lunes, 14 de marzo de 2022

Las recomendaciones de marzo: tres historias italianas

Grupito de recomendaciones para este mes. En esta ocasión lo tenemos variado: dos libros (de ficción y no ficción) y una serie, todas ellas con el común denominador de ser italianas. Allá vamos:

¡Delizia! La historia épica de la comida italiana. El título resulta autodescriptivo. El autor, John Dickie, parte de las ideas preconcebidas (en ocasiones, bastante falsas) acerca de la gastronomía italiana, y hace un repaso a la evolución de la cocina transalpina a través de un recorrido histórico por sus ciudades más destacadas. ¿Lo mejor? Que, en muchas ocasiones, la comida es una excusa para hablar de los cambios que estaban teniendo lugar en la sociedad, ya que, por supuesto, lo que somos y lo que comemos se halla íntimamente ligado. Tan divertido como erudito.

La concesión del teléfono. Muchos ya sabemos que, cuando Andrea Camilleri no escribía sobre el comisario Montalbano, se dedicaba a redactar, a poquititos, un tratado sobre la historia de Sicilia a través de unas cuantas novelas donde describía las distintas épocas de la isla bajo la óptica de sus vivencias cotidianas. Hablamos de ello cuando comentamos La revolución de la luna, y seguramente deberíamos haberlo mencionado también cuando me leí "El sobrino del emperador", una divertidísima crónica sobre la estancia de un príncipe etíope en Italia que aprovechaba para cargar contra la estupidez inherente al fascismo. "La concesión del teléfono" pertenece a esta misma estirpe. Como en "El sobrino del emperador", Camilleri emplea el género epistolar -y algún que otro recurso- para describirnos cómo un habitante de su imaginaria ciudad de Vigàta (patria chica también de Montalbano) solicita, a finales del siglo XIX, la concesión de una línea telefónica. La petición sirve de excusa para diseccionar las distintas relaciones entre los ciudadanos entre sí y con las autoridades civiles, policiales, eclesiásticas y criminales, incluyendo en su seno aspectos como la traición, venganzas, equívocos, dobles juegos, sospechas, incompetencia, obcecación, muchas ilegalidades, trastornos mentales, sexo y un poco de (bastante cotilleo). Ideal para pasar un buen rato y entender mejor la quintaesencia siciliana.

Cortar por la línea de puntos. En este recorrido que estamos haciendo por la historia italiana, esta miniserie de animación representa la época más reciente. Tanto, que todos podemos sentirnos representados. Basada en un cómic (si no tiene tintes autobiográficos, lo disimula muy bien), narra la vida interior de un dibujante ya talludito que explora su presente y pasado tanto a través de los recuerdos como mediante el diálogo con su conciencia, a la que representa un armadillo gigante. El guión es caótico, irónico, afilado y cáustico con todas sus ganas, y aunque las reflexiones del muchacho no son distintas de las que nos hemos hecho todos en algún período de nuestra vida (sobre todo en esa fase adolescente tan idiota), lo hace de manera tan divertida que pasas un rato estupendo. Incluso cuando se mete en temas más espinosos y serios, procura no olvidar que es importante no creerse nunca el ombligo del mundo, y que ninguno tenemos la mayoría de las respuestas. Muy recomendable.


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