lunes, 14 de marzo de 2016

La historia real de marzo. Salmantinos ilustres: Domingo de Soto

Volviendo a nuestra galería de ilustres habitantes de ciudades que me han influido de forma significativa, hoy le toca a Salamanca, un lugar con el que guardo múltiples vínculos familiares pero también literarios y afectivos, aunque eso es algo que puede argumentar fácilmente cualquiera que se haya paseado por entre sus muros de piedra y reconocido la Historia que aguarda paciente detrás de sus catedrales, sus calles y plazas, y también su mítica universidad. Y precisamente relacionada con esta última se halla nuestro personaje, el religioso e intelectual renacentista Domingo de Soto.

Domingo de Soto nació en 1494 en Segovia, uniéndose a esa larga lista de figuras asociadas a la universidad de Salamanca que no nacieron en esta urbe, como Miguel de Unamuno o Fray Luis de León. Domingo de Soto estudió en las universidades de Alcalá y París, ingresó en la orden de los dominicos, y tras un breve período como docente en la Universidad de Alcalá, se incorporó a la cátedra de Teología de la Universidad de Salamanca. Allí, formó parte de la llamada "escuela de Salamanca", un grupo de pensadores liderados por Francisco de Vitoria que trataron de adecuar las viejas doctrinas de la iglesia católica a una sociedad moderna y cambiante como la renacentista, donde conceptos como el comercio entre las naciones o la importancia del individuo frente al conjunto de la sociedad comenzaban a tomar pujanza.

Una de las mayores aportaciones de Domingo de Soto, en este sentido, fue durante la llamada "Junta de Valladolid", una cónclave organizado en dicha ciudad (da una idea de la fuerza institucional e intelectual de la orden que este cónclave lo organizaran en exclusiva los dominicos) donde se debatía la cuestión de los "naturales" de las Indias. La polémica radicaba sobre si los indígenas del Nuevo Mundo eran sujetos de derecho que no debían ser conquistados o evangelizados por la fuerza (como sostenía el ardiente defensor de los "indios" Bartolomé de las Casas) o eran en cambio una raza inferior que, según algunos, debía ser conquistada o convertida por cualquier medio (argumento que esgrimía Juan Ginés de Sepúlveda). Ésta, por supuesto, es una simplificación muy amplia, pues había toda una serie de matizaciones entre las posturas de los miembros de ambos bandos -además de cuestiones que no podían ser debatidas porque el Papa ya se había pronunciado al respecto- en aspectos relacionados con "la guerra justa", los derechos de los indígenas o la potestad del Papa y el emperador para repartirse el mundo a su conveniencia como habían hecho en el Tratado de Tordesillas. En ese sentido, Domingo de Soto (que venía en representación de la escuela de Salamanca y aportaba en parte el punto de vista de Francisco de Vitoria a pesar de que este último no se hallara presente) fue clave en defender la ponencia de Bartolomé de las Casas, aportando argumentos a favor de que la cultura indígena no era necesariamente inferior a otras culturas conocidas, ni tampoco a pasadas civilizaciones europeas. En ese sentido, la labor de Domingo de Soto al exponer de que "indios" y europeos eran iguales en su humanidad, y también en derechos, fue de gran importancia en el transcurso del debate. La discusión, tras dos años de duración de la Junta de Valladolid, terminó sin conclusiones finales, y sólo un tiempo más tarde se retomó un intento de resumen que dictaminó algo muy parecido al clásico: "todos tienen razón y son muy listos, gracias por participar". Aún así, el debate no cayó en saco roto, pues la dialéctica sirvió para modificar las políticas españolas respecto a la conquista de América, y salvaguardar así una cierta protección de los indígenas, a pesar de que todos sepamos que entre lo que dice la ley y lo que se aplica (o del dicho al hecho) hay y hubo bastante trecho. Aún así, que hace quinientos años hubiera una discusión de tanto calado sobre términos que (desgraciadamente, hoy en día) nos parecen tan modernos, es digno de elogio, y uno de los pocos momentos en que España se ha mostrado más avanzada socialmente respecto a sus naciones vecinas.

