¿Te toca de nuevo hacer los regalos de navidades y no tienes ni idea?¿Te desmoñas por encontrar un obsequio maldito a tu cuñado, que nunca está conforme con nada?¿Quieres entregar algo que no sea lo clásico, lo típico, lo que todo el mundo conoce y busca en los estantes de las librerías? He aquí unas cuantas sugerencias que quizás puedan encandilarte a ti o a seres queridos (u odiados):
-El antropólogo inocente, de Nigel Barley. Un clásico moderno, publicado en 1983, narra la historia real, contada en primera persona, de cómo el joven antropólogo Nigel Barley decidió imitar a sus colegas y realizar un "trabajo de campo" fuera de los despachos. Para ello, escoge una tribu poco estudiada de África, situada en un país francófono, lo cual ya es un primer inconveniente para un británico. Pero Barley, muy escéptico con respecto al trabajo de los antropólogos, y con un muy irónico humor inglés, nos señalará las dificultades de tratar de aprender algo en una comunidad remota, donde los nativos apenas le comprenden (cuando no tratan directamente de tomarle el pelo) y nadie tiene ningún interés en que él culmine con éxito su trabajo. Barley publicaría más tarde una secuela de este tan entretenido libro aunque, por lo que me cuentan, no es tan desternillante como el original.
-No duermas, hay serpientes, de Daniel Everett. Continuando con la desmitificación del trabajo de los antropólogos se halla también esta narración en primera persona del antropólogo y misionero Daniel Everett, cuya idea era vivir acompañado de su familia con la casi aislada tribu piranha en la Amazonia, aprender su desconocido lenguaje, y tratar de convertirles al cristianismo. Aunque el libro resulta algo difícil de leer (posee ciertas deficiencias narrativas, aparte de realizar un pormenorizado análisis de la gramática del lenguaje piranha), hay unos cuantos hechos que resultan impactantes: desde las dificultades de Everett para convivir con los nativos (malentendidos, urgencias médicas en medio de la selva), hasta el hecho de que Everett descubrió que el lenguaje piranha no concebía el pasado ni el futuro, y por tanto resultaba imposible para él describirles los conceptos de Mesías, juicio final y salvación imprescindibles para enseñarles la fe de Cristo. La historia tuvo dos grupos de consecuencias, tanto académicas como personales para el autor: por un lado, puso en discusión grandes teorías sobre el lenguaje (como la de la gramática universal del famoso pensador Noam Chomsky) y, por otro, Everett acabó aprendiendo más de los piranha que ellos de él; entre otras cosas que él mismo había dejado de creer en Dios, lo cual le llevó a la ruptura con su familia.
-El antropólogo inocente, de Nigel Barley. Un clásico moderno, publicado en 1983, narra la historia real, contada en primera persona, de cómo el joven antropólogo Nigel Barley decidió imitar a sus colegas y realizar un "trabajo de campo" fuera de los despachos. Para ello, escoge una tribu poco estudiada de África, situada en un país francófono, lo cual ya es un primer inconveniente para un británico. Pero Barley, muy escéptico con respecto al trabajo de los antropólogos, y con un muy irónico humor inglés, nos señalará las dificultades de tratar de aprender algo en una comunidad remota, donde los nativos apenas le comprenden (cuando no tratan directamente de tomarle el pelo) y nadie tiene ningún interés en que él culmine con éxito su trabajo. Barley publicaría más tarde una secuela de este tan entretenido libro aunque, por lo que me cuentan, no es tan desternillante como el original.
-No duermas, hay serpientes, de Daniel Everett. Continuando con la desmitificación del trabajo de los antropólogos se halla también esta narración en primera persona del antropólogo y misionero Daniel Everett, cuya idea era vivir acompañado de su familia con la casi aislada tribu piranha en la Amazonia, aprender su desconocido lenguaje, y tratar de convertirles al cristianismo. Aunque el libro resulta algo difícil de leer (posee ciertas deficiencias narrativas, aparte de realizar un pormenorizado análisis de la gramática del lenguaje piranha), hay unos cuantos hechos que resultan impactantes: desde las dificultades de Everett para convivir con los nativos (malentendidos, urgencias médicas en medio de la selva), hasta el hecho de que Everett descubrió que el lenguaje piranha no concebía el pasado ni el futuro, y por tanto resultaba imposible para él describirles los conceptos de Mesías, juicio final y salvación imprescindibles para enseñarles la fe de Cristo. La historia tuvo dos grupos de consecuencias, tanto académicas como personales para el autor: por un lado, puso en discusión grandes teorías sobre el lenguaje (como la de la gramática universal del famoso pensador Noam Chomsky) y, por otro, Everett acabó aprendiendo más de los piranha que ellos de él; entre otras cosas que él mismo había dejado de creer en Dios, lo cual le llevó a la ruptura con su familia.
