lunes, 26 de diciembre de 2022

Los libros de diciembre: unas cuantas recomendaciones navideñas

 Aquí van, por si os resuelven algún regalo que os resulta particularmente difícil:

-"Un par de manos. Cocinera y doncella en los años 30": Mónica Dickens es bisnieta del famoso escritor Charles Dickens, de quien sin duda heredó la ironía y un original sentido de la narrativa. La futura escritora quiso durante un tiempo ganarse por sí misma la vida como cocinera (aunque en ocasiones tuvo que ampliar sus labores al servicio doméstico) y, al narrarlo, nos desgrana la interioridad de las casas británicas no desde la severidad de "Lo que queda del día" ni la trastienda de "Gosford Park", sino desde un punto de vista muy humano, donde amos, criados, niñeras y vendedores tienen todos sus defectos, sus guerras internas y sus meteduras de pata (que tratan de disimular en ocasiones con gran descaro). La imperfección puesta por escrito. Algo de crítica social tiene, pero, sobre todo, mucho humor.

-"Trieste", de Jan Morris. Morris es conocida por sus vibrantes descripciones de algunas ciudades famosas ("Venecia", "Manhattan 45"), pero a mí me impresiona en gran medida que me desvele los detalles de una zona de Italia que no conozco demasiado. Hay además algo especial en Trieste, esa urbe en mitad de oriente y occidente, entre el presente y el pasado, heredera de algún imperio y disputada por varios países, consciente de que ha vivido tiempos mejores, pero a la que le toca afrontar el futuro. Lo que más me impresiona es que, probablemente, si viajo a Trieste, no encontraré la misma ciudad porque, en buena parte, todo lugar forma parte de la experiencia del que la cuenta, y la Trieste de Morris es, sobre todo, un territorio más para ser evocado que vivido.

-Kenneth Cook tiene una trilogía ("El koala asesino", "El lagarto astronauta" y "El canguro alcohólico") de relatos de ficción -aunque transmiten la sensación de un cierto realismo- ambientados en el inhóspito territorio australiano, donde cocodrilos, tiburones, serpientes y canguros pueden matarte, pero wallabis, koalas o ratas son capaces de hacerte bastante pupita. Por si los animales peligrosos fueran poco, la natural idiosincrasia de los parroquianos (quienes, en palabra de Cook, pueden tolerar que les robes, les dispares o secuestres a su familia, pero nunca, jamás, que rechaces una cerveza) y otras peculiaridades del lugar hacen que cada desterillante aventura narrada por Cook suponga un desafío al acto de seguir vivo. Recomendado si no tenéis ganas de viajar a Australia porque, tras leer estos libros, de opinión no vais a cambiar.

-El título de "Las cenizas de Ángela" de Frank McCourt no le sonará desapercibido a muchos, pero quisiera destacar que, aparte de ser claramente lo que parece (es decir, la calamitosa y lacrimógena descripción de una harapienta infancia irlandesa), es, ante todo, un libro con un humor muy especial. Quizás humor de miseria, de ése en el que te ríes por no llorar porque pocas opciones te quedan, pero también porque, sólo en un lugar tan terrible, las escenas más surrealistas son posibles. Es ese sentido, preparad los pañuelos, pero también las carcajadas.

-Por último, un libro que todavía tengo a medias, pero lo que llevo leído de "Sinopsis de cine 3" de Ángel Sanchidrián me indica que el autor madrileño ha vuelto con todo su fulgor a destriparnos nuestras películas favoritas con esa prosa tan descacharrante que te dobla por la mitad (de risa) y al mismo tiempo le pega hachazos al sentido de la cordura. La irreverencia de este hilarante libro (con más de veinte expresiones diferentes para el acto de tocarse las partes pudendas femeninas) no tiene parangón. Para regalar a cualquiera salvo a las mentes más pacatas, no sea que les dé un infarto.

lunes, 19 de diciembre de 2022

La obra de teatro de diciembre: "Ladies Football Club"

"Ladies football Club" es una obra de teatro de Steafano Massini cuya premisa parte de una historia real: un grupo de trabajadoras de una fábrica de armamento en Inglaterra, durante la Primera Guerra Mundial, que decidieron iniciarse en el mundo del balompié, hasta entonces vetado a las mujeres, y montaron un equipo que demostró que las féminas podían ocupar espacios hasta entonces sólo reservados a sus congéneres masculinos. La obra lleva un tiempo rodando por España, he tenido ocasión de verla, y no puedo sino elogiar los resultados.


No conozco exactamente los distintos aspectos de la historia real en la que se inspira el guión, ni tampoco cómo fue el montaje original de la representación en otros países (por lo que veo, el director Sergio Peris-Mencheta, quien también ha dirigido la sin par "Noche sin luna", escrita e interpretada por Juan Diego Botto, ha incorporado bastantes cambios), pero, desde luego, a éste no le falta de nada: aparte de una escenografía muy versátil, las tres horas menos cuarto que dura la actuación se te hacen cortas, acompañados de juegos de sonido, de luces, interacción con el público y unos números musicales muy efectivos. Pero si por algo destaca la obra es por los dos aspectos por los que más debe brillar una producción teatral: el libreto y los intérpretes.

