Un regalo que me pasó mi mejor musa acerca de algunas de las películas que marcaron nuestra infancia. Disfrutadlo tanto como lo he hecho yo. Un abrazo.
"Estaba lavandome
los dientes, momento tan bueno como cualquier otro para divagar sobre lo divino
y lo humano (casi como en cualquier caso siempre que hay agua cerca...en la
ducha, haciendo largos en la piscina, mirando la lluvia al caer, al fregar los
platos...) cuando me puse a pensar en las lecciones Disney, especialmente en
las lecciones a ignorar. No estoy de acuerdo con que no hay que soñar con el
príncipe azul, ¡al contrario! creo que hay muchos chicos (o chicas) estupendos
por ahí, y que cuando das con el tipo ideal, te hace tan feliz que merece la
pena la búsqueda o la espera. Ahora bien, no porque sea guapo y sonriente será
un príncipe azul, entendámonos, hay que mirar un poco más allá y darle tiempo a
que se muestre cada uno como es.
No sé en qué estaba
pensando la Cenicienta para quedarse colgada de un rollo de una noche QUE NO
RECUERDA NI SU CARA, eso sí es una lección para las muchachas del siglo XXI: ¿de
verdad te importa un tipo que es capaz de casarse con tu hermanastra fea
feísima y con voz de gato estrangulado sólo porque encaja en el perfil? De
verdad? Jeje, siendo malos podríamos decir que eso pasó con cierto Príncipe que
ya no lo es, que escogió una que vio y que encajaba...con su entorno.
Oh, espera, que no
todo son princesas. También en Disney tenemos el perfecto ejemplo de hacer
pasar a alguien por quien no es: Aladdin. Es un pobre callejero al que tienen
que vestir de gran señor para hacerlo aceptable a los ojos de la familia (la
chica no, ella le quiere por el interior ;)). Como cuando le pones corbata a un
heavy para conocer a la familia. A veces hay que sufrir, pero...no cambies lo
que te gusta, pues es probable que deje de convencerte. Punto para Jazmine, que
se gustó de una pobre rata callejera y despreciaba al gran pretendiente. ¿O
quizá era ella la que juzgaba por las apariencias?
Con la Bella Durmiente
aprendimos que esconderse del destino no te va a dar resultado, así que ¿porqué
no enfentarte a ello directamente? ¡Hay que ser valientes! Y educados, que los
padres la liaron parda por clasistas.
Ay estas princesas que
no aprenden...Hay una que me recuerda a las historias de cirugías mal hechas, o
de niñas monas que se quitan costillas y otras barbaridades para verse más
guapas. Un pacto con el diablo para desnaturalizarse, por el capricho de gustar
a otros. Ningún cambio drástico es gratuito, todos tienen consecuencias. Vale
que el marinero era un guapo de ojos azules, pero de toda la vida de dios, la
sirena es la que seduce al marino ¡Y no al contrario!
La pobre Blancanieves
es un consejo de madre hecho pelicula: no engullas, ¡mastica bien y no aceptes
nada de los desconocidos!
Pero no todo son malas ideas en este pequeño mundo: también aprendes a interponer tu propio bien al de otros, aunque para eso tengas que ir a la guerra con el malvado Genghis Kan; o a apreciar los libros por encima de los placeres mundanos encarnados en un cachas con tres rubias colgadas del brazo; o a apreciar el corazón de los demás, aunque sean peludos y feroces, o se despiojen en público.
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