martes, 2 de enero de 2018

La historia corta de enero: "La bibliotecaria"

La bibliotecaria

         La trabajadora de la biblioteca era feliz. ¡Por fin se había decidido! Al fin, después de tantas cuitas y desvelos, se había resuelto a dar el paso definitivo. Ya era el fin de vacilaciones, dudas, deshojes de margaritas: por fin iba a intentar entrar en contacto con aquel muchacho que, una semana sí y otra también, sacaba libros de la biblioteca. Y libros, ¡qué libros! El principito, Los Miserables, Casa de Muñecas; Borges, Galeano, Saramago, Paco Roca; Camus, Graham Greene, Steinbeck y Terry Pratchett; Adriano, Stella, Bastian Baltasar Bax y Sandokán. Con esa colección de bellezas en su cabeza, con esa personalidad moldeada a base de tantas y tantas historias de tan innegable bondad, ¿cómo no iba a ser el hombre más inteligente, audaz y maravilloso del planeta? De hoy sin duda no pasaría; esa tarde le tenía que hablar.
         Así que en esta ocasión, cuando sus dedos se rozaron para intercambiar los libros, a ella se le ocurrió susurrar, así por lo bajini:
         -Qué libros más bonitos saca usted todos los días…
         El hombre asintió.
         -Sí. Es para ver qué pasa en la página diez.
         La bibliotecaria quedó ojiplática.
         -¿Cómo?
         -Sí. En la página diez. Siempre me he preguntado qué es lo que motiva a un escritor llegar hasta la página diez.
         El hombre se marchó de la biblioteca.

         Afortunadamente, siempre hay un buen libro sobre el que llorar.

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