-Sinopsis de cine: el escritor Ángel Sanchidrián comenzó a hacerse un nombre gracias a estos breves pero impactantes resúmenes de películas que iba destripando a sus seguidores de Facebook. Aunque luego se ha atrevido con más tipos de relatos, tanto dentro de las redes sociales como fuera de ellas ("Diario de un caniche", las historias de una "Luisi" que ha leído en exceso 50 sombras de Gray, o la novela de fantastía épico-humorística "Tres enanos y pico"), sus sinopsis, que combinan dosis de crítica mordaz con atrevidas metáforas, y un lenguaje tan elegante como el de una Jenny de polígono peleándose con una camionera de Cuenca, siguen siendo lo más descacharrante que cuenta en su arsenal, atreviéndose con clásicos, películas de todo género, e incluso vídeos de renombrados (es un decir) artistas (es un mentir) musicales como Paquirrín e Ylenia. Se trata de un sentido del humor muy especial que no es para todos los gustos pero sí puede seducir a toda clase de públicos; además, si os gusta, siempre podéis leer más las sinopsis que va publicando en Facebook, o también con convertiros en inversores preferentes para una segunda parte que, esperemos, no tardará mucho en salir. De hecho, por lo que escuché la última vez, es probable que esté preparado justo para Navidades.
-Casa de muñecas, de Patricia Esteban Erlés. Esta autora aragonesa de tintes góticos es una especialista en relato ("Azul ruso", de quien hablamos en otra ocasión, entre otros) y también ha incursionado en el ámbito de la novela ("La madres negras", que aún no he tenido oportunidad de leer), pero para mí sobre todo es una maestra del microrrelato, que cultiva desde su página de Facebook y también en libro como éste, donde nos abre la puerta a casas encantadas, fantasmas inquietantes y humanos aún más perturbadores, con influencias de Edgar Allan Poe y Shirley Jackson, las cuales ella no oculta sino que luce con orgullo.
-Pelos, de "Las Microlocas": siguiendo con los microrrelatos, cuatro jóvenes autoras (Eva Díaz Riobello, Teresa Serván, Isabel González e Isabel Wagemann) conocidas como "Las Microlocas" nos muestran sus mini-historias a partir de un concepto tan elástico, retorcido y cargado de raíces como el pelo, desde la punta de la melena hasta otra zonas más impúdicas, abriéndonos la oportunidad a escenas y retratos de variado pelaje.
-Para los aficionados a la cocina, dos libros también atípicos: Julian Barnes (uno de los autores más reconocidos en el panorama actual, sobre todo en el terreno de no-ficción, autor de "Arthur&George" entre otros) nos narra en "El perfeccionista en la cocina" sus pequeños dramas sobre los aspectos más cotidianos de la elaboración de las recetas, siempre desde el punto de vista de un cocinero aficionado algo tiquismiquis y quizás demasiado influido por su faceta de intelectual y escritor. Con aspiraciones de llegar a un público más amplio, "Esto no estaba en mi libro de historia de la gastronomía", de Myriam Sagarribay, sigue la estela de otros libros populares con título del mismo inicio que te desgranan aspectos variados de la historia: en este caso, del origen de buena parte de los alimentos que consumismos.
-Atlas de las constelaciones, de la escritora Susanna Hislop y la ilustradora Hannah Waldron, es un muy bello libro sobre la forma, origen y leyendas de las distintas constelaciones que podemos encontrar en el cielo. Ideal para aficionados a la astronomía como yo, al que le cayó de hecho como fantástico regalo de navidades. Otro regalo que todavía estoy leyendo es "La historia del mundo en mapas", un detallado análisis de la historia universal a partir de diversos mapas que ilustran cómo hemos ido cambiando a lo largo de las eras.
