lunes, 25 de noviembre de 2019

La historia corta de noviembre. Dedicadas a Eduardo Galeano (IX)

              El mendigo se encontraba con la mano alargada, pidiendo limosna. Entonces, se acercó un señor con un abrigo, y le entregó un papel.

            El mendigo creyó que era un billete de cinco euros, y se lo guardó en el bolsillo. Pero luego lo leyó: era una nota, y al lado, un cheque de viajes.

            La nota decía:
            “Hola. Yo no sé quién eres tú. Pero aquí te dejo este cheque de viajes: tiene dinero de sobra para que puedas viajar por todo el mundo, con todas las comodidades, alojamiento, alimentación