Un hombre, nada más llegar al pueblo, entró en el único bar del mismo, y afirmó muy decidido, en un largo y encendido discurso:
-Yo ya sé que en los pueblos se
tiene costumbre de ponerle mote a todo el mundo. Pero a mí eso no me va a
pasar, y seguro que con el tiempo no me ponen ningún mote. Yo ya he tomado mis
precauciones.
Se quedó con “el Precauciones”.
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