Esta historia es real.
Los nietos yonquis cogieron el dinero del abuelo, tomaron también el tractor, y se fueron a la ciudad para comprar droga.
Cuando volvían con el dinero ya gastado, los dos, más tontos que hechos aposta (para que os hagáis una idea: a uno de ellos, cuando estaba haciendo la mili, le dió un “yuyu” y pilló un tanque con la intención de dirigirse a las Barranquillas), volcaron el tractor en mitad de la carretera. Fue entonces cuando la guardia civil les pilló, y fue por eso por lo que se enteró el abuelo.
<<¡Os habéis fumado el dinero de mi entierro>>, bramó el abuelo, suspirando por lo que le había costado adquirir tantos años. <<¡Me moriría aquí mismo, de no ser porque no tengo sitio donde morirme!>>.
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