-Un libro exótico. A veces, es sorprendente la cantidad de textos que leemos influidos por la cultura mayoritaria de nuestro entorno. En España es sencillo localizar novelas estadounidenses, europeos y latinoamericanos, pero a veces es más complicado capturar libros escritos por africanos (aquí hablamos de unos cuantos sobre África, al que habría que añadir "Grita libertad", de John Briley, pero ninguno de ellos fue escrito por un africano autóctono; para mí es una asignatura pendiente, y acepto sugerencias), o por asiáticos -salvo quizás unas pocas excepciones turcas o japonesas, quizás por ser países más cercanos a Occidente-. No pretendo realizar una exploración sistemática, pero sí apuntar unas cuantas sugerencias: Tagore es una referencia clásica; "Cometas en el cielo", narrada por un estadounidense de origen afgano, se ha hecho famosa debido a su adaptación cinematográfica -muy hermosa, he de decir-; y de China, aparte de las leyendas mitológicas y unos cuantos premios Nobel de distinta orientación desde el punto de vista político, nos ha llegado recientemente la última revolución de la ciencia ficción ("El problema de los tres cuerpos", una curiosa interpretación del futuro que, como suele ocurrir con las obras de ciencia ficción, nos ofrece un espejo en el que en este caso aparece reflejado el turbulento pasado reciente de China). Yo, por mi parte, os aconsejo "Muerte de una heroína roja", de Qiu Xiaolong, sobre un investigador que trata el caso de una trabajadora modelo fallecida en extrañas circunstancias. Aunque algo desfasado respecto a la época actual (está ambientado en los años noventa), el libro, como buena novela negra, emplea un asesinato para analizar los claroscuros de una sociedad en profundo cambio como es la del gigante asiático.
-Casa de muñecas, de Patricia Esteban Erlés. Esta autora aragonesa de tintes góticos es una especialista en relato ("Azul ruso", de quien hablamos en otra ocasión, entre otros) y también ha incursionado en el ámbito de la novela ("La madres negras", que aún no he tenido oportunidad de leer), pero para mí sobre todo es una maestra del microrrelato, que cultiva desde su página de Facebook y también en libro como éste, donde nos abre la puerta a casas encantadas, fantasmas inquietantes y humanos aún más perturbadores, con influencias de Edgar Allan Poe y Shirley Jackson, las cuales ella no oculta sino que luce con orgullo.
-Pelos, de "Las Microlocas": siguiendo con los microrrelatos, cuatro jóvenes autoras (Eva Díaz Riobello, Teresa Serván, Isabel González e Isabel Wagemann) conocidas como "Las Microlocas" nos muestran sus mini-historias a partir de un concepto tan elástico, retorcido y cargado de raíces como el pelo, desde la punta de la melena hasta otra zonas más impúdicas, abriéndonos la oportunidad a escenas y retratos de variado pelaje.
-Para los aficionados a la cocina, dos libros también atípicos: Julian Barnes (uno de los autores más reconocidos en el panorama actual, sobre todo en el terreno de no-ficción, autor de "Arthur&George" entre otros) nos narra en "El perfeccionista en la cocina" sus pequeños dramas sobre los aspectos más cotidianos de la elaboración de las recetas, siempre desde el punto de vista de un cocinero aficionado algo tiquismiquis y quizás demasiado influido por su faceta de intelectual y escritor. Con aspiraciones de llegar a un público más amplio, "Esto no estaba en mi libro de historia de la gastronomía", de Myriam Sagarribay, sigue la estela de otros libros populares con título del mismo inicio que te desgranan aspectos variados de la historia: en este caso, del origen de buena parte de los alimentos que consumismos.
-Atlas de las constelaciones, de la escritora Susanna Hislop y la ilustradora Hannah Waldron, es un muy bello libro sobre la forma, origen y leyendas de las distintas constelaciones que podemos encontrar en el cielo. Ideal para aficionados a la astronomía como yo, al que le cayó de hecho como fantástico regalo de navidades. Otro regalo que todavía estoy leyendo es "La historia del mundo en mapas", un detallado análisis de la historia universal a partir de diversos mapas que ilustran cómo hemos ido cambiando a lo largo de las eras.
-Un libro exótico. A veces, es sorprendente la cantidad de textos que leemos influidos por la cultura mayoritaria de nuestro entorno. En España es sencillo localizar novelas estadounidenses, europeos y latinoamericanos, pero a veces es más complicado capturar libros escritos por africanos (aquí hablamos de unos cuantos sobre África, al que habría que añadir "Grita libertad", de John Briley, pero ninguno de ellos fue escrito por un africano autóctono; para mí es una asignatura pendiente, y acepto sugerencias), o por asiáticos -salvo quizás unas pocas excepciones turcas o japonesas, quizás por ser países más cercanos a Occidente-. No pretendo realizar una exploración sistemática, pero sí apuntar unas cuantas sugerencias: Tagore es una referencia clásica; "Cometas en el cielo", narrada por un estadounidense de origen afgano, se ha hecho famosa debido a su adaptación cinematográfica -muy hermosa, he de decir-; y de China, aparte de las leyendas mitológicas y unos cuantos premios Nobel de distinta orientación desde el punto de vista político, nos ha llegado recientemente la última revolución de la ciencia ficción ("El problema de los tres cuerpos", una curiosa interpretación del futuro que, como suele ocurrir con las obras de ciencia ficción, nos ofrece un espejo en el que en este caso aparece reflejado el turbulento pasado reciente de China). Yo, por mi parte, os aconsejo "Muerte de una heroína roja", de Qiu Xiaolong, sobre un investigador que trata el caso de una trabajadora modelo fallecida en extrañas circunstancias. Aunque algo desfasado respecto a la época actual (está ambientado en los años noventa), el libro, como buena novela negra, emplea un asesinato para analizar los claroscuros de una sociedad en profundo cambio como es la del gigante asiático.
