Dos pequeños extractos de historia:
-Un pueblo traicionado. Paul Preston narra la historia de España desde la Restauración de Alfonso XII hata nuestros días -finaliza con la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno-. Y encuentra una serie de patrones comunes: corrupción a raudales (desde el caciquismo hasta los escándalos modernos, pasando por Lerroux y los chanchullos continuos durante el franquismo); una intensa violencia política que va sobre todo desde gobernantes a gobernados (poco hicieron los anarquistas y revolucionarios de principios del siglo XX en comparación con los sangrientos gobernadores civiles; y los atentados de ETA y los GRAPO palidecen en contraste con la represión de Franco, e incluso de las hordas ultraderechistas instigadas desde sus gobiernos); y muchas mentiras, incluyendo ataques con falsa bandera o estrategias de propaganda. Por supuesto, pasa a través de la dramática y todavía supurante guerra civil. En cualquier época, sin embargo, da la sensación de que los oligarcas y poderosos -desde el criminal Juan March hasta Carlos Fabra, descendiente de una larga estirpe de caciques- siempre se salen con la suya gracias al dinero y la connivencia con el poder. Aunque Preston minimiza algunos acontecimientos importantes para el imaginario colectivo español (ensalzando otros), quizás el mayor defecto es que se centra demasiado en el gobierno y en los personajes de su entorno (en el tráfago, ciertos individuos aparecen y desaparecen de la narración como el Guadiana). En general, sin embargo, a pesar de algunas afirmaciones un poco dudosas, da una buena perspectiva panorámica de la historia de un pueblo que, como conclusión, tiene motivos más que de sobra para sentirse traicionado; pueblo que, además, no tiene claro si le resultará sencillo encontrar alguna vez la forma de que esto, en el futuro, no sea así.
-Comerse a Buda. Bárbara Demick escribe un relato periodístico (para bien y para mal, pues se nota bien documentado -dentro de las dificultades obvias-, pero la narrativa es fragmentada y a menudo inconexa) sobre las tirantes relaciones de Tibet con China. Es interesante saber que el Tíbet se extiende más allá de las grandes montañas del Himalaya (la llamada "meseta tibetana" llega hasta muy adentro del corazón de China, y hay partes del antiguo Tíbet actualmente muy entremezcladas con la nación que les invadió en su día). También es llamativa la figura del Dalai Lama, en una encrucijada entre el Tíbet en el que nació y lo que le pide ahora su pueblo, bajo una difícil coyuntura política. Se habla de no-violencia, de revueltas y de autoinmolaciones, del choque cultural entre el pueblo chino y el tibetano, de tolerancia religiosa, de la Historia con mayúscula y las pequeñas historias de personajes humildes. Un buen punto de partida para los que, como yo, no sabíamos mucho sobre este conflicto y estamos deseando averiguar más.
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