Domingo de Soto, además, se dedicó a otras tareas. Fue confesor de Carlos V; escribió y comentó varios libros en torno a la filosofía, la teología, el derecho o la economía (la escuela de Salamanca favoreció un primitivo "liberalismo" económico desarrollado durante el Renacimiento, época que vio alumbrar los primeros pasos del capitalismo frente al feudalismo medieval; no obstante, esta escuela hablaba de conceptos como el "precio justo", y por lo visto Domingo de Soto llegó a recomendar algunas intervenciones en precios). Por otro lado, y ante la imposibilidad de que Francisco de Vitoria acudiera a la cita, fue uno de los representantes españoles en el Concilio de Trento. La verdad es que éste no sea probablemente el momento más luminoso de la Historia de España (conocida es la teoría de Pérez-Reverte acerca de que es el instante más oscuro de nuestras crónicas, y el que marca toda nuestra aciaga evolución posterior), pero algunos autores esgrimen, en favor de Domingo de Soto, que era gran defensor de una auténtica reforma de la Iglesia desde dentro, y quizás fueron estas exigencias las que motivaron que no se le convocara para la segunda parte de este concilio. Por otro lado, Domingo de Soto tuvo sus enemigos, no sólo entre miembros del propio concilio que se mostraron intolerantes frente a las opiniones de sus compañeros, sino con miembros del clero ligados a la corte. De hecho, Domingo de Soto se quejaba de la poca atención que prestaba Carlos V a los "negociantes pobres" que se presentaban ante él, en contraste con el trato que concedía a los "grandes" de España y otros países. El dominico también alberga un capítulo oscuro de su carrera en el hecho de que se le encomendó la labor de redactar una lista de libros prohibidos, aunque, a la postre, no se sabe realmente cuál fue su intervención en dicha lista, pues parece que el Papa de por aquel entonces (un firme combatiente de la Reforma) se tomó el asunto de manera muy personal y quizás metió mucha más mano de la que reflejan las crónicas.

Aparte de todo esto, Domingo de Soto tiene el honor de haber intervenido en una importante cuestión científica, que fue la cuestión inicial que me llamó a escribir sobre él: fue el primero que describió que los cuerpos, cuando caen de manera libre, lo hacen a una aceleración constante independientemente de su masa (básicamente, describió la forma en que actúa la gravedad en la Tierra), 50 años antes de que lo hiciera Galileo con sus legendarios -aunque no se sabe si realmente relevantes- experimentos en la Torre de Pisa. Estos conocimientos fueron claves para el posterior desarrollo de la teoría de la gravitación universal que expuso Isaac Newton. Sin embargo, por razones probablemente del devenir histórico y de la capacidad de influencia, los hallazgos de Domingo de Soto son mucho menos conocidos, en su época y en la nuestra, que los del genio italiano (y por supuesto del inglés).

Cuando Domingo de Soto muere, en Salamanca en 1560, el propio Fray Luis de León lee el sermón laudatorio durante su funeral. Hoy en día, el segoviano puede presumir en su tierra de nacimiento de un centro de enseñanza primaria con su nombre, y también de un campus universitario dependiente de la Universidad de Valladolid. No obstante, para muchas cosas, Domingo de Soto puede ser considerado un salmantino. Y quizás a él le gustaría también ser así recordado.

lunes, 7 de marzo de 2016

Los libros de marzo. Día de la mujer trabajadora: un paseo por mis escritoras favoritas.

Aprovechando que mañana es el día de la Mujer Trabajadora, me centro en la actividad laboral que más me gusta (la de escritor) y, con el objetivo de unirme a otros colectivos que reivindican el infravalorado trabajo llevado a cabo por la mitad de la población mundial -en este caso, en ámbito de la literatura-, realizo un repaso por alguna de mis autoras favoritas y, de paso, sobre el papel de las mujeres en esa máquina de generar sueños que denominamos la palabra escrita:

Mary Shelley. A pesar de que es la obra de su marido, el poeta Percy Shelley, la que se analiza en los estudios formales de literatura inglesa, fue ella la que, durante un juego de relatos improvisados que se desplegaba una noche en la mansión que les alojaba durante sus vacaciones en Suiza (juego en el que también participaba el poeta Lord Byron) tuvo la idea primigenia que más tarde desarrollaría en su ya mítica obra "Frankenstein, o El moderno Prometeo". Una relato que todavía sigue siendo fuente de inspiración para múltiples obras modernas, y que ha sido objeto de imitaciones y homenajes los cuales, sin embargo, no han sido capaces de oscurecer ni una pizca el brillo de la fuente original.

Emilia Pardo Bazán. Una de las pioneras del relato de terror en nuestro país. Ambientadas sus historias en la tenebrosa Galicia rural, las referencias a las leyendas clásicas de su tierra (como la Santa Compaña o el "sacamantecas") se entrecruzan con un más moderno miedo a lo desconocido y al ser humano común corriente que todavía, a pesar de la distancia temporal de ya más de un siglo, provocan al leerlo un estremecimiento de reverencial temor.

Helen Hanff. Aunque, en ese sentido, no sea su actividad literaria la más reconocida, ya hablamos en otra ocasión en este post de su singular amistad epistolar a través del Atlántico con un librero británico y de las repercusiones que ésta tuvo una vez fue conocida por el gran público. Quizás, desde Ana Frank, nunca unos textos que no estaban destinados originariamente para la publicación causaron tanto revuelo. Si os interesa, el libro que recoge esta historia lo podéis encontrar aquí.

