lunes, 16 de junio de 2025

La historia corta de junio: "Me ha robado el corazón"

                En 2024, en Gales, un ladrón fue detenido porque irrumpió en una casa, se cocinó la comida, la sirvió con vino y, a continuación, empezó a hacer las labores domésticas. Entre otras cosas, tendió la ropa, vació un contenedor de reciclaje, fregó el suelo y reordenó ciertos elementos de la vivienda. Cuando se fue de la casa, dejó una nota que decía: “No te preocupes, sé feliz”. Había llevado a cabo un procedimiento muy parecido en otras moradas. Lo que sigue a continuación es una ficción.

 

                No voy a negárselo. Parte de mi motivación fue el dinero. O, mejor dicho, la carencia de él. Pero me repugna robar, y no me considero un ladrón. En efecto, yo entré en esa casa, me serví de sus útiles de cocina y tomé parte de sus alimentos, pero lo pagué con mi trabajo: si se da cuenta, realicé unas cuantas tareas del hogar. Vale que cuando me cuelo en una residencia y lavo la ropa, incluyo también la mía, pero le estoy ahorrando un rato de esfuerzo a los habitantes del sitio. Encima, les reorganicé el jardín, que lo tenían muy descuidado; guardé la compra, que habían dejado tirada por ahí; y reestructuré los armarios, que tenían hechos un desastre. Me apuesto lo que quiera a que no han cambiado la reordenación que le hice, porque les viene mejor. Hasta cabría decirse que les he hecho un favor.

                Además, todos los domicilios en los que he entrado tienen algo en común. Pasaba cerca de ellos con frecuencia en mi camino a buscar trabajo, y me daba la sensación de que los que allí vivían no aprovechaban plenamente sus vidas. Tenían buenas casas, trabajos acomodados, una existencia (sobre el papel) feliz, y nunca parecían tener tiempo para arreglar los pequeños desperfectos de su hogar, ni tampoco se sentían -aparentemente- a gusto. Me da la sensación de que nunca han valorado más lo que tenían dentro de sus viviendas hasta que no ha entrado alguien que les ha hecho sentir que podían perderlas. Yo, en cambio, he aprovechado hasta el tuétano todo lo que ellos habían despreciado. Las comodidades están para usarse; de no ser así, carecen de sentido.

                No sé, señor juez. Para mí sería ideal un intercambio de ese estilo: comida y un lugar donde reposar a cambio de trabajos. No es que me disguste ser un ladrón original: qué más quisiera yo que adoptar la fama de aquel a quien la policía pilló en una casa porque se había quedado a leer un libro tan interesante que se le fue el santo al cielo. Me gustó cuando en Twitter hicieron chistes de mí llamádome "el ladrón con el TOC de la limpieza" y comparándome con el anuncio de "Don Limpio". Pero sigo sin considerarme a mí mismo un criminal. No sé qué opina usted.

                El juez meditó.

                -¿Se pasa por mi residencia, mañana a las seis?-preguntó.

                El acusado asintió:

                -Deme la dirección, y acudiré encantado.

lunes, 9 de junio de 2025

La historial real de junio: más hilos en Bluesky

Seguimos con hilos de Bluesky. Reciclamos un hilo de Twitter que no pudimos colgar en otro formato acerca del hombre que pudo ser Hitler en lugar de ser Hitler; relacionado con eso, un minihilo sobre el final de Klaus Barbie ("el carnicero de Lyon", un torturador nazi implacable, responsable del asesinato y deportación de miles de personas). Además, y también en clave política, aunque con un giro totalmente diferente, tenéis éste sobre las piquiponadas, unos pequeños destellos de ingenio que son más de Rajoy que de Gómez de la Serna. Que los disfrutéis, todos ellos. Un saludo.

domingo, 1 de junio de 2025

El relato de junio: "La mula Francis en la corte del rey Trump"

 “Francis, la mula parlante” es un personaje de ficción que apareció en 1950 en un film estadounidense homónimo en el cual dicho animal hablaba y le daba consejos a un soldado no muy despierto, en contraste con el ingenio cáustico del equino. He querido imaginarme cómo sería la vida de la mula Francis si le diera por aparecer en estos tiempos tan bestias que vivimos.

 

ALGÚN LUGAR DE ESTADOS UNIDOS. AÑO 2023.

