La guerra es, probablemente, la peor de las consecuencias posibles. Y, a su vez, es la causa de derivaciones más terribles aún. De entre las pocas que resultan positivas, tenemos la posibilidad de que el arte halle su hueco para contarnos a su manera el horror, normalmente con la ambición de que no volvamos a repetirlo (casi siempre, no lo conseguimos). El siglo XX, por otro lado, fue nefasto en cuanto a historia bélica se refiere. De hecho, una forma de relatarlo de manera coherente es precisamente a partir de sus guerras. Ésta es una lista no exhaustiva sobre algunas de las contiendas más destacadas del siglo XX y algunos libros o películas que tratan sobre ellas. Sin duda os vendrán a la mente "El gran dictador" u otras grandes ficciones, pero intentaremos tirar de títulos menos conocidos para que os puedan servir de recomendación. Esperemos que de ellas saquéis algo positivo... entre otros, el mayor deseo de defender la paz imaginable .
-Primera Guerra Mundial: Habría muchas posibles candidatas. Desde las clásicas cintas "Senderos de gloria" de Kubrick, o "Johnny cogió su fusil" guionizada por Dalton Trumbo, a las modernas "Largo domingo de noviazgo" de Jean Pierre Jeunet (como película) o "Almas grises", de Philip Claudel (como novela). Pero como, en esta recopilación, quiero que primen poco aquellos puntos de vista que ya os habrán repetido en otras ocasiones, yo os recomiendo que le echéis un ojo al capítulo de "El sueño de África", de Javier Reverte, donde se describe cómo se desarrolló la Primera Guerra Mundial en el territorio de Kenia, y en concreto el papel que von Lettow jugó en ese escenario.
-Guerra civil española: Como también habéis visto y leído mucho sobre este tema, para salirnos de la norma mencionaré una película que entremezcla la contienda con tintes fantásticos (y no es "El laberinto de fauno" de Del Toro, aunque a muchos también nos encantó). Se trata de "El bosque" (2012), una pequeña producción catalana que se centra en un pueblo del Bajo Aragón ocupado por los anarquistas, y en el cual una pareja que apoya al bando nacional vuelve la vista hacia un bosque de su propiedad donde, desde hace muchos años, brillan unas extrañas luces que dicen que constituyen la puerta a otro mundo... Una historia pequeña -pero con mensaje- ayuda a veces a comprender mejor el gran drama.
-Segunda Guerra Mundial: También buscando lo menos trillado, y en relación con el conflicto anterior, "Los surcos del azar", novela gráfica del siempre oportuno Paco Roca, relata las andanzas de unos cuantos republicanos españoles que, después de huir del país, acaban por formar "La nueve", una agrupación de soldados de diversas naciones (aunque en su mayoría de origen ibérico) que acaba por asumir un papel clave en la liberación de París por parte del ejército aliado. También en el ámbito del cómic, la ya clásica "Maus" transita por un terreno tan explorado como el holocausto judío, aunque con la aproximación -no es el punto más original, quizás lo sean más la madurez y falta de maniqueísmo de los personajes- de emplear a ratones y gatos como protagonistas.
-La guerra fría: pocos conflictos sin armas (aunque con muchas contiendas colaterales alrededor) han dado para tantas historias. En algunos casos con meros fines propagandísticos -la supuesta supremacía de un bando respecto a otro-, aunque en otras ocasiones los autores han aprovechado el telón de acero como simple escenario para ahondar sobre las motivaciones y pasiones humanas. "El tercer hombre", "Las sandalias del pescador", "La vida de los otros", "Teléfono rojo, volamos hacia Moscú", "Goodbye Lenin", "Juegos de guerra", "El gigante de hierro" o las novelas de John Le Carré y de Graham Greene son grandes títulos. Yo en este caso querría recomendar una película que considero infravalorada, una "1, 2, 3" de Billy Wilder que juega con la comedia alrededor de un Berlín a punto de levantar el muro (de hecho, andaba en proceso de edificación durante el rodaje de la película), riéndose de los bandos ruso, americano y nazi a partes iguales.