-Si el precio no es un problema y deseáis un regalo no apto para todos los bolsillos, os podéis animaros a comprar esta copia del Manuscrito Voynich por poco menos de 8000 euros. El manuscrito, cuyo original se encuentra en la universidad de Yale y ha sufrido toda clase de especulaciones sobre su autoría, el idioma en el que está escrito o su propósito (recientemente han salido varias investigaciones al respecto, como ésta o ésta; como podéis ver, lo más probable es que se trate de un manual sobre el uso de hierbas para aplicaciones médicas escrito en una mezcla de varios idiomas), ha sido reproducida en 898 copias de manera artesanal para que podáis contemplar de cerca uno de los misterios más intrigantes de la civilización occidental. Lo mismo puede ser un buen obsequio para tu cuñado que todo lo sabe, a ver si es capaz de desentrañarlo. Otra opción alternativa, como me comentaron una vez, es regalar algún ejemplar de un libro inventado como el Necronomicón: hay unas cuantas copias muy interesantes a la venta, y aunque sin duda son más falsas que un bistec de vaca vegano, podéis quedar muy bien en las reuniones familiares.
-Para los niños, defiendo que hay que estimularles no necesariamente a que sean científicos, pero sí, en estos tiempos de magufismo y falsos oráculos, a que les entusiasme la ciencia y crean en ella. Antonio Martínez Ron, autor de varios fantásitcos blogs de divulgación científica ("Fogonazos" y "Libro de notas: Guía para perplejos", entre otros) co-escribe con su hija Laura "Papá, ¿dónde se enchufa el sol?", una serie de curiosidades sobre el mundo que nos rodea a partir de las preguntas que le hacía Laura a su padre. Ideal para esa generación futura que nos habrá de salvar a todos.
-Para los niños, defiendo que hay que estimularles no necesariamente a que sean científicos, pero sí, en estos tiempos de magufismo y falsos oráculos, a que les entusiasme la ciencia y crean en ella. Antonio Martínez Ron, autor de varios fantásitcos blogs de divulgación científica ("Fogonazos" y "Libro de notas: Guía para perplejos", entre otros) co-escribe con su hija Laura "Papá, ¿dónde se enchufa el sol?", una serie de curiosidades sobre el mundo que nos rodea a partir de las preguntas que le hacía Laura a su padre. Ideal para esa generación futura que nos habrá de salvar a todos.
-Una posibilidad que tenéis es no regalar literatura, sino cine: sí, todos pensaréis en una suscripción a Netflix o HBO, pero desde aquí ofrecemos la opción de Filmin, con un catálogo de películas más alternativo -en ocasiones, demasiado-, pero que ofrece suscripciones parciales y permite disfrutar de joyas difíciles de encontrar en otro lugar: desde Macarroni hasta Coriolanus (ahora mismo no en cartel, pues el catálogo resulta vivo y cambiante, lo cual es bueno para disponer de los últimos estrenos menos comerciales).
-En cuanto a mí, ya sabéis que vuestra lectura es para mí el mejor de los regalos. Pero, si aparte, queréis hacer alguna donación literaria a bibliotecas o puntos de intercambio de libros, o también una donación monetaria a cualquier ONG de vuestra elección, no sé si os lo recompensará Dios, pero en todo caso yo os tendré en muy alta estima. Un saludo, y felices fiestas de cualquier tipo.
-En cuanto a mí, ya sabéis que vuestra lectura es para mí el mejor de los regalos. Pero, si aparte, queréis hacer alguna donación literaria a bibliotecas o puntos de intercambio de libros, o también una donación monetaria a cualquier ONG de vuestra elección, no sé si os lo recompensará Dios, pero en todo caso yo os tendré en muy alta estima. Un saludo, y felices fiestas de cualquier tipo.
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