El hombre paseaba por
una playa de lslandia, tierra de volcanes y de hielo. A un lado, observó la
dirección donde, allí a lo lejos, se erguían las columnas de basalto que
parecían haber surgido como pilares desde el suelo, tras el acto calculado de
un gigante pulsando un botón. Tras girar la vista noventa grados, el individuo
arrojó despreocupado una piedrecita hacia las formaciones rocosas que salían a
intervalos regulares del agua a lo largo de la niebla que cubría la línea de
costa, y que asemejaban los mástiles de drakars, o la parte de arriba de
periscopios. Y siguió manteniendo el aire feliz y relajado, así hasta que las
formaciones rocosas empezaron a salir del agua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario