miércoles, 6 de diciembre de 2017

La historia corta de diciembre: "Constitución"

Constitución

         Constitución, “Consti” para los amigos (los pocos que tenía), era una chica tímida, apocada, solitaria. La habían criado señores mucho mayores de ella, de barbas canas y hosco ceño –muy doctos, sin duda, pero de cariños los justos-, que llevaban toda su existencia diciéndole qué debía hacer, qué decidir, y qué pensar. “Come esto”; “vístete con esto otro”; “estudia esto, que te hará falta”. A la pobre muchacha nunca le consultaban qué quería hacer ni cuándo: de hecho, una mañana se levantó y se encontró con las cicatrices de una operación de cirugía estética. Así transcurrieron sus primeros treinta y nueve años de vida, en que se pasó el rato estudiando de cara a un sobrio atril y una insípida mesa de estudiante, enfrentada y rodeada de libros gordos y cargados de polvo. Sin pensar, en ningún momento, que pudiera haber algo más.
         Un día, se le ocurrió volver la vista hacia la ventana y vio algo en lo que nunca se había fijado: era el mundo exterior. Había una casa blanca, y hierba verde, y un columpio amarillo, y flores de variado color. No sabía que había allá afuera; no sabía lo que se encontraría; su cabeza era un mar de dudas, pues salir al exterior no era algo para lo que se había preparado.


         Y por eso se levantó de la silla, dejó sus libros, abrió la puerta… y salió caminando.

1 comentario:

  1. A la pobre muchacha nunca le consultaban qué quería hacer ni cuándo: de hecho, una mañana se levantó y se encontró con las cicatrices de una operación de cirugía estética.

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