-Vietnam y Corea: resulta difícil nombrar títulos que no le suenen al lector/espectador sobre guerras de las que se ha hablado tanto. Quizás, unos pocos nombres: "Good morning Vietnam" (aunque conocida, no puedo evitarlo, y menos ahora que echamos tanto de menos a Robin Williams), "The war" (una película alegórica protagonizada por Kevin Costner y Elijah Wood) y, no por conocido menos incomprendido, el libro original en el que se basó la saga de Rambo, "Acorralado", con un personaje más poliédrico y unos conflictos mucho más soterrados de lo que reflejan las películas. Por supuesto, casi imposible encontrar en un idioma razonable una visión de la guerra desde el punto de vista vietnamita (quienes lo contemplan como una revolución popular contra un ejército de ocupación extranjero, primero francés y luego estadounidense). De Corea, la tronchante "M.A.S.H" sigue siendo la referencia fundamental para casi todo el mundo.
-Las guerras de descolonización: Después de dos guerras mundiales, los países occidentales no tenían fuerzas para seguir reteniendo a sus colonias. Algunas de éstas se alinean con el bloque comunista, otras con el bando capitalista, muchas se desgarran en sangrientas guerras civiles, sufren los mismos problemas con los que convivían durante la colonización, o se convierten en países no alineados con ninguno de los grandes bandos, en el nacimiento del denominado "tercer mundo". Algunos de estos procesos se desarrollaron de manera pacífica, y otros en cambio con gran sufrimiento y conflicto. En este caso destaca más la labor del periodista que del autor de ficción, incluso en obras que tratan de expresarlo de la forma más novelada posible. "La batalla de Argel" es una película casi documental sobre el tema, y el reportero polaco Ryszard Kapuscinski entremezcla literatura con realidad en sus obras ambientadas en buena parte del globo. Entre otras, "Un día más con vida", un libro sobre el proceso de independencia de Angola, recientemente adaptado a la gran pantalla por una producción española que mezcla animación con imágenes y entrevistas reales, y que logra resucitar parte del espíritu que el periodista conseguía hacer emanar de sus textos.
-Guerra de Ifni: A esta guerra habría que hacerle publicidad aunque sólo sea porque no se la conoce. Porque si la guerra tiene lugar en África, participa en ella la dictadura del general Franco, y los españoles no jugamos un papel excesivamente decente, lo más normal es que en su época nadie quiera decir demasiado sobre el asunto, y que más tarde sea difícil acordarse porque no existe nada sobre lo que se pueda olvidar. Por eso es complicado hallar novelas sobre este período, pero como una luz en medio de la noche tenemos "Todos los buenos soldados", de David Torres, un descarnado y lúcido relato que aporta su originalidad en emplear al humorista Miguel Gila como uno de los protagonistas, en calidad de cómico forzoso que la dictadura de Franco ha mandado a África a entretener a los soldados. A partir de allí, el humor negro de Gila (un tipo, no olvidemos, que conseguía que la gente se riera con lo más macabro de la guerra) impregna buena parte del paisaje, pero Torres introduce también unos cuantos personajes que lograrán manifestar las distintas visiones del hombre ante la conflagración.
-El siglo se despide como empezó: Dicen que el siglo XX comenzó con la Primera Guerra Mundial y terminó con el 11-S, pero antes de ambos sucesos, una sensación de falsa paz -de guerra inminente- lo invade todo, con la sensación de que el conflicto puede estallar en cualquier momento, siendo conscientes además (sobre todo a posteriori, aprendida la experiencia) que éste será caótico, arbitrario e inútil. Las guerras de Yugoslavia y Ruanda (relatadas, entre otros, por el libro "Territorio Comanche" de Pérez Reverte, y por la película "Hotel Rwanda") terminaron de conformar una visión escéptica respecto al futuro, que quizás se contemple mejor a través de "La sal de la tierra", un documental de Wim Wenders sobre el fotógrafo Sebastiao Salgado y su recorrido vital a través de la fotografía, desde las duras condiciones del trabajo de los mineros del Amazonas hasta algunas de las más salvajes contiendas del siglo XX, llegando finalmente a un momento en que el fotógrafo se refugia en la fotografía de naturaleza y del medio ambiente, el último reducto contra el que el hombre ha declarado otra guerra. Esperemos que ésta, por nuestro bien, termine en un acuerdo de paz que no nos conduzca a todos al silencio de los cementerios que suele seguir cuando el sonido de las armas ha dejado de sonar.