martes, 1 de febrero de 2022

Las recomendaciones de febrero: dos obras de teatro

La gran Cenobia.  Como muchos sabéis, siempre tengo un lugar especial en mi corazón para los perdedores. No es difícil encontrar colectivos de esta categoría cuando exploras la historia del Imperio Romano, uno de los más victoriosos de la historia. Quizás por eso le he dedicado buena parte de mis líneas a uno de sus enemigos más olvidados. Pero tampoco es nunca mal momento de acordarse de Cenobia o Zenobia, esa reina de Palmira (ciudad situada en lo que hoy sería Siria) que desafió a este gigante militar y consiguió, durante varios años, mantener a su nación como entidad independiente. Lo bueno o lo malo que de su biografía no hayan quedado más testimonios que los de los historiadores latinos -como ocurre con casi todos los vencidos por Roma- es que esto hace que sea muy fácil reinterpretar su relato para obras literarias posteriores: es un privilegio, por otra parte, que se le reserva a los mitos. Yo descubrí su figura a través de La reina de las caravanas, una novela histórica que conseguía lo que pretendía: ser ligera, entretenida, crear un personaje carismático, y emplear bien unos recursos muy efectistas (incluyendo una sensualidad bastante sugerente). Ahora he vuelto a disfrutar de una versión de la reina de Palmira a través de La gran Cenobia, obra de teatro escrita originalmente por Calderón de la Barca y representada en las próximas semanas en Madrid por la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Con un reparto joven y meritorio, un muy bien trabajado montaje ha sabido actualizar un texto antiguo (en todo caso muy bien hilado, como suele ocurrir con Calderón) hasta convertirlo en vívidamente moderno, aprovechando para exhibir peligros muy actuales y, también, el problema de que tus palabras queden en manos de otros. No sabemos lo que hubiera opinado Zenobia de las diferentes visiones de su vida, pero lo que sin duda le disgustaría es descubrir los daños que ha sufrido la ciudad por la que tanto luchó a manos de la sinrazón del ISIS durante la guerra de Siria. Esperemos que el futuro le depare a Palmira que recupere, al menos, una mínima parte de su esplendor.

Mi madre, Serrat y yo. Esta obra de teatro que se representa durante las próximas semanas en Madrid, en la Sala Plot Point (de la que hablamos en otra ocasión para mencionar una obra emparentada), explora las relaciones materno-filiales a través de la música de Joan Manuel Serrat. La comedia de pulido guión (y profundas conexiones argentinas) se cimenta sobre todo en sus estupendas actrices, tanto el volcán viviente que ejerce de madre como en la joven que interpreta a su hija, la cual acierta en darle las réplicas y también en deleitarnos con las canciones del artista catalán. Ideal para quienes quieran reconectar con sus seres queridos o escuchar versiones del "tembleque" del maestro.



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