                Todo comenzó en el parque de caravanas donde J.D. Vance iba a pasar sus vacaciones. Allí, se sentaba en un taburete y leía el periódico en pantalones cortos, con los pies metidos dentro de una piscina hinchable de plástico rellena de agua, para así recordar cómo eran sus vacaciones de verano cuando era niño. Por suerte, ahora ni él ni su familia vivían allí, pero volvía de vez en cuando para recordar que, si le ponía mucho esfuerzo y el Partido Republicano trabajaba duro, era posible que, algún día, todos los norteamericanos tuvieran una infancia como la suya.

                Fue entonces cuando escuchó cómo alguien le hablaba a su espalda con una voz sonora y bien modulada:

                -Oiga, amigo, ¿ha visto lo que el idiota de Trump está haciendo?

                -Pues sí, es un cernícalo de marca mayor, y se lo digo yo, que he visto muchos. Aunque es verdad que le sigue mucha gente.

                -¿Y no cree, amigo, que alguien debería salir por la tele y decirle a la gente que ese hombre es un maldito ignorante? Y no me refiero adónde ha estudiado, sino que no para de decir sandeces.

                -En efecto, alguien debería hacerlo.

                -¿Y no ha pensado en que ese alguien sea usted?

                -¿Yo? Pues…

                El problema es que, cuando Vance se dio la vuelta para contestar no vio a nadie.

                -Oiga, ¿dónde está?

                -Aquí.

                -¿Cómo aquí? Aquí no hay nada salvo…

                -Yo.

                -¡Una mula!¡Una mula que habla!

                -Francis, para servirle.

                -¿Francis?¡Pero si eso es nombre de chico!

                -No entremos en la cuestión del género, ¿quiere? Qué obsesión tiene la gente por categorizar… Llámeme simplemente Francis, y con eso estaremos todos contentos.

                -Bueno, Francis, como usted quiera… Si a mí lo que me sorprendía era que una mula estuviera charlando conmigo. ¿Dónde ha aprendido usted mi idioma?

                -Que dónde he aprendido yo… Qué pregunta. En una escuela pública estadounidense no, desde luego. Con el poco dinero que invierten ustedes en ella, sería imposible.

                -Oiga, ¿se está metiendo con mi país?¡Porque América es una gran nación!

                -Luego discutiremos si su país se llama o no América, pero de momento, volvamos a lo importante: ¿no ha pensado usted en hacerme caso, e irse a protestar contra Trump en la televisión nacional, ahora que se ha hecho usted famoso con su libro y su película?

                -Ah, ¿las conoce usted?¿Qué tal, le han gustado?

                -Bueno, un poco autoindulgentes y con tendencia a la inacción, si quiere que le diga la verdad. Aunque he de decir que simpatizo con el hecho de que ponga el foco en las personas más desfavorecidas… Pero dejémonos de crítica literaria -zanjó la mula, antes de que Vance pudiera poner reparos-. Ahora, retornando al meollo de nuestro asunto: si conseguimos apartar a ese cretino de Trump de la carrera a las elecciones, y evitamos que salga elegido en 2024, es posible que el país haga algo decente por la gente que vive en los parques de caravanas, y les ayude a estar un poco mejor.

                -Hmm, bueno, eso estaría bien, la verdad.

                -Pues habrá que ir a Washington entonces.

-¿A Washington?¿El estado, o la capital?

-La capital, por supuesto. Ahí es donde se toman las decisiones importantes, y ahí es donde estarán las cámaras de televisión que necesitamos.

                -¿Cuándo dice “necesitamos”, se refiere a mí?¿Quiere ir usted… conmigo?

                -No, con Taylor Swift, no te fastidia… Pues claro que con usted: no se pensará que una mula parlante va a conseguir audiencia en la CNN. Y mira que a la Fox han acudido toda clase de criaturas, incluyendo sapos e invertebrados, pero creo que será más fácil si habla usted por mí. Aunque yo también habré de ir, que para algo la idea ha sido mía.

                -Ummm, en fin, reconozco que eso tiene toda la lógica del mundo.

                -Hala, pues venga, lléveme al Distrito Federal, que ya vamos tarde. Por cierto, le aconsejo que se compre una furgoneta: ¿sabe lo mal preparado que está el transporte público para desplazar mulas? Mira que estuve un tiempo en el ejército, y allí nos trataban mejor…

 

UNOS MESES DESPUÉS

 

                -Hola, Francis, ¿qué tal?¿Te tratan bien en este establo que te he buscado?¿Te dan de comer buena paja?

