Hoy os traigo un artículo que he escrito con mi compañera del Instituto Cajal, Miriam Caro, a propósito de la pareidolia, o sea, esa capacidad que tenemos de observar formas que no existen (caras, animales, barcos, a Darth Vader) en nubes, objetos, paisajes de la naturaleza e innumerables lugares. El artículo ha salido en "Ciencia para llevar", el blog del diario 20minutos que escribimos miembros del CSIC (con la iniciativa @CSICdivulga al cargo) sobre temas de divulgación científica. En el artículo contamos muchas cosas e incluimos muchos ejemplos e imágenes curiosas. Por cuestiones de espacio, y también para no aburriros, por supuesto no hemos podido mencionar todo. Por ejemplo, algunos detalles curiosos: aunque todo el mundo puede experimentar la pareidolia, se ve algo más en mujeres, y en gente con mucha creatividad, pero también en personas que tienden a creer más en fenómenos sin base sólida; la mayor parte de los rostros que se ven, curiosamente, se atribuyen a hombres; y hay mucho debate sobre los mecanismos neurológicos debajo de la pareidolia (la cual, de hecho, se usa para investigar cómo reconocemos los estímulos reales), pero da la sensación de que seguimos los mismos caminos neuronales que con los objetos verdaderos, es decir, que las vemos como "caras de verdad", no porque hagamos un procesamiento cognitivo a posteriori. Eso sí, todavía no tenemos claro si concebimos las caras como "un todo", o es que divisamos elementos parciales (sobre todo ojos y boca) en un contexto adecuado, y eso nos hace vislumbrar una cara al completo. Por otra parte, Carl Sagan creía que esta facilidad que tenemos para discernir caras (tenemos hasta zonas concretas del cerebro empleadas de manera casi completamente específica para eso), capacidad que sería la causante de provocar estos "errores de la pareidolia" por "exceso de celo", podría tener que ver con el hecho de que los bebés han de ser capaces de reconocer los rostros de sus padres desde pequeños para saber de quién podemos fiarnos, aunque en el artículo, como leeréis, aventuramos otras posibles explicaciones. También podríamos hablar de pareidolias que tienen su propia historia, caso del guijarro de Makapansgat o la cara de Marte. En fin, que es un tema curioso y multifacético, así que espero que disfrutéis del texto. Un saludo, nos vemos las caras.
Algunas fotos de pareidolias de cosecha propia (o de mi pareja): arriba, dos fotografías de tazas de café que asemejan una cara; abajo, un demonio dentro de una empanadilla, dos rocas de Islandia (una con forma de cabeza de elefante, y otra como un dragón de espaldas) y una cabeza de tortuga pegada a un muro cerca del Instituto Cajal.Posdata: en el programa "De cero a infinito", de Paco León, me hacen una entrevista a partir del minuto 5:25 en relación con este artículo. Ahondamos en algunos detalles que no hemos incluido en ninguna otra parte. Espero que os guste.
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