lunes, 2 de mayo de 2016

La historia corta de mayo: Indicaciones

Un regalito que me han proporcionado. Un saludo.

Indicaciones

Una joven de larga melena oscura, curvas femeninas indiscutibles pero no tan pronunciadas como para llamar la atención al primer vistazo, se viste con vaqueros y camisetas, colores neutros, no destaca, aunque a la segunda ojeada verías que es bastante atractiva. Se dirige la muchacha a la estación de autobús, esperando la llegada del siguiente transporte, observando a sus pasajeros al descuido, elige con total premeditación a uno de ellos. Un hombre joven, algo despistado, con equipaje ligero, no autóctono. Se acerca cuidadosamente a él, consultando el panel de llegadas como si estuviese esperando a alguien, quizá al siguiente autobús. Ese aire de paciente impaciencia, tranquila y accesible suele provocar que el sujeto elegido se dirija a ella y le pregunte por su destino. Ella le indica un trayecto, sonriendo, amable con los recién llegados. Pero cuando el chico se aleja, ella sale apresurada de la estación, y a través de un atajo, logra salir dos calles por encima del punto donde se encuentra el viajero, mientras se recoge el cabello y se pone unas gafas de pasta grandes, de esas que se llevan ahora. Camina decidida pero sin prisa, de manera que vuelva a cruzarse con su víctima, que ya ha empezado a sospechar que ese camino que le indicaron en la estación no coincide con sus expectativas y busca a alguien más a quien preguntar. Y vuelven a encontrarse, sin que la reconozcan (¿cómo iba a pensar que era la misma chica?), dirigiéndole ella, de nuevo, por un camino de su conveniencia, vistiéndolo de atajo, aprovechándose del desconocimiento del novato, un camino que pasa por una calleja poco concurrida y con una rampa de garaje colocada perfectamente para sus propósitos. De nuevo, al alejarse del incauto, avanza deprisa para colocarse en ese rincón en penumbra por donde ha de pasar el viajero si sigue sus indicaciones, mientras saborea los anticipados placeres que le va a proporcionar esa caza. No será el primero. Ni el último.

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