lunes, 10 de noviembre de 2025

Las series de noviembre: varias de Filmin

-Monsieur Spade es una ficción atípica. Parte de la idea de que Sam Spade (el célebre detective creado por Dashiel Hammet, y protagonista de El halcón maltés) se ha ido a resolver un asunto en el sur de Francia, y ha encontrado motivos para quedarse a vivir y retirarse allí. Sin embargo, años después, nuevos y antiguos problemas van a surgir ante sus ojos, y es entonces cuando sus viejos hábitos de detective vuelven a hacerle falta. Esta miniserie de seis capítulos tiene un guión con grandes luces, pero también algunas sombras: es de estas narraciones a las que hay que hay que prestar atención para no perderte cosas; coincide con las viejas historias de los años 40 en las tramas enrevesadas, no siempre perfectamente coherentes -y, en este caso, algo fuera de escala-; a ratos cuesta distinguir los flashbacks, en general muy buenos, aunque a veces se abusa de los mismos; y el final es una ensalada caótica y poco creíble (como si, cual Raymond Chandler en El sueño eterno, el guionista hubiera dispuesto de manera prometedora piezas en el tablero de ajedrez, y al final de la partida decidiera pegarle una patada al juego) que a varios espectadores puede emborronarles el conjunto. Eso sí, durante buena parte del metraje, ese guión funciona muy bien, especialmente con los ácidos comentarios del cínico detective encarnado por Clive Owen, que interpreta uno de los mejores papeles de su carrera. Como buen cine negro, hace un excelente uso de la atmósfera que tiene en derredor, y cambia las turbias calles de San Francisco por un aparentemente bucólico pueblo galo, el cual, sin embargo, atrapado entre la posguerra mundial y las salvajadas francesas en Argelia, bulle con una maldad que haría gozar al célebre autor Jim Thompson. Los papeles y actores secundarios también son interesantísimos. En definitiva, con todas las salvedades, creo que esta serie os hará pasar unas cuantas buenas horas.

-Inside nº9: más británica que el té de las cinco, y con mucho componente teatral, esta serie de capítulos independientes ha sido creada y guionizada por Reece Shearsmith y Steve Pemberton, que ejercen de actores protagonistas en todos los episodios (al menos, hasta lo que me he podido ver, pues de las nueve temporadas me quedan aún cuatro y poco). Lo único que tiene en común cada entrega, con mucha variedad formal y sin miedo a arriesgar, es que hay bastante humor negro, normalmente un misterio o un componente de intriga o terror, y que en algún momento sale a colación el número 9. La cuarta temporada, en particular, es fantástica, pero, como digo, no hay ninguna relación entre episodios, así que podéis discutir con otros televidentes sobre vuestros capítulos favoritos.

-Taboo. Con una única temporada que lo dio todo, esta serie, que impactó hasta cierto punto en su momento pero no tuvo la resonancia de otras contemporáneas, mostró a un Tom Hardy en estado de gracia en una intriga internacional y de época con una atmósfera muy sólida, que entremezcla muy bien un fondo de realismo con trazas de fantasía.

-The Newsreader es una serie australiana que describe el ambiente de una redacción de noticias en los 80, donde las elecciones personales se entrecruzan con la actualidad informativa de una época que, desde luego, tuvo su aquel. No es The newsroom, pero sobre todo la primera temporada tiene mucha fuerza, entre otras cosas por la garra de sus intérpretes.

Estas series, al menos la última vez que las vi, se podían disfrutar en Filmin.

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