sábado, 1 de marzo de 2025

Los libros de marzo: tres novelas "muy literarias"

-Recientemente he leído La vegetariana y La clase de griego, de Han Kang, premio Nobel de Literatura 2024, ya que me gusta acercarme a los autores que han ganado este galardón. Dice la sinopsis de "La vegetariana" que a Han Kang le gusta hacerse preguntas, y está claro que eso es verdad, aunque también puede ser que a muchos no les satisfagan las respuestas. Como resumen, la obra trata de una mujer que se niega a comer carne (esto, en la sociedad coreana, muy patriarcal, y con muchas celebraciones donde los alimentos de origen animal juegan un papel importante, constituye un motivo de señalamiento), y las consecuencias familiares que se derivan de ello. La obra está muy bien escrita, con bellas metáforas visuales, y quizá lo que echo de menos es una argumentación que le dé sentido al planteamiento de inicio, pues da la sensación de que la aparente renuncia a la vida de la protagonista es mucho más importante que los motivos por los cuales la lleva cabo. Aparte, hay un componente de confrontación con la sociedad coreana (lo cual genera unas situaciones psicológicamente muy violentas: uno de los motivos expuestos para la concesión del Nobel) que seguramente nos sorprenderá a los lectores occidentales, aunque hay cuestiones que pueden universalizarse también. En definitiva, un libro complejo, con tres secciones tan distintas que casi podrían calificarse de tres planteamientos diferentes a raíz de un mismo hecho. "La clase de griego", en cambio, va un paso más allá: esta vez la autora quiere describirnos unos personajes y unas situaciones, y si para ello tiene que dejar de lado la historia, lo hace. De hecho, está aún mejor construida, a nivel de lenguaje, que su predecesora (hay que darle las gracias a la traductora Sunme Yoon, pues juega no sólo con el coreano, el griego y el castellano, sino también con vocablos muy bien escogidos del español, en lo que se presenta como una delicada orfebrería de palabras), y en ocasiones parece ya que bordea no la prosa poética, sino directamente la poesía no rimada. En cambio, la acción, la estructura narrativa y (hasta cierto punto) las motivaciones de los protagonistas son menos relevantes que describir las sensaciones de dos almas que se entrecruzan como faros en la niebla, ensamblando sus vivencias y recuerdos para hablar del dolor de la pérdida, de la relación con las personas que amamos, y del poder de las palabras. En definitiva, entiendes que a su autora le hayan dado el premio Nobel, aunque tampoco es una lectura que le recomendarías a todo el mundo. Tengo claro que Han Kang no se va a convertir en una de mis escritoras de cabecera, pero, desde luego, valoro mucho lo que hace.

-Otra novela "muy literaria" (ese adjetivo que llena los titulares de los medios serios y suele espantar a los directivos de las grandes editoriales) es "El país del agua", del británico Graham Swift. En Swift también es clave la forma de contar, pero en este caso tambén le da mucha importancia al relato, aunque sea uno poliédrico, de múltiples historias que se entrecruzan, de la misma manera en que lo hacen el pasado (a través de varias capas) y el presente. La novela te empapa y te envuelve, tratando temas que van desde la pérdida de la inocencia durante la juventud a los fantasmas de la madurez, pasando por los choques intergeneracionales, el sentido del estudio de la historia, el miedo al futuro y el poder de la geografía. Un libro para sumergirte hasta la cabeza.

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