Marjane Satrapi. Autora de "Persépolis", un cómic donde describe sus vivencias autobiográficas en un Irán que confió en la revolución, y a quien le devolvieron como recompensa un estado islámico que les gangrenó la vida. Un testimonio impactante para todo aquel que se acerque a él, tanto desde el punto de vista del cómic original como de la bastante fiel versión cinematográfica.

Isabel Allende. No puedo decir que sea un seguidor voraz de los muchos libros escritos por la autora chilena, pero no cabe duda de que "La casa de los espíritus" (una integración del realismo mágico con las vivencias alrededor del ascenso y muerte de su tío segundo, Salvador Allende, derrocado por el golpe de estado de Pinochet) es capaz de desplegarte lo mejor y lo peor tanto desde el terreno de un mundo que bordea la fantasía como del que se acerca a la escalofriante realidad.

Las damas del crimen. Hay una relación muy especial entre el asesinato y la figura de una aparentemente benevolente mujer perpretrándolo desde su máquina de escribir. Todos nos hemos quedado sorprendidos con alguna de las innumerables historias de Agatha Christie, pero otros pueden argumentar que ésta, desde luego, no ha sido la única en acercarse al crimen en la ficción: Patria Highsmith, P.D. James, Donna León, la española Alicia Giménez Bartlett o (desde estilos y géneros radicalmente distintos) una de las mayores exponentes de la reinvención en la literatura sobre vampiros, Ann Rice. Particularmente, de entre ellas, con la que he tenido más contacto es con Patricia Cornwell, autora de las novelas cuya protagonista es la forense Kay Scarpetta.

"Cuentistas". A pesar de que no puedo presumir de haberme acercado la mayor parte de su obra, hay que reconocer que simplemente abrir la ventana a los cuentos de ciertas autoras (como la premio Nobel canadiense Alice Munro, la norteamericana Shirley Jackson o, especialmente, la escritora rusa de fantasía y ciencia ficción Anna Stabironets, cuya antología "Una edad difícil" recomiendo, aunque esta autora también ha hecho incursiones en el campo la novela), sumerge al incauto inmediatamente en la contemplación del abismo. En el apartado patrio, he de confesar que soy un admirador de los perturbadores microrrelatos de Patricia Esteban Erlés. Otros destacan también la labor de la también novelista del sur estadounidense Flannery O'Connor, o de la brasileña Clarice Lispector.

En el apartado de la literatura infantil, múltiples nombres femeninos brillan con luz propia. A la inmortal Gloria Fuertes (a la que muchos reclaman también un hueco en el espacio de la literatura para adultos) se unen nombres como el de la sueca Astrid Lindgren (autora de "Pipi Calzaslargas"), la británica J.K. Rowling (creadora de la serie "Harry Potter"), la alemana Ángela Sommer-Bodenburg (cuya mente ideó las andanzas de "El pequeño vampiro") o la españolas Carmen Martín Gaite y Pilar Mateos ("La bruja Mon"). Algunos, por supuesto, reclamará también las figuras de Ana María Matute, Elvira Lindo, Roser Capdevila, Enid Blyton o la creadora de "Heidi", Johanna Spyri.

Poetisas. Aunque no soy el más aficionado del mundo a la poesía, he de reconocer que me han llamado mucho la atención los versos de Safo de Lesbos. Habrá críticos que os hablarán muy bien (y sin duda con razón) de Sylvia Plath, de Violeta Parra, Rosalía de Castro, Emily Dickinson o muchas otras.

Y, por supuesto, un gran número de autoras que o bien todavía no he leído (tiempo al tiempo) o que, aunque sin duda tienen su mérito, no acaban de entrar en mi particular olimpo -absolutamente subjetivo- de mis favoritas: Harper Lee, Daphne Du Marier, Irene Nemirovsky, Josefina Aldecoa, Jean Marie Auel, Emily y Charlotte Bronte, Jane Austen, Almudena Grandes, Beatrix Potter, Doris Lessing, Simone de Beauvoir, Teresa de Ávila o santa Inés de la Cruz, Matilde Asensi, Dulce Chacón, Virginia Woolf, Margaret Mitchell, Margarite Yourcenar, Carmen Laforet, María Dueñas, Julia Navarro, Kate Morton, Sara Lark, y un largo etcétera.


Por último, pero no por ello menos importante, esta entrada está dedicada a algunas escritoras amigas, que sin duda harán las delicias de muchos de vosotros si os aproximáis a sus obras. Quisiera mencionar a Eva Díaz Riobello (la cual, entre otras cosas, forma parte del grupo de "Las microlocas") y también a Miriam Varela y la poetisa Miriam Villares, a quienes podéis seguir cada trimestre en el fanzine en el que colaboramos junto con nuestro ilustrador de referencia, Edgar Álvarez.

Éstas son las mías, y las que algunos propondrían como suyas. En cuanto a vosotros, ¿qué nombre os llama más la atención de esta lista?¿O cuál creéis que hemos olvidado y no debería faltar? Vuestra opinión es siempre bienvenida, como vuestra atención, cada semana.