Sobre
el amor
-En la mítica escena del balcón (la última en la que se ven
vivos Romeo y Julieta), se pasan un buen rato discutiendo sobre si lo que ha
cantado es la alondra o el ruiseñor. El asunto no es baladí, pues según sea el
uno o la otra, significa que está más o menos avanzada la mañana y Romeo se debe
largar o no, ya que anda en busca y captura por la muerte de Teobaldo. Por
supuesto, los puristas me dirán que Romeo y Julieta se confunden porque cada
uno desea que cante un bicho u otro en función de sus deseos amorosos; pero
viendo los pájaros que trinan en la cabeza de los adolescentes éstos, a mí
siempre se me ha ocurrido que si estuvieran menos tiempo enamoriscándose y más
estudiando ornitología, no tendrían tantos problemas y lo tendréis más claro.
¿Veis, niños, como hasta para tener amores prohibidos hay que estudiar?
-Uno de los mayores problemas de las relaciones de pareja es que, tras el
primer revolcón, ella tal vez ya está pensando en cómo va a quedar el cuadro
que acaba de adquirir en la pared del salón, y cómo combinará con los otros
muebles. En cambio, a lo mejor, él divaga sobre qué forma debe darte a este
cuarto para que encaje en el resto de la estructura de la casa, o medita en
cambio cuál es el procedimiento para llamar al ayuntamiento a retirar esa usada
silla que tiene al lado, que ya se ha quedado obsoleta.
-En la mayor parte de las historias de ficción, la malvada se
caracteriza por una promiscuidad sexual intolerable para la moral de nuestra
época. Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas que he conocido (hombres
y mujeres) que más han hecho sufrir a sus semejantes, eran individuos que
copulaban poco, o estrictamente monógamos.
-En las historias clásicas, al principio, un joven era
seducido por una malvada hechicera. Después, pasamos a la fase en que la
ingenua muchacha es engañada por un bribón que la deja embarazada. Conociendo
lo que hoy sabemos sobre cómo evolucionan ciertas historias, me pregunto
cuántas de estas chicas (doncellas, camareras, lavanderas de río) fueron en
realidad forzadas mientras sus padres les regañaban por la pérdida de su honra
y su virtud.
-Esto me lo dijo una vez alguien enamorada de mí: “No, mi amor
por ti no es una prioridad. Prioridad sería si pensara en ella. Para mí es como
la columna de una casa: está bien que esté allí, la sostiene, pero sólo pensaré
realmente en ella cuando no esté”.
-Una vez le pregunté a una de mis musas cuándo había visto el
amor desinteresado en los ojos de otro. Esto fue lo que me contestó:
A R*, cuando le amamantaba. A D* cuando habla de su primo B*. A S* y L*
cuando se refugiaban en mí del ruido, mucho ruido. A X, mi primer amor y a Y,
el último. A mi amigo P* cuando se moría de sida y juraba ser mi ángel. A mi
abuela en su tercera trombosis cuando ya sólo movía los ojos y con un par de
dedos me acariciaba el pelo. A mis amigos, que siempre están ahí, empujándome
si me detengo, levantándome cuando me caigo y haciendo muro para que nunca
retroceda. Al tio A* cuando me hablaba en el asilo de la tia P* y la abuela. A
la tia M* -que no es mi tia- cuando me cuenta de tio V* -que no es mi tio. A mi
vecina, la señora J* cuando sale a pasear con T*, su marido, que tiene Alzheimer,
al parque a tomar el sol. A la dos hermanas que me encontraba en Balaídos en
los partidos del Celta con su hermana peque con un problema cerebral en una
sillita llena de tubos, ella tan poquita cosa y retorcidita, a S* y su perro
G*, a mi amiga I* cuando habla de su mami, a Manolo García cuando en los
conciertos se lleva su mano derecha al corazón y nos sopla un beso arterial, en
el campo cuando besan al cielo y le dedican un gol a un padre, un hijo, una
novia...en ese minuto de siléncio que todos compartimos con el alma tras un
atentado o un desastre natural, o un accidente... al amor con el que todos los
artistas hacen su trabajo...Coixet, Iñarritu... a los músicos cuando les posee
el arte el alma, a Salinas, Quevedo, Hernández, González, Benedetti... A Bardem
dedicándole el oscar a su papi, a su mami... a todos los que agradecen y
admiran... A R* cuando habla de su abuela, a C* y a S* cuando les veo juntos, a
J* y K* y a su peque, a P* y su novio, a P* cuando habla de sus hijos, a N*
cuando habla de L*, su perro, a R* cuando habla de su abuelo o su sobri, a L*
cuando habla de K*, a P* cuando lo hace de A* o su hija, a M* cuando se le cae
la baba con L*, y he visto el amor en ti cuando hablas de las cosas que amas,
de esas pelis pequeñitas llenas de Gigantes, de lo orgulloso que estas de tus
amigos, de lo que quieres a tu hermana... o de lo que amas a C* -es queeee,
jajajajajajajaj alguien tenía que decirlo.... sorry!- y he visto el amor en M*,
en lo enamorado que está de ella, en lo que amó a la musa de Míguel Ríos, o de
cómo se llevó hace dos años a su amigo P* a la Puerta del Sol a brindar con
mandarinas...y lo que ama a sus dos sirenitas... Todo eso y más he visto... También
he visto el amor en los indignados de todo el mundo, en las personas altruistas
que como la sangre acudieron a mi pueblo cuando se lo devoraron las llamas y el
chapapote, en los voluntarios de todo el mundo y de todas las asociaciones que
luchan por un mundo mejor para todos, con el débil... contra el fuerte... También
he visto el amor en ese desconocido que se paró a ayudarme a recoger los
paquetes, el que me ayudó a empujar el coche...y bueno, no sé... en fin... si
me acuerdo de algo más te cuento, ¿vale?
… Somos más, ¿sabes?...