                -No está mal. Un poco sosa, quizá, pero, por lo demás, aceptable. Por cierto, sea lo que sea lo que ha negociado con el dueño, ya no hace falta que le pague. Le he dado un par de consejos sobre gestión financiera y, con lo que han incrementado sus beneficios, mi hospedaje está más que pagado. Mira que en este caso me ha venido bien, pero eso de Wall Street tiene últimamente más estiércol que este establo. En fin, hablemos de cosas serias: J.D., me encantó lo que dijiste contra Trump el otro día en las noticias. Creo que vamos por el buen camino.

                -¡Eso mismo iba yo a decirte! Mira, de hecho, a raíz de haber salido en la tele, mira quién ha venido.

                -Hola, buenas: me llamo Robert Kennedy Jr.

                -Buenas, encantado de conocerle. Perdone que no le dé la pata, la tengo un poco sucia.

                -Oh, no se preocupe. Últimamente todo está un poco sucio. Es porque la gente se mete toda clase de porquerías en el cuerpo: vacunas, por ejemplo. Así está la sociedad de mal.

                -Creo que no nos vamos a llevar del todo bien usted y yo -respondió la mula.

                -Uy, qué va. En mi familia siempre le hemos tenido simpatía a los burros. De hecho, mi padre anduvo con burros toda su vida.

                -Lo primero de todo, yo no soy un burro, soy una mula. Y, créame, uno puede andar con burros, con elefantes o con zarigüeyas, pero eso no obliga a nadie a convertirse en un asno.

                -Robert me ha contado que tiene grandes planes -intervino Vance-. Y creo que podemos jugar un papel muy interesante en ellos.

                -¿Podemos?-alzó una ceja Francis-. ¿Y quién me ha preguntado a mí?

                -Si le mostramos a la gente que hay una mula que habla -apuntó RFK Jr.-, podemos explicar que eso es una prueba inequívoca de cómo las vacunas están afectando hasta a los cuadrúpedos salvajes. Y por qué deberíamos empezar a consumir productos más naturales: leche cruda, pollo clorado, cocaína…

                -Oiga, señor mío, el hecho de que yo sea capaz de sostener una conversación no tiene nada que ver con las vacunas. No diga estupide…

                -Además -irrumpió Vance, entusiasta-, ¡a mí me han prometido un cargo de vicepresidente!

                -Ay, Dios -se lamentó Francis.

                -¿Puedo pasar?-irrumpió en la habitación alguien naranja con una gorra roja en la cabeza. Sorprendentemente, se escuchó un ruido apagado de aplausos enlatados de fondo, aunque nadie sabía de dónde procedían.

                -¡Hola, Donald! Entra, entra -le indicó RFK, sin pedirle permiso a nadie más-. Te quiero presentar a Frankie, el mulo que habla…

                -He dicho Fran… Buf, imposible -agitó la cabeza Francis, mientras bufaba con hartazgo-. Y ahora viene aquí éste.

                -Hola, Frank -saludó el candidato presidente-. ¿Qué tal?¿Eres un buen mulo americano?

                -Los animales no tienen nacionalidad, señor Trump; a nosotros no nos admiten en el registro electoral. En cambio, parece que el acceso a los documentos secretos se lo dan a cualquiera.

                -Ja, ja, qué gracioso -rio Trump-. Y además, tienes razón, ¡qué mal anda este país! Estas cosas en Rusia no pasan. Menos mal que estoy yo aquí para arreglarlo. Frank, ¿quieres que nos hagamos una foto? La puedo publicar en mi red social.

                -Eeehh… -vaciló Francis, arqueando mucho el belfo superior-. Bueno, si no les importa, pónganse ustedes del lado de mi grupa. Es que ése es mi perfil bueno.

                -Venga, chicos, vamos a hacerle caso. Sonreíd todos…

                Francis agitó la cabeza y miró al cielo como si fuera una cámara imaginaria con la que pudiera comunicarse con el resto del mundo.

                -Vaya añitos nos esperan… Bueno, al menos tenemos una ventaja: no saben distinguir un culo de una cara. Aunque sean tozudos como mulas… algo podremos hacer. Habrá que…

                -¡Oh, Dios mío!, ¿qué es ese olor?

                -Creo que viene del… de detrás de la cola del mulo, señor.

                -… usar bien nuestras armas, incluso las que son un poco pestilentes. Como mínimo, nos echaremos unas risas. Y, quizá, logremos algo más -guiñó Francis el ojo, acompañando el gesto con una sonrisa-. ¡Amigos, iremos hablando!

