaba y posteriormente saltaba por encima de ellos, mientras les hería de muerte con mi sable: no hay muchas mujeres piratas: los corsarios no suelen tomarnos en serio... Pero en mi caso era distinto. Era mi caso me respetaban, y era porque había dado pruebas de lo que era capaz de hacer. Y en estos momentos, me disponía a llegar al culmen de mi carrera. Iba por fin a acabar con Lord Swift, el asesino de mi padre... Mi venganza, por fin, quedaría consumada...

            Me batí con lucha y arrojo; degollé enemigos hasta que la sangre cubrió con una pegajosa capa toda la cubierta del barco. Había en el horizonte una aplastante superioridad en número de mis hombres; no cabía duda, estábamos ganando. Me deshice -dejando como consecuencia a un par de paralíticos tras un agudo tajo en la columna vertebral-, de dos rufianes que trataban de impedirme el acceso al camarote del almirante. Abrí la puerta de una patada.

            Allí estaba: era Lord Swift. Pero lejos de estar acobardado, o de pretender defenderse con su pistola, se reía. Se reía en una mueca infame, que yo llevaba demasiado tiempo contemplando.
            -Es tu hora...-le dije yo.
            Y el muy cabrón siguió sonriendo.
            -No es mi hora, capitana Solsa. No lo vas a lograr.
            Blandí mi espada aún con más fuerza.
            -¿Ah, no? No te veo sable, ni armas de fuego, ni nada con lo que defenderte. ¿Cómo vas a librarte de esto, maldito?-le imprequé, agitando mi arma de un lado a otro.
            Y entonces Lord Swift, con una mezcla de cinismo y de conmiseración en su mirada, me respondió:
            -Capitana Solsa... Sé que eres una mujer letrada. Sé que tu padre te enseñó a los grandes filósofos. Supongo que habrás oído hablar de Platón.
            Yo no entendía nada. De fondo, seguía resonando el rugido de los cañones, el restallar de los sables imponiendo la única ley con la que yo sabía vencer. Y este tipo me venía con gaitas filosóficas.
            -¡Te voy a matar!-bramé a Swift, intentando que se defendiera por fin como un hombre.
            -Platón –prosiguió a él-, como seguramente recuerdas, defendió la existencia de dos mundos. Uno real, auténtico, lleno de vida, y uno falso, creado por nuestras erróneas percepciones y sombras engañosas.
            Swift se acercó a mí. Por algún extraño motivo, y aunque durante años había sido mi primera prioridad hacerlo, no fui capaz de ensartarle la espada.          
            -Pues te voy a decir algo, capitana Solsa. Te voy a revelar el sentido de la vida, nuestra vida... Nosotros somos el mundo falso.
            Y sonrió levemente.
           
            Me puse furiosa de golpe.
            -¡Deja de decir tonterías!
            -No me matas porque sabes que es verdad, capitana Solsa... En el fondo eres consciente de que tú y yo no somos nada más que una ilusión. Una fantasía que nos imagina alguien que quiere disfrutar de nosotros. Solsa, nosotros no tenemos vida, más allá de las que nos quieran crear... No malgastes estos últimos minutos enfrentándote a mí, cuando no te va a servir de nada.
            Negué con la cabeza.
            -¡No, eso es falso!¡Todo lo que dices es mentira!
            -Lo sabes, Solsa, pero te niegas a creer... Quieres aferrarte a tu mundo, a tu pequeño mundo, considerar que todo esto es verdad, que la venganza por la muerte de tu padre tiene algún sentido... cuando en realidad esta venganza se repite, una y otra vez, constantemente, incluso aunque me mates, simplemente con que alguien decida apagar o encender un botón...
            Y yo deseé en esos momentos, más que nada en este mundo, coserle la boca a balazos a Swift para que se callara. Pero me di cuenta, desgraciadamente, de que no podía hacerlo. De que me encontraba inmovilizada. Comencé a llorar abiertamente. Comencé, por primera vez en mi carrera como criminal, a derrumbarme...
            -Solsa, por favor... ¿Quieres que te enseñe quién eres tú, quien soy yo en realidad?
            Y yo asentí, asentí llorosa con la cabeza. Y entonces Swift volvió el espejo, que hasta entonces había situado contra la pared, un espejo de cuerpo entero. Y contemplé mi auténtico rostro.

            Un chaval, de tan sólo trece años, con gafas, algo gordito, con una camiseta negra, sentado delante de la televisión, jugando con su videoconsola, y que me contemplaba a mí, con indiferencia, mientras yo lloraba, y ambos entrecruzábamos nuestras miradas...

