Los proyectos de Internet o los literarios son como la catedral de Plasencia: que esté a medias no implica que no sea grandioso.
Ya en una entrada anterior mencionábamos que algunas historias, por razones de formato y de otro tipo, las estábamos narrando a partir de hilos de Twitter. La tendencia ha seguido y, desde entonces, hemos desgranado más relatos sobre ciencia en general (Newton enfrentándose a su némesis, un genio del mal que pretendía derrotarle en una lucha a muerte; Juanelo Turriano y sus maravillosas invenciones; las brillantes e hilarantes actividades extracientíficas de los investigadores; la vez en que los países aliados quisieron derrotar a los del Eje mandándoles icebergs), la ciencia de la medicina en particular (paralelismos de la profesión en la actualidad respecto al antiguo Egipto, tanto para médicos como para pacientes), el macrocosmos de la literatura (la importancia de cómo decir las cosas, el legado de Las uvas de la ira en Nomadland, el nacimiento de ciertos tipos de giros argumentales, o lo engañoso que es el éxito literario), el mundo del arte (un teatro escondido en Nápoles, varias listas de recomendaciones cinéfilas, distintos hilos sobre anécdotas cinematográficas, y un paseo por el edificio inacabado más espectacular que conozco), y por supuesto la siempre interconectada historia (¿quien llegó primero al Polo Norte?; ¿cómo engañar a los nazis con cartón piedra y muchas toneladas de caca de camello?). Creo que con esto tenéis material de sobra para un buen rato, así que espero que lo disfrutéis.