lunes, 10 de diciembre de 2018

Los poemas de diciembre: "De lavanda y hueso", de Miriam Villares


Muchos os acordaréis de Miriam Villares, una de las voces del fanzine Fragmentos de Tinta (del que hemos hablado aquí en tantas ocasiones) y, de ellas, la que representaba para nosotr@s a Erato, la musa de la poesía lírica. Pero volviendo al presente, me alegra hablar de su nueva publicación, el poemario "De lavanda y hueso", de "Ediciones en Huida". Tuve el privilegio de asistir a la presentación del libro, y allí, poetas y editores comentaron las características de la poesía que pulula por sus páginas. A algunas de las frases que se expresaron en su momento (en las que se mencionaron palabras como "vanguardia", "silencio", "mujer", "anatomía"), quizás me gustaría añadir que cada uno de estos poemas se convierte en una invocación de imágenes, de momentos, y de una determinada atmósfera, de tal manera que -como se mencionó en la presentación- se dibuja un conjunto de sentimientos adscritos a una realidad fragmentaria, construida a base de piezas incompletas, al igual que en un puzzle que no aguarda que nadie lo venga a montar. Como la mejor poesía se demuestra recitando (y espero que con el permiso de Miriam, que también es amiga), os cuelgo aquí algunos de los poemas que más me han llamado la atención. Espero que os guste y vayáis a por más, entre otras cosas porque la edición está muy cuidada (juega no sólo con la sonoridad de las palabras, sino también con la disposición física de las mismas), y hay por tanto efectos que sólo se pueden escuchar, unos que sólo se pueden leer, y otros en cambio que han de verse, y para eso hay que tener a mano el libro. Mientras los vivís de una manera u otra, un saludo, y buenos poemas.

Genealogía

Primero fue la acción de ignorar
después la del olvido,
finalmente, ya no existía,
no había palabra que le diera cuerpo.
Aún sin clasificar.


Preludio

Flores silvestres como silencios
silencios silvestres como flores,
a existir, nada ni nadie les obliga.


Hoy salgo de noche.


Es la hora de comer

Ahora mismo la ciudad está construida
con los ladridos de los perros,
no sabemos por qué, pero están tristes.
Silencio que transforma el espacio.


Pertenencias que olvidar.

Ni tuyo es el martillo, ni mía la flor.
Silencio de mujer, silencio de hombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario