¿Sabéis estas películas del genéro slasher donde un asesino monta una masacre en un campamento, un instituto, otro lugar cargado hasta los topes de adolescentes, hasta que una chica -a ser posible rubia y que se ha pasado todo la cinta pegando chillidos- se lo carga? Pues bien, a esta joven que ha matado a su monstruo se la denomina Final Girl. Ahora imaginaos que estas historias fueran reales. Que hubiera habido varios casos de esta clase de matanzas en los años ochenta y noventa (con hacha, con motosierra, con útiles de labranza) y esas muchachas hubieran sobrevivido. ¿Qué sería de ellas?¿Adónde habrían ido? Ése es el punto de partida de "Grupo de apoyo para Final Girls".
Esta novela, en cierto sentido, es el equivalente a Watchmen para las películas de asesinos tipo Viernes 13, La matanza de Texas, Scream o Pesadilla en Elm Street, a las que parodia, homenajea, copia, reinventa o como prefiráis denominarlo. Se imagina un mundo alternativo donde estas Final Girls son reales, se han hecho famosas, han hecho películas sobre sus vidas (el libro está plagado de críticas cinematográficas y recortes de artículos o periódicos sobre sus hazañas, ya sean "reales" o sobre papel de celuloide) y por supuesto se hallan tan traumatizadas que han acudido durante décadas a un grupo de apoyo psicólogo, con miedo a que un nuevo monstruo las vaya a en cualquier momento a intentar descuartizar. Hasta que, por supuesto, el momento llega. No me digáis que es un mal inicio.
Para hacer un libro como éste, hacen falta muchas dosis de humor negro, algo de gore (quizá bastante gore) y mucha adrenalina, la cual justifica que lleguemos a perdonar momentos en que la trama, para poder avanzar, caiga en una serie de incoherencias e inverosimilitudes (por ejemplo -puedes saltarte el paréntesis si no quieres leer spoilers-: ¿por qué la protagonista, a pesar de no ser "una Final Girl de verdad", es admitida en el grupo?; ¿cómo es posible que, a pesar de que la muchacha cree que alguien quiere matarla, se aproxima a todas las personas que le importan, poniéndolas en peligro?¿Y cómo puede creer que la mejor idea posible es siempre que puede meterse en la boca del lobo, junto con las personas a las que pretende proteger, y a las que pone de modo constante al borde de la muerte? Fin de paréntesis). Sin embargo como en los mejores slashers, admitimos esos peccata minuta porque hay cuestiones más relevantes en juego.
Porque, además, esta novela también habla de temas importantes. Se pone intimista en ciertos pasajes. Habla del acto de vivir, de qué nos atemoriza hasta el punto de hacer cosas horribles, y de por qué motivos estaríamos dispuestos a salir de nuestra coraza. También trata sobre la sororidad (o de cómo las mujeres pueden fastidiarse la vida del modo más horrible unas a otras), sobre por qué nos gusta el género slasher y en qué aspectos del mismo deberíamos fijarnos a partir de ahora. En definitiva, una pequeña montaña rusa emocional, en ocasiones divertida y en otras un poco más reflexiva. No es mal plan para un libro de su género.
No hay comentarios:
Publicar un comentario