            Y entonces tiré la espada, y tiré la daga, y desaparecimos yo, Swift, y todo rastro de nuestros barcos...

            Sollocé apesadumbrada hasta que cogí de nuevo mi espada, para, una vez más, vengar a mi padre...>>.



            -¿Qué te parece?
            Le pregunté yo al editor. Y el me respondió:
            -No está mal. Muy interesante. Me gusta ese giro final. Creo que te lo publicaremos en la revista.
            Me regocijé para mis adentros. Aquel dinero me vendría muy bien para las próximas semanas. Mientras el editor firmaba el cheque, me comentó:
            -¿Sabes?, a propósito de este final, he escuchado hace poco una teoría. La ha propuesto un físico: los físicos son gente muy rara, ¿sabes?, yo nunca me fío de ellos, digo que hay que tener cuidado, porque son los únicos que saben de qué está hecho el universo... En todo caso, cuando se meten en campos que no son el suyo, suelen revolucionar al personal, y este tipo lo ha hecho. Ha propuesto una teoría sobre los viajes en el tiempo. Dice que, en el futuro, quizás la gente quiera viajar hacia el pasado, pero no los científicos o individuos seleccionados, sino la gente normal, la de la calle, y que cada uno de ellos creará simulaciones en las cuales ellos mismos serán los protagonistas, mientras que el resto del mundo constituirá una inmensa simulación. Imagínate, viajar a la Roma de Trajano, a la Grecia de Pericles, batallar o habitar en la corte en la Edad Media... Pero dice también que incluso, podrían hacerlo viajando al tiempo actual. Y que de ser así, a lo mejor buena parte de nosotros no somos nosotros, sino que somos gente venida de otro tiempo que están aquí, pasando el rato. Simulaciones. Y puestos a preguntarnos, podemos incluso inquirirnos si en realidad hay una mayoría de seres reales circulando por el mundo, o si lo más abundante son las simulaciones... Una posibilidad estremecedora, ¿no crees, John?
            Como toda respuesta, me encogí de hombros. Yo tenía mi cheque, y eso era lo que me importaba. Me despedí brevemente de mi editor, y salí a la calle.

            Y conforme caminaba, y pasaba por la marabunta que es la gran ciudad, con toda esa inmensa cantidad de gente caminando arriba y abajo, que parece que no saben donde van -asemejando una tremenda marea sin dirección ni sentido-, pero donde cada uno conoce sobradamente su propósito, me sentí bien, allí, yo, la única persona real, entre todo un mundo de ficciones, entre todo un conjunto de simulaciones, lo pensé así, como posibilidad teórica, sólo yo era real, el resto no era nada más que un espejismo a mi alrededor, una serie de personajes edificados para interaccionar con mi vida, imaginando que el panadero no tenía existencia, sino que su única existencia era inmiscuirse en la mía... Y me sentí feliz, así, caminando entre las sombras, sintiendo que nada existía, nadie más excepto yo...


            Y entonces el editor de la revista abrió la ventana, me contempló, sacó el mando, sonrió sarcásticamente, y apagó mi programa. Desaparecí de la calle, sin que nada ni nadie se diera cuenta de lo que había ocurrido...

lunes, 16 de noviembre de 2015

La historia corta de noviembre: Cosas raras que te pasan en la vida (IV, V y VI)

            Segunda entrega de estas historias basadas en hechos reales. Si os interesa refrescar la memoria acerca de las primeras, podéis visitarlas aquí.            

            Cosas raras que te pasan en la vida (IV):
            Un niño pequeño que se tapa las orejas con las manos.
            -Mira, mira, estoy hablando, y tú no me oyes...

                                                                       *

              Cosas raras que te pasan en la vida (V):
            -¿Cómo ha conocido nuestra tienda? –pregunta la dependienta de un negocio de cactus-. ¿Por la página web, por un amigo...?
            -No. Casi me siento encima de uno de sus productos en el metro.


                                                                       *

            Cosas raras que te pasan en la vida (VI):
            A un chico de unos veinte años se le ha muerto su abuelo. Un amigo le da el pésame, diciéndole que lo siente, a lo que el otro, muy sentido, le responde:
            -No te preocupes, Manuel... si ya sé que no es culpa tuya.

            Menos mal, ya creía que me iban a acusar de asesinato.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Los libros de noviembre: "Entre limones" y "Tres maneras de volcar un barco", de Chris Stewart.