El texto, por un lado, está sin duda muy bien trabajado a través de múltiples recursos, y es capaz de hilar las circunstancias históricas que rodean a la historia (la guerra, las cuestiones sociales, los condicionantes causados por el conflicto) con la biografía tan detallada de cada una de estas once empleadas de una fábrica de armamento, cada una con su personalidad, preocupaciones, sueños y su particular carga emocional encima. Pero toda esta exuberancia de caracteres no se expresaría de manera adecuada de no ser por este excepcional grupo de actrices que, a lo largo de una representación sin interrupciones, cantan, organizan complicadas coreografías, juegan con su voz e interpretan a la vez a múltiples personajes que nos hacen reír, llorar, vibrar, contener el aliento y, sobre todo, preocuparnos por su destino, en un trabajo coral donde, como suele ser común, el todo luce más a partir de la suma de sus acertadas partes. No obstante, lo que está claro es que cada una de las artistas deslumbra con luz propia.

La obra se representa ahora mismo en los Teatros del Canal de Madrid, aunque estoy seguro de que tendréis oportunidad de disfrutarla en el futuro, en ésta y otras ciudades. Espero que la recomendación sirva para que acudáis a verla, y que gracias a ella lo paséis tan bien como yo. Un saludo.

lunes, 12 de diciembre de 2022

La historia corta (y rescatada) de diciembre: "Deportividad"

Deportividad

                -Vemos cómo ahora el siguiente deportista coge el testigo de la antorcha olímpica… Corresponde al atleta keniata… vaya, debe haber algún error. O a lo mejor es keniata, pero un keniata blanco. ¿Tienes más información al respecto, Herm?

                -Nos llega la confirmación desde nuestros estudios centrales, Mart. Ha habido una alteración en el recorrido: el siguiente relevo es un deportista local. Aún no nos ha llegado su nombre, pero se lo ofreceremos a lo largo de la retransmisión.

                -Pues, y perdonen los espectadores, pero vaya vestimenta que lleva el tipo. Parece que acabara de salir de casa.

                -Bueno, Mart, hemos de recordar que, en estas latitudes, a veces la actitud puede llegar a ser un poco informal.

                -En todo caso, el hombre sale desde su posición… Arranca con buen ritmo. Se ajusta… no, no, no se ajusta. En realidad, se está saliendo del trayecto marcado. De hecho, se está alejando del camino que debía recorrer. Empieza a adentrarse por un bosquecillo, donde le perdemos de vista…

                -¿Pero dónde va?¿DÓNDE VAAAAA?

                Unos pocos minutos más tarde, el hombre penetró con la antorcha olímpica en una pequeña casa de una antigüedad indescriptible, donde una anciana -de antigüedad más indescriptible todavía-, vestida de negro de pies a cabeza, se encontraba sentada en una silla colocada de espaldas a la puerta, con lo cual no pudo ver al hombre entrar en la casa, aunque sus ojos revelaban que quizás, si la silla se encontrara situada en otra posición, tampoco le hubiera sido posible contemplarlo. La anciana, aún así, levantó de golpe las cejas (aunque no se levantó de su asiento) al escuchar el ruido procedente de la entrada.

                -¿Prometeo?¿Eres tú?

                -Sí, mamá –respondió el hombre que había entrado-. Ya he conseguido algo con lo que encender el fuego del horno. Espera un momento tan solo: la comida pronto estará…

lunes, 5 de diciembre de 2022

El relato (rescatado) de diciembre: "Secuestro"

 

Secuestro

 

    El secuestrado fue liberado al lado de una carretera enormemente transitada. Fue inesperado, y también brusco; le sacaron del maletero del coche, le quitaron la capucha –dejándole tan solo con la mordaza y el vendaje en los ojos- y le ordenaron que esperara un minuto antes de quitárselas o darse la vuelta. En menos de veinte segundos, el coche arrancó, y el hombre se descubrió libre. No sabía si habían pagado su secuestro o bien los terroristas no se habían atrevido a dispararle. Al quitarse la venda y la mordaza, notó una sensación extraña, como sintiendo una nostalgia anticipada por una situación a la que se había acostumbrado con el tiempo, y al contemplar las inánimes prendas que hasta ahora le habían privado de la vista y la capacidad de producir sonidos, celebró que le hubieran permitido conservarlas, como una especie de recuerdo de que una vez aquello fue real y que había salido vivo. El hombre observó la carretera y constató que con hacer un poco de autostop –seguramente, su imagen ya había salido en los periódicos- podría volver a casa, aunque le daba algo de recelo pensar en quién podría llevarle: al fin y al cabo, no era cosa de haber sobrevivido a un secuestro para que luego un psicópata repartiera su vísceras a lo largo de toda una carretera comarcal.

       "Claro que, pensándolo bien" (el hombre ahora libre meditó), "¿a qué estoy volviendo? Mis hijos no me hablan. Hacía tiempo que mi mujer quería el divorcio. Mi trabajo cada vez me entusiasmaba menos. En fin, ¿qué clase de vida quiero retomar?"

         El individuo miró un momento a la autopista, y luego al bosquecillo cercano.

         Tras unos instantes de cavilación, se apartó de la carretera, y comenzó pausadamente a caminar en dirección opuesta a esta última…