Como hemos dicho con anterioridad en este blog, un ensayo no tiene que ser ni mucho menos aburrido. Más bien al contrario, un buen ensayo, y más si pretende hacer divulgación (ya sea de ciencia, historia o cualquier tema), puede y hasta debe ser apasionante. Es el caso de estos tres que os cometamos, un picadito de recomendaciones variadas que creemos que os van a llamar la atención. Allá van:
-Cenando con Darwin, Tras la huella de la evolución en nuestros alimentos, de Johnathan Silvertown, es un libro tan instructivo como ameno sobre cómo la evolución biológica ha influido tanto en la comida que degustamos como en la capacidad del ser humano para apreciarla, en un ensayo que combina biología, gastronomía e historia de nuestra especie. Un pequeño y delicado bocado para las papilas gustativas que alojamos, de manera metafórica, en las células grises.
-Atlas de los exploradores españoles es un libro de Geoplaneta (una sección editorial especializada en hacer la geografía interesante para el gran público) en el que varios autores recopilan de manera exhaustiva las biografías condensadas de un amplio número de individuos nacidos en lo que hoy es España y que, de una manera y otra, contribuyeron a expandir las fronteras del globo. El libro incluye a exploradores clásicos y conquistadores como Magallanes, Elcano, Pizarro y Cortés, pero también nombres mucho más desconocidos (como Yuder Pachá, el almeriense que conquistó Tombuctú) y también científicos, evangelizadores, cartógrafos, ingenieros... Una manera de explorar las contribuciones -en muchas ocasiones negativas, pero con bastantes ejemplos positivos también- que nuestros antecesores han aportado al conocimiento global.
-Aventura en el Ártico. Peter Freuchen fue un explorador danés que vivió un sin número de aventuras en el Ártico y también fuera de él. Montó una misión comercial en Groenlandia, convivió con los inuits durante años, por supuesto se hartó de escribir libros y departir en diversos foros sobre sus experiencias, y en una fase tardía de su vida se unió a la resistencia contra los nazis (por lo que le detuvieron y condenaron a muerte: se salvó tras huir a Suecia). Su episodio más famoso, sin embargo, fue cuando tuvo que utilizar un bloque congelado de sus propios excrementos a modo de cuchillo para salvar su vida. En "Aventura en el Ártico", Freuchen no narra esta anécdota (aunque hay un momento en que está a punto de emplear ese mismo método), pero sí una retahíla de curiosidades acerca de los inuits, su chocante modo de vida, y las argucias mediante las que sobrevivió a las rigurosas condiciones del Ártico. Entre otras historias que cuenta tenemos una especialmente bonita (la cual relatamos por aquí) relacionada con su primera mujer, la inuit Navarana.
Peter Freuchen junto a su segunda esposa.
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