lunes, 14 de enero de 2019

La historia corta de enero: una serie de propuestas para maldiciones desde el coche

No recuerdo quién era exactamente (¿fue Nabokov?) quien estableció la relación entre poesía y automóviles, de tal manera que el autor de la cita destacaba que no podías fiarte de un poeta que condujera en coche y, de hecho, cualquier pequeña encuesta realizada al efecto revela la enorme proporción de poetas (o prosistas que practican un cierto lirismo) que no conducen o siquiera han intentado obtener el carnet. Por otro lado, la lógica es evidente: conducir es un acto que quiere un impulso proactivo y hasta cierto individualista, lejos de la contemplación y natural pasividad que se requiere para el ejercicio de la poesía. Si a ello le sumamos la agresividad que a veces hay que desempeñar y (sobre todo) sufrir al volante, es fácil afirmar aquello que la carretera no es lugar para poetas. Es subrayable, además, que el asfalto y la señalización permiten realizar pequeños experimentos en los cuales es posible abstraerse de un gran número de factores, revelando verdades curiosas: por ejemplo, varios estudios han demostrado que los conductores con más nivel adquisitivo infringen más las normas de tráfico que el resto de los viajeros. Supongo que todos hemos vivido circunstancias en las que observamos a un vehículo realizando maniobras violentas o cuasi suicidas, y estamos deseando lanzarle alguna expresión malsonante. Seguramente, después de haber leído en el último Mundial cómo los tuiteros argentinos trataban a los miembros de su selección, tenemos en la mente un gran número de variados insultos, pero mi musa tiene la característica de lanzar una serie de "maldiciones" que resultan mucho más dolorosas -en mi opinión- que cualquier posible reproche y, sobre todo, mucho más divertidas. Os dejo algunas perlas que hemos ideado entre ambos:

-Así te comas un mazapán y te falte un vaso del agua.
-Así seas del Madrid y te salgan todos los hijos del Atleti.
-Así tengas sólo hijas y se embaracen de concursantes de "Mujeres, hombres y viceversa".
-Así tu pueblo se convierta en la sede mundial del Congreso Anual de Acordeonistas.
-Así seas cocinero y a tu mujer no le guste tu comida y sea adicta a los McDonalds.
-Así seas jugador de Argentina y tu hijo abra cuenta en Twitter.
-Así seas jugador de Argentina, y ni te insulten.
-Así te destinen a Suiza al lado de un campanario.
-Así ordenes una pila de papeles y venga un soplo de viento y te los desordene.
-Así seas del Opus y uno de tus hijos pille piojos.
-Así te dé alergia y no tengas antihistamínicos ni pañuelos.
-Así estés en el baño sin papel y sólo tengas, para limpiarte, una entrada para ver a tu equipo favorito.

¿Os han gustado las maldiciones?¿Se os ocurren otras más terribles? Si tenéis alguna sugerencia interesante, dejádnoslas en los comentarios o en las redes sociales; o contadnos vuestras experiencias al respecto con respecto a insultos en la conducción. Cualquiera de estas aportaciones, las esperamos.

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