¿CONTINUARÁ?

lunes, 26 de mayo de 2025

Las historias cortas de mayo: cada diálogo, una historia (I)

Diálogos cortos que constituyen relatos en sí mismo. Como por ejemplo (1, 2, 3, responda otra vez)...


-¿Vas a participar en el sorteo del Día del Padre?

-No creo; el padre que tengo me gusta, y no me quiero arriesgar a que me toque uno peor.


-¿Por qué tecleas tan fuerte?

-Es para que en el escrito se oiga mejor.


-Le condujiste al lado oscuro.

-No. Sólo le ayudé a lidiar con los demonios.


-Aunque tú no me reconozcas, yo a ti te conozco, y eso que no sabes lo que has cambiado físicamente desde entonces.

-Entonces ya sabes por qué llevamos sin vernos tanto tiempo ;)


-Calle “Virgen de la Oliva”. ¿Tú crees que la virgen cabe en una aceituna?

-¿Por qué no? Si Dios es omnipresente, ¿la virgen no puede ser olivo-presente?

lunes, 19 de mayo de 2025

Los libros de mayo: una de bibliotecas

En el blog le hemos dedicado otras entradas a las bibliotecas, y también varios hilos en la red social antes llamado Twitter (os lo cuelgo aquí para los que no tengáis acceso). He hecho fotos a unas cuantas bibliotecas ilustres, como esta sección de la Nacional de Francia, heredera de la biblioteca de Mazarino que comentamos abajo.

El libro de ideales (y tamaño) casi enciclopédicos Bibliotecas, de Andrew Pettegree y Arthur der Weduwen no es, como el también estupendo La Biblioteca. Un patrimonio Mundial, con texto de Campbell y fotografías de Pryce, un compendio ilustrado de las grandes bibliotecas que se han construido, con imágenes que reflejan sus maravillosas colecciones, y un análisis de cómo la arquitectura de las bibliotecas ha ido cambiando para adaptarse mejor a su función de atesorar el conocimiento. Es, más bien, una historia de cómo han evolucionado las distintas formas de ir almacenando libros y, al mismo tiempo, cómo cambiaba la consideración de este útil instrumento para la difusión de la cultura, y la propia función de las bibliotecas. Si los primeros repositorios de libros (primero papiros. luego códices) eran sobre todo privados, y luego serían los monasterios los que heredarían esta función, los autores nos cuentan cómo, desde la invención de la imprenta, los coleccionistas privados, muchos de ellos profesionales liberales, empiezan a construir sus propias bibliotecas particulares, y comienza a surgir un activo mercado de compra y venta de libros no sólo para su función principal (leerlos), sino incluso con los fines de coleccionismo y, como ha ocurrido siempre, para el prestigio social del dueño de dichos volúmenes. Pettegree y der Weduwen nos hablan también de cómo las bibliotecas (y su destrucción) fueron un arma de guerra y de proselitismo entre las diferentes confesiones religiosas; cómo, a partir muchas veces de coleccionistas privados, nacen las bibliotecas nacionales, destinadas a definir la cultura de cada país (ahí nos narran la conmovedora historia de Naudé tratando de salvar la biblioteca de Mazarino, que os recomiendo vivamente); cómo estas bibliotecas -como algo que ya venía ocurriendo desde la antigua Roma- van poco a poco abriéndose para dar acogida primero a intelectuales y luego al gran público; cómo, en esta labor, surgen tanto iniciativas eclesiásticas, públicas, o de filántropos privados (como el caso del famoso millonario norteamericano Carnegie) para expandir las bibliotecas por todo el mundo para que cualquier persona interesada pueda acceder a ellas; cómo, poco a poco, las necesidades de una masa ingente de lectores van cubriéndose a través de bibliotecas de suscripción y de bibliotecas circulantes (especialmente llamativo el caso de las "bibliotecarias a caballo", mujeres que cabalgaban sobre sus monturas para llevar la cultura a los más recónditos lugares de sitios como Kentucky); y también los avatares que sufren los depósitos de libros con las sucesivas guerras y las expurgaciones por causas religiosas, ideológicas, o simplemente de tamaño. También nos explican cómo ha cambiado el modelo social de las bibliotecas: de no estar pensadas para niños hasta contener una sala específicamente infantil, de no contar con las mujeres (también muy ilustrativo el caso de la jefa de la biblioteca de Los Ángeles, Mary Jones, que fue obligada a cederle su puesto a un hombre, lo cual abrió una oleada de protestas feministas) a que ellas formen buena parte de sus organizadoras y usuarias. Finalmente, el texto habla de cómo las bibliotecas son ahora en buena medida centros comunitarios que ponen en contacto a los lectores no sólo con los libros, sino con la moderna tecnología, a pesar de que el libro se haya mostrado sorprendentemente resistente a todos los sustitutos tecnológicos que han tratado de reemplazarle. En definitiva, un volumen que debería hallarse en la biblioteca de todo bibliófilo, y no sólo porque quede bien en ella.

