lunes, 12 de enero de 2015

La serie de enero: "Silk"

Desde la última entrada del blog que dedicamos a series de televisión (aquí un enlace), hay una nueva hornada que han pasado a formar parte de mis favoritas. Algunas seguramente las conozcáis: Orange is the new black, True detective, Medium, Gotham, Caso abierto, Arrow... No obstante, hay una que hace poco he descubierto prácticamente por casualidad, y que quisiera compartir con vosotros. Se trata de la británica Silk, que describe el día a día de un bufete de abogados británico, y todas las grandezas, miserias e intrigas personales que se tejen a su alrededor.


Probablemente algunos me diréis, "ya, una serie más de abogados". Y en muchos sentidos os daré la razón de que se ha abusado mucho de este género, y no en demasiadas ocasiones ha podido aportarnos algo relevante. No obstante, la serie tiene algunas características más que atrayentes, y en muchos sentidos quizá pueda decirse que ha alcanzado el punto culmen de su especie. Y no sólo porque sea original en numerosos aspectos: sino sobre todo (y como en casi todas las buenas series) por la fuerza y el carisma de sus personajes y de sus tramas.

Primer dato a tener en cuenta: es una producción que (como las imágenes que os muestro de la serie) pertenece a la BBC. Eso no sólo garantiza calidad, sino que además le da una particularidad a la ficción, y es de encontrarse ambientada en el sistema legal británico. Por tanto, bienvenidos al mundo de las pelucas pre-decimonónicas, los discursos pomposos y los letrados a quienes sus familias pagaron una carrera en Oxford y Cambridge, que se combina a su vez con la Inglaterra mestiza, repleta de "hooligans" irredentos, y de chocantes y paradójicas desigualdades sociales. De hecho, algunas cuestiones referidas a la forma de hacer justicia en la serie pueden sorprender al espectador, en algunos casos por sus grandes diferencias con España, y en otros porque te da la sensación (no me han podido confirmar si fundada o no) de que algunas situaciones no pueden ser realistas y las ha introducido algún guionista malévolo con el fin de meter en un aprieto a sus protagonistas principales (por poner un ejemplo, el compadreo que se traen entre sí jueces, abogados y fiscales  no parece ni medio lógico; aunque -y mucho más en España- cosas más raras se han visto). La serie, de hecho, emplea como punto de partida un aspecto exclusivo del modelo británico, y es que dos de los abogados del bufete protagonista, Shoe Lane Chambers, aspiran a obtener "la seda" (silk, que da título a la serie) representativa del cargo de Consejero de la Reina, una especie de ascenso en el mundo de los abogados que te da acceso a mejores casos, más sueldo y el reconocimiento de tus colegas. Claro que, con la abundancia de pirañas que se mueve en este mundillo, eso de que llames demasiado la atención puede convertirse en algo fatal.


Y aquí tenemos el eje principal alrededor del cual se mueve la serie. Martha Costello (en la imagen superior, con peluca) es una de las abogadas que aspira a conseguir el título de Consejero de la Reina, teniendo que combinar sus ambiciones profesionales -en un mundo mayoritariamente de hombres- con sus propios problemas personales. Si por algo destaca Martha, y es lo que la hace un personaje admirable que atrapará al espectador desde el principio, es por su pasión: es capaz de desvivirse y de meterse en los mayores trances por un cliente, por los que por supuesto lucha siempre en el lado del abogado defensor. Y lo hace porque Martha ha deseado asumir esa media mentira que dice que todos merecemos un juicio justo, que el cliente es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y que hasta el tipo a priori más deleznable merece una oportunidad. Claro que Martha tiene un problema, y es que tiene conciencia, lo cual muchas veces no casa con lo que tiene que hacer a causa de su trabajo. Pero si Martha tiene un problema mayor, éste consiste en que se trata de una abogada defensora nata: como le dicen en la segunda temporada de la serie, "si te tocara defender a Adolf Hitler, seguro que pondrías el 100 por 100 de tu esfuerzo en absolverle". Una maldición que lleva a cuestas porque muchas veces le interfiere con su objetivo de conseguir la seda.