Chris Stewart es un fenómeno. O esa es una de las formas en que le definen aquellos que le conocen. También le dedican otros adjetivos: inconsciente, alocado, "individuo", irresponsable, simpático, incorregible y, como mínimo, original. Chris Stewart es un señor británico que ha hecho prácticamente de todo en la vida (ha trabajado en un circo, esquilando ovejas, hecho un curso de aviación y tratado de escribir una guía turística acerca de China), excepto ocuparse de trabajos que requieran de traje y corbata. Un día le dio por comprarse un cortijo en las Alpujarras granadinas y allí que se fue, dispuesto a iniciar una nueva vida en la que disfrutaría del aire puro y contemplaría paisajes maravillosos a la orilla de un precioso río. Claro que cuando su mujer llego allí, ambos se dieron cuenta de que les habían estafado con el precio del cortijo, que el "aire puro" incluía lavarse en un barreño o la clasificación de la electricidad como artículo de lujo, o que el río se desbordaba de tanto en cuanto. ¿Pero iba Cris a amilanarse por ello? Ni muchísimo menos. Alegre y desenfadado, fue (más o menos) superando con ayuda (más o menos) de los lugareños las dificultades que se le iban poniendo en el camino, y escribió con su experiencia un libro, "Entre limones". Y quién sabe si es por el desparpajo natural que atesora Chris (alguien ha dicho que su estilo se parece al de alguien que acabas de conocer en una barra del bar, te cuenta su vida, y encima paga la cuenta) o porque entre otras profesiones fue el primer batería del internacionalmente conocido grupo de rock Génesis, el libro ganó fama y se vendieron un buen montón de ejemplares tanto en Inglaterra como en España. Y como la cosa funcionó, Chris ha seguido escribiendo libros, tanto contando su experiencia en el cortijo alpujarreño (continuó con los libros El loro en el limonero y Los almendros en flor, entre otroscomo sobre otros aspectos en su vida. Y, a juzgar por lo bien que le ha ido, seguramente (esperemos) no vaya a parar.




El carácter de optimista irredento -incluso un punto ingenuo- de Chris se ejemplifica perfectamente en el punto de partida de otro de sus libros, Tres maneras de volcar un barco. "Chris", le dijo una amiga, "me habían comentado que buscaban a un patrón de velero para navegar por las islas griegas, y he pensado que tú eras la persona ideal para ocupar ese puesto". Chris no tiene ni idea de navegación ni ha pilotado un barco en su vida, pero como no tiene trabajo para este verano y cree que no debe de ser tan difícil, dice que sí y se pone a aprender algo de marinería para llegar en condiciones al reto. Lo peor es que Chris, en sus descacharrantes ideas, a veces se encuentra con personas que son incluso más inconscientes que él y que tienen la intrepidez de seguirle la corriente, de tal modo que las anécdotas que alternan entre el costumbrismo mágico y el surrealismo más inverosímil se encuentran aseguradas. Tres maneras de volcar un barco cuenta tres experiencias de Chris relacionadas con el mundo la navegación, a través de las islas griegas, el desafiante Atlántico o la costa este estadounidense. A lo largo de sus peripecias, tanto en el mar como en su residencia en Granada, Chris (un tipo que es capaz de hacerte reír describiendo cómo se esquila una oveja, o cómo orinar en medio de una ventisca desde la superficie de un barco) se va encontrando personajes bastante singulares; algunos de ellos, mediterráneos con un curioso sentido del trabajo en el cual parece que todo va de mal al peor, pero al final las cosas se terminan arreglando (un tipo humano que seguramente les resultará muy conocido a los lectores españoles). El contrapunto del carácter de Chris es su esposa Ana, quien le pone de vez en cuando los pies en la tierra, aunque esto no significa en absoluto que le corte las alas a su marido o le haya puesto freno en sus aventuras -la última de ellas presentarse a las elecciones municipales españolas del 2007. Chris sigue viviendo en las Alpujarras en compañía de su mujer, su hija, perros, ovejas, gallinas y un loro algo misántropo. Sus libros son divertidos, extraños, un punto imperfectos (quizás en ese aspecto se note más claramente que lo que Chris te cuenta es la realidad imperfecta) y bastante sesgados, en lo que alguno ha descrito como una "versión idealista de la realidad". Pero, claro, ¿qué se podía esperar de alguien que subtitula su primer libro "Un optimista en Andalucía"? En definitiva, una lectura afable y despreocupada para leer a la cálida luz de un fuego. O para animarse a aprender a pilotar un barco. O todo lo contrario. Quién sabe. Nos vemos. Buena suerte y buenos libros.