Posdata: habréis visto que hemos puesto en este post una serie de enlaces a hilos de Bluesky (también, a otro tipo de links y formatos) donde detallamos y ampliamos información sobre algunas de las historias que se esbozaban en este libro. Porque ya sabéis que de un texto siempre salen historias nuevas, algunas de las cuales deben ser contadas en otra ocasión...

lunes, 12 de mayo de 2025

La historia real de mayo: hilos de Bluesky

Hola, qué tal. Como algunos ya sabéis, me he pasado definitivamente a Bluesky (sigo teniendo cuenta en Twitter, pero sólo la uso muy puntualmente), y allí también estoy haciendo hilos. Como éste sobre Queen Nanny, reina de los cimarrones; o éste sobre unas islas de África con mucha relación con España. Además, os enlazo aquí lo que hemos colgado para participar en #Desgranahilos este 2025, una glosa sobre la fascinante vida y obra del científico George Washington Carver. Espero que aprendáis un poco con ellos y, sobre todo, os entretengan. Un saludo.

jueves, 1 de mayo de 2025

El relato de mayo: Contradicción

Esta narración surgió a partir del II Certamen de Microrrelatos Simurg (2024), en el que quedó finalista en la modalidad de ciencia ficción, y ha salido publicada (a partir de la página 26 del texto del enlace) como parte de una antología del concurso. Como requisito, el cuento debía basarse en una de las fotografías del Legado de Santiago Ramón y Cajal colgadas en el Espacio Simurg ex profeso para este certamen. En concreto, aunque hubo varias imágenes me inspiraron, partí sobre todo de ésta, que podéis ver debajo. Espero que el relato os llame la atención. Quién sabe, podría dar origen a algo más largo. Un saludo.


Contradicción


-Pase y siéntese.

El recién llegado obedeció. Luego, contempló el galardón que se encontraba encima de la mesa.

-Ah, esto -se fijó también Ramón y Cajal en el documento-. No lo tenía ahí por presunción. Simplemente, no me ha dado tiempo a guardarlo.

El invitado sonrió, comprensivo.

-Claro, por supuesto. Me imagino que el retorno de Suecia ha debido de constituir un esfuerzo agotador.

 -Créame: he quedado mucho más exhausto de debatir con Golgi.

Afirmó, con una pizca de mordacidad para nada escondida, Ramón y Cajal. El invitado pensó que había llegado en el momento perfecto: el científico se hallaba seguro de sí mismo, exultante tras sus últimas condecoraciones. Por supuesto, seguía trabajando a todo ritmo (o eso le habían comentado sus fuentes al respecto), pero estaba preparado para ausentarse del trabajo si un reto más apremiante, más atrayente, consiguiera atraer su atención.

-Pero dejemos de hablar de mí -sonrió Cajal, pícaro-. Le estoy sustrayendo su sin duda valioso tiempo. Dígame, ¿a qué ha venido acá?

Y el invitado de Ramón y Cajal, embutido en su gabán, con esa pinta enigmática que había cautivado al neurocientífico desde el principio, abrió la bolsa de tela que portaba consigo desde el principio para extraer con sumo cuidado…

-Un cráneo -enunció en voz alta Cajal, conforme lo asía con precaución con ambas manos-. Dios mío, estas fracturas son extraordinarias… Me recuerdan a las de uno que mi hermano encontró para nuestra colección particular: tiene una necrosis, causada por la sífilis, que ha generado unas lesiones tan terribles como éstas. Pero en cambio, las de aquí han sido provocadas por un impacto violento, ¿correcto?

-Así es -asintió crudamente el hombre.

-¿Puedo conocer la circunstancia? -preguntó Cajal.

 -Por supuesto -consintió el hombre-. ¿Es usted aficionado a la espeleología?

-¿Adentrarse por cuevas? No, gracias. He escuchado que se hace muy buena ciencia con ello, pero, en dicha área, nunca he pasado del senderismo. ¿Se halló en una gruta, pues?