Claro que Martha no está sola, sino que cuenta con la "inestimable ayuda" de sus compañeros de bufete. A la izquierda, en la fotografía de arriba, tenemos a Clive, colega y al mismo tiempo competidor por el puesto de Consejero de la Reina. Clive es de un tipo de abogado muy distinto al de Martha Costello: educado en un ambiente selecto, de verbo fluido, no destaca precisamente por su compromiso, y no duda en cambiar de chaqueta o apuñalar por la espalda si cree que para sus ambiciones esto puede ser necesario. A la derecha nos encontramos con Billy. Billy es el "senior clerck" del despacho. Se trata de un cargo más bien administrativo; Billy acepta los casos, los reparte entre los abogados, y procura que, en definitiva, todo vaya bien en el bufete, incluyendo las cuentas. Pero esa es una posición que da mucho poder, y Billy, que es un tipo de la vieja escuela, puede llegar a ser "un poco mafias", por no decir que bastante. Eso sí, afirma que ama incondicionalmente a todos los miembros de su bufete, y que, por procurarles algo bueno, sería capaz de matar o (¡peor!) de transgredir la ley. De todas maneras, no os creáis demasiado mis propias descripciones de los personajes, porque si algo tiene esta serie es que, conforme pasan los capítulos, los guionistas procuran dar una de cal y una de arena y hacen que incluso el tipo más antipático te demuestre que también tiene su corazoncito.

Y además de éstos, los protagonista principales, también hay una serie de caracteres con un rol más o menos secundario. Por ejemplo, el de los alumnos ("pupils") que vienen a aprender lo duro que es esto de meterse en un tan rocoso mundo laboral, y entre los cuales se encuentran algunos de los personajes más interesantes, incluyendo a (ver fotografía abajo) un joven y refrescante Tom Hughes, y a una vieja conocida de un par series que han pasado por España, Natalie Dormer, a quien hemos visto hacer de Ana Bolena en Los Tudor y que ahora tiene un papel pequeño pero brillante en Juego de Tronos.


La serie se basa en describir los casos que ocurren en el día a día y que se entrecruzan con tramas personales y profesionales las cuales evolucionan capítulo a capítulo. Quizás en eso se base el secreto de la serie, que es capaz de combinar toda la tensión de un caso individual (culpable o inocente) con un argumento más complejo y persistente en el tiempo, sin que los problema que tienen ambas opciones a la hora de sostener una serie pesen demasiado en el resultado final. Entre sus defectos, quizás, el hecho de que tratar de condensar cada temporada en seis capítulos hace que, efectivamente, la trama sea muy intensa, pero que algunos hilos (sobre todo en los capítulos finales) se resuelvan de un modo un tanto atropellado. Aparte de que en ocasiones (pecata minuta, y desde luego es algo abundante en otros libros, películas y series) algunos giros de la trama pueden parecer un poco forzados y parezca que a veces las exigencias del guión se pongan por encima de las motivaciones de los personajes. Pero en definitiva, es una buena serie, con personajes complejos y a la vez muy bien perfilados, situaciones que nos ponen al límite como ser humano, y motivos más que suficientes para pegarnos a la pantalla durante cada capítulo de una hora y volver a repetir en el siguiente episodio.

Silk ha tenido tres temporadas, y de momento se especula sobre si habrá una cuarta (los indicios de momento apuntan a que no, quizás porque la tercera, efectivamente, y por lo que he visto, es más flojita que una segunda que desde luego fue bastante buena). No sé si será posible acceder a la serie original a través de la BBC, pero como mínimo os podéis descargar las dos primeras temporadas en versión original subtitulada en Filmin. De momento, en las televisiones españolas no está ni se le espera. Aunque si os animáis un suficiente número de fans, quizás quieran planteárselo.

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