Elogio de Milady de Winter
Todavía
estoy esperando que, junto a la vindicación de Circe, de Maléfica, de Cruella
de Vil y otras grandes villanas del cómic y la leyenda, lleguen las de algunas
otras: la de Helena de Troya, obligada a servir como insensato instrumento de
los dioses. La de las sirenas, que merecen el mismo reproche que los leones
cuando comen carne. O a Milady de Winter, abandonada por un marido que ni
siquiera se dignó a escuchar su historia, incomprendida, refugiada finalmente
en la maldad de la locura como única manera de salir viva. En otra ficción, “Orange
is the new black”, se insinuaba que buena parte de las presas se encuentran
encerradas en las cárceles norteamericanas por culpa de algún hombre. Por otra
parte, Sócrates decía que nadie se hace malvado por sí mismo. Todas esas
villanas están esperando que alguien cuente su historia, y qué las ha llevado a
estar ahí.
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