-Pero no una cualquiera. Quizá haya visitado usted la sierra de Atapuerca, en Burgos.

-No tengo el gusto -confesó Cajal-. Aunque algunos amigos me han hablado de ella.

-De esto es menos probable que haya escuchado nada: hay, dentro de esa cadena de montañas, un conjunto de cavernas particular… Y en una de ellas, existe una sima: un talud que se abre unos catorce metros hacia abajo y que fue explorado por primera vez en 1795. En dicha oquedad (y esto lo conoce un número muy reducido de personas) se han encontrado una serie de esqueletos humanos. Es por ello por lo que ha sido denominada la Sima de los Huesos.

Cajal miraba al desconocido muy fijamente. Colocó con delicadeza el cráneo sobre la mesa, no muy lejos del premio Nobel. Mantuvo su atención sobre el hombre misterioso.

-Prosiga.

-Respecto a esos restos, le resumiré muy brevemente la cuestión: en primer lugar, no son huesos de humanos modernos. ¿Ha oído usted hablar del Homo neanderthalensis?

-¿Esos fósiles que se atribuyen a un tipo de ser humano anterior al hombre moderno? Aunque tengo entendido que hay una intensa polémica acerca de ellos -Cajal tuvo que escudriñar en el interior de su mente para explorar la parte de su memoria a cargo de las noticias científicas fuera de su campo, de las que procuraba mantenerse relativamente actualizado.

-Exacto. Sobre esto que le voy a decir tendrá usted que creerme, porque todavía no se ha hecho público: los restos de la Sima de los Huesos pertenecen a especímenes de ese tipo. Incluso anteriores.

El hombre ejecutó un parpadeo a destiempo: esperaba que lo suficientemente imperceptible para que Cajal no se diera cuenta. Obligó a su mirada a vagar por la habitación. Primero, para desviar la atención; pero, en segundo lugar, para localizar el cráneo que había mencionado Cajal: podía serles útil, según cómo evolucionaran los acontecimientos. El desconocido se preparó para reiniciar el diálogo. Era muy importante controlar el flujo de información que le proporcionaba al científico: combinar medias verdades con informaciones que pudiera constatar y que, por supuesto, no resultaran anacrónicas respecto a su época. El invitado caminaba sobre una cuerda de equilibrista muy fina, que podía seccionarse en cualquier momento: pero nadie dijo que viajar al pasado fuera fácil. Por ahora, lo importante era que, durante la siguiente andanada, Cajal no llegara en ningún momento a sospechar la verdad:

-Y como segundo punto -articuló con voz queda-… Entre ese grupo de huesos, hay una serie de lesiones violentas que nuestros patólogos han atribuido a una caída desde lo alto de la sima. Pero todas ellas son post-mortem: es decir, primero murieron por cierta causa, la que fuere, y después los arrojaron al talud. En cambio, la fractura de este cráneo es ante-mortem

Dejó que Cajal se impregnara de aquellas palabras y de su auténtico significado:

-Es decir… -pronunció Cajal muy lentamente, mientras estudiaba de nuevo el cráneo-… que es un hombre moderno al que alguien arrojó a un agujero lleno de huesos antiguos… y que murió a causa de ello.

Cajal empezó a interrogarse por las circunstancias en que había conocido a aquel hombre. Y se preguntó que quería realmente de él.

-¿Por qué me cuenta esto a mí, precisamente?-inquirió inquisitorial con los ojos.

 El hombre extrajo otro elemento de su bolsa de tela.

-Porque, al lado del cráneo, hallamos esto.

Cajal lo examinó.

-¿Lo reconoce, verdad?

-Claro -dijo el médico-. Es el ocular de un microscopio. Tengo varios de este mismo modelo.

-¿Y esto? -sacó un nuevo objeto el invitado-. Se encontraba también allí.

El desconocido le tendió lo que Cajal reconoció al vuelo como una preparación histológica. La capturó con fuerza. Leyó las palabras que tenía escritas. Alzó la vista, confuso.

 -Esta… es mi letra.

Consultó con ansiedad su cuaderno de notas.

 -Pero esta muestra… yo aún no la he obtenido.

 Se quedaron mirando entre ellos. Transcurrió un segundo muy, muy largo.

 Cajal se incorporó. Cogió, del perchero, casi al vuelo, su sombrero.

  -Rápido, lléveme a ese sitio -ordenó.

 El desconocido, para sus adentros, sonrió.