Me encuentro en el metro, justo durante una parada
en una estación. Y escucho, a través de los altavoces:
-“El servicio en esta línea se presta con
normalidad. Repito, el servicio en esta línea se presta con normalidad”.
Si algo he aprendido en esta vida, es a confiar en
los mensajes de las autoridades. Por eso, sin pensármelo dos veces, salto a
través de las puertas abiertas, y me alejo del tren.
Casi inmediatamente,
otro convoy llega en sentido contrario, y arrasa el vehículo en el que iba
montado.
-“El servicio en esta
línea se presta con normalidad”.
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