Un chico
indigente pidiendo refugio en un albergue:
-Lo siento –le responden-. No puedes
entrar. Nos faltan plazas, y tú no tienes prioridad. Eres demasiado joven.
El joven se queda extrañado, y
pregunta:
-Y mañana, ¿también seré demasiado
joven?
-También.
-¿Y dentro de un año, también seré
demasiado joven?
-Sí.
-Entonces, ¿nunca voy a poder
entrar?
-No...
Se corrige.
-Quiero decir, sí, cuando llegues a
viejo.
-No llegaré a viejo.
Sobre todo, si no me dejas entrar.
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