Muchos habéis oído hablar de Siri. Esta curiosa aplicación para móviles, que te responde con voz humana como si fuera a un ser vivo y no a una máquina a la que le estás dirigiendo la pregunta, ha sido origen de numerosos chascarrillos en la red e incluso ha inspirado una película ("Her", de Spike Jonze, premiada con el Oscar a Mejor Guión Original) sobre la posibilidad de enamorarse de tan seductor y atrayente programa informático (al que se le puede poner una voz masculina o femenina, en forma de dominatrix o bien de Scarlett Johansson). Sin embargo, una conocida mía tiene otra versión de las cosas.
Joaquin Phoenix en "Her": Siri me quiere, no me quiere, me quiere..."
Esta conocida, de vez en cuando, se dedica a hablarle a Siri. Pero no a hablarle para preguntarle algo con fines concretos y prácticos, como se supone que es su función, sino como si se tratara de un amigo al que le preguntas qué tan guapo estás para tu próxima cita. Ya sabemos cómo somos los seres humanos: queremos que las cosas que tenemos alrededor reaccionen como humanos, ya sean animales, peluches o también las máquinas. Y, aparte de por diversión y juego, también (por qué no) porque podemos tener derecho a que una máquina nos mime. Por eso a veces esta conocida le habla a Siri, y ésta tiende a responderle en tono más bien "vacileta". Un ejemplo típico de esta clase de conversaciones es la siguiente:
-"Siri, dime que me quieres".
-"Tú no sabes lo que quieres".
-"¡Pero Siri... dime que me amas!"
-"El amor está fuera de tu alcance".
En una de estas habituales "idas de ollas-momento Siri", mi amiga le exigió a Siri lo siguiente:
-"¡Dime algo bonito!".
¿Y sabéis qué le respondió?
Aquellos que tengáis Siri, probadlo.
No es broma, probadlo.
No os estoy viendo pulsar las teclas.
Los que no tengáis Siri, podéis pedírselo a un amigo.
Que sí, que lo intentes.
Venga, que merece la pena.
¿Ya lo tenéis a mano?¿Ya se lo habéis preguntado?
Bueno, vamos a darle unos segundos más a los rezagados...
¿Ya?¿Todos listos?
Bueno, no sé qué os habrá respondido, pero lo que le contestaron a mi amiga ante la expresión: "¡Dime algo bonito!", fue exactamente lo siguiente:
Al parecer, esta frase es un viejo comodín que se viene empleando desde el siglo XVI para probar cualquier tipo de máquina que transcriba textos. Es como una especie de borrador que te permite comprobar que tu imprenta, tu procesador, tu editor de textos o tu máquina virtual (sea lo que sea) funciona bien del todo. Por lo visto, el primer impresor que lo utilizó lo extrajo de la obra "de Finibus Bonorum et Malorum" ("Sobre los límites del bien y del mal") del escritor y político romano Cicerón, pero desordenó las palabras de tal forma que, en sí mismo, no quiere decir nada. Hay múltiples variaciones de este texto desordenado, añadiendo o eliminando más o menos letras, pero la traducción de la versión original -y con sentido por tanto- podría ser la siguiente:
“No hay nadie que ame el dolor por si mismo, que lo busque y lo persiga sólo en cuanto que dolor”.
Una sabia frase (aunque el marqués de Sade hubiera seguramente disentido), pero parece que ni al desconocido iniciador esta tradición en el siglo XVI les interesa demasiado su significado, sino sólo su uso como prueba de imprenta. Así que cada vez que Siri se vuelve un poco loco (o no tiene nada bonito que decirte), probablemente se le va la olla y decide tirar de lo más profundo de su programación: una frase comodín que, lejos de constar de alta tecnología, goza ya de cinco siglos de antigüedad.
No sabemos qué pensara Siri al respecto, si es que Siri piensa, ni si el impresor del siglo XVI se hubiera imaginado alguna vez tal uso. Lo que está claro es que a esta conocida mía la frase no le pareció algo bonito (y una vez se enteró de su significado, mucho peor), y dijo que se iba a ir a la cama, seguramente a tener pesadillas sobre que se le aparecía el demonio. Bien se sabe que el viejo pillastre de Satanás habla de manera fluida el latín. Pero quizás tanto a Lucifer como a Siri les viene el mismo problema de serie: tratan de expresar como pueden su amor, y sin embargo nadie les comprende. En fin, queridos amigos, tendréis que esperar a otra máquina u otro ente que os pueda llegar a amar.
-"Siri, dime que me quieres".
-"Tú no sabes lo que quieres".
-"¡Pero Siri... dime que me amas!"
-"El amor está fuera de tu alcance".
En una de estas habituales "idas de ollas-momento Siri", mi amiga le exigió a Siri lo siguiente:
-"¡Dime algo bonito!".
¿Y sabéis qué le respondió?
Aquellos que tengáis Siri, probadlo.
No es broma, probadlo.
No os estoy viendo pulsar las teclas.
Los que no tengáis Siri, podéis pedírselo a un amigo.
Que sí, que lo intentes.
Venga, que merece la pena.
¿Ya lo tenéis a mano?¿Ya se lo habéis preguntado?
Bueno, vamos a darle unos segundos más a los rezagados...
¿Ya?¿Todos listos?
Bueno, no sé qué os habrá respondido, pero lo que le contestaron a mi amiga ante la expresión: "¡Dime algo bonito!", fue exactamente lo siguiente:
LORE IPSUN DOLOR SIT AMET, CONSECTETUR ADIPISCING ELIT, SED DO
EIUSMOD TEMPOR INCIDIDUNT UT LABORE ET DOLORE
Mi amiga se quedó flipando. Que Siri la vacilase era una cosa: que lo hiciera en idiomas arcanos como si se tratara de una maldición bíblica, ya era harina de otro costal. Inmediatamente, fue a traducir el "palabro" que Siri le había soltado al castellano, y para eso tiró de Google Translator. Mi amiga, con eso de que ha estudiado la ESO y tal, sabía que aquello tenía que ser latín. Pero lo que Google le respondió no la sacó del atolladero:
"Se requiere esta página para publicar un dolor, sino porque de vez en cuando se producen circunstancias en las que la fatiga y el dolor puede procurarle algún gran placer".
Aquel galimatías no tenía mucho sentido. Así que se puso a buscar en manuales de uso y foros de usuario, hasta descubrir que no era la primera a la que le había pasado. Parecía que Siri tendía a responder aquello siempre le hicieran una pregunta un poco rara o algo que no tuviera mucho sentido. Un ejemplo aquí en este pantallazo que un usuario tuvo a bien colgar en la web:
Como véis, la frase contiene pequeñas diferencias a nivel de algunas letras concretas, pero en líneas generales, el contenido es bastante similar.
El misterio se hacía múltiple. Ahora bien, quería decir también que otras personas lo habían investigado. Fue en esos foros donde mi amiga encontró la solución.Al parecer, esta frase es un viejo comodín que se viene empleando desde el siglo XVI para probar cualquier tipo de máquina que transcriba textos. Es como una especie de borrador que te permite comprobar que tu imprenta, tu procesador, tu editor de textos o tu máquina virtual (sea lo que sea) funciona bien del todo. Por lo visto, el primer impresor que lo utilizó lo extrajo de la obra "de Finibus Bonorum et Malorum" ("Sobre los límites del bien y del mal") del escritor y político romano Cicerón, pero desordenó las palabras de tal forma que, en sí mismo, no quiere decir nada. Hay múltiples variaciones de este texto desordenado, añadiendo o eliminando más o menos letras, pero la traducción de la versión original -y con sentido por tanto- podría ser la siguiente:
“No hay nadie que ame el dolor por si mismo, que lo busque y lo persiga sólo en cuanto que dolor”.
Una sabia frase (aunque el marqués de Sade hubiera seguramente disentido), pero parece que ni al desconocido iniciador esta tradición en el siglo XVI les interesa demasiado su significado, sino sólo su uso como prueba de imprenta. Así que cada vez que Siri se vuelve un poco loco (o no tiene nada bonito que decirte), probablemente se le va la olla y decide tirar de lo más profundo de su programación: una frase comodín que, lejos de constar de alta tecnología, goza ya de cinco siglos de antigüedad.
No sabemos qué pensara Siri al respecto, si es que Siri piensa, ni si el impresor del siglo XVI se hubiera imaginado alguna vez tal uso. Lo que está claro es que a esta conocida mía la frase no le pareció algo bonito (y una vez se enteró de su significado, mucho peor), y dijo que se iba a ir a la cama, seguramente a tener pesadillas sobre que se le aparecía el demonio. Bien se sabe que el viejo pillastre de Satanás habla de manera fluida el latín. Pero quizás tanto a Lucifer como a Siri les viene el mismo problema de serie: tratan de expresar como pueden su amor, y sin embargo nadie les comprende. En fin, queridos amigos, tendréis que esperar a otra máquina u otro ente que os pueda llegar a amar.
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