El escritor conocido por el pseudónimo de Patrick Dennis fue uno de los más vendidos en Estados Unidos durante los años 50 y 60. Durante esta época, llegó a vender hasta 1000 libros diarios, y fue el primer escritor en tener tres obras (publicadas bajo diversos alias) en la lista de best-sellers del New York Times. Durante mucho tiempo cayó en el olvido, aunque en los últimos tiempos está empezando a reivindicarse. Sorprendentemente, su libro más conocido, éste que sacamos a colación de Mi tía Mame, fue rechazado por diecinueve editoriales, o no es tan sorprendente si tenemos en cuenta la ceguera de la que con demasiada frecuencia adolece la industria que se erige alrededor de la literatura. Bien sabemos que el número de lectores no es sinónimo de calidad literaria, pero en este caso, el lector se tropieza con lo que se promete: humor inglés cargado de ironía (a pesar de que la novela está ambientada en la norteamericana Nueva Inglaterra), situaciones disparatadas, y unos personajes que lo mismo te hablan de Freud y de Marx que te discuten sus últimos lances sexuales. Si esto no es una novela ligera para pasar un buen rato, como dirían sus protagonistas con tono afectado, quién sabe qué lo es.
Por supuesto, toda la actividad del libro se focaliza alrededor de Mame, la tía del narrador de la historia (el cual, como el autor, se denomina también Patrick Dennis; con esto puede parecer que la novela es autobiográfica, y aunque el escritor lo niega, sí que admite que en buena medida se basó, para la elaboración de su protagonista, en la personalidad de su verdadera tía). Mame es alocada, irreverente, bastante metomentoda, extremadamente culta, muy atractiva a pesar de los años, irresponsable y desenfrenada; gasta con frecuencia más de lo que puede ganar, tiene teorías revolucionarias sobre el sexo y la educación, ha sido corista en un local chino, tiene un gusto artístico bastante peculiar, miente con una facilidad pasmosa (con la misma facilidad con la que niega la realidad en ocasiones) y sus fiestas son la comidilla de la clase alta de Nueva York. No parece que sea la persona ideal para cuidar a un niño de diez años que se ha quedado huérfano en los años veinte del siglo pasado, y eso mismo opinaba el padre de la criatura, pero como es el único pariente vivo tras la muerte de su progenitor, el joven Patrick Dennis queda bajo su cuidado, aunque la tía Mame tendrá que compartir las decisiones acerca de su educación con el fidecomisario de su herencia. A partir de allí, conforme Patrick crezca y evolucione hacia la edad adulta, se suceden las situaciones descacharrantes en las cuales, a partir de una circunstancia aparentemente anodina y que no debería pasar a mayores, vemos cernirse desde el principio la fórmula del desastre. La tía Mame es un personaje que difícilmente puede caer mal: excéntrica, superficial, dramática y coqueta, enamoradiza, con tendencia a interpretar un papel, incapaz de conservar un trabajo más de unos días seguidos, posee sin embargo algunas notables virtudes, como una ingenuidad excesiva (aunque en ocasiones pueda demostrar lo contrario), una tolerancia a prueba de bombas (en una sociedad muy cerrada, cuenta con amigos de cualquier nacionalidad, raza y condición sexual) y varios arranques de idealismo, aunque hay que contar que la mayor parte de éstos le duran, como cualquier iniciativa, más o menos el mismo rato que tarda en cambiar el viento. La novela, por otro lado, tiene otros defectos propios de su época y del estilo de un escritor que sin duda no vivió muy lejos del ambiente de la alta sociedad que describe: es tirando a "snob" (a pesar de que se dedica a criticar ciertos tipos de clasismo y racismo), el narrador de la historia resulta en ocasiones antipático y, salvo excepciones notables, pocas mujeres salen bien paradas -si sirve de consuelo, la mayoría de los hombres tampoco. Sin embargo, el libro, a pesar de sus altos y sus bajos -al final pierde un poco de lustre- ofrece pasar un buen rato a base de historias delirantes y entretenidas, y hará las delicias de aquellos admiradores del estilo de Wodehouse o de las historias más divertidas de Evelyn Waugh. El texto tuvo una secuela, "Alrededor del mundo con la tía Mame", aunque ésta aún no ha llegado a mis manos. Una más que buena amiga mía suele decir que huye por defecto de los libros que contienen en su sinopsis la definición de "hilarante"; yo a esta novela la incluiría en dicha categoría -aunque, más que de reír a carcajada limpia, considero que más bien conseguirá sacaros sonrisas cómplices- pero como a pesar de algunos desengaños, en líneas generales no comparto esa apreciación, no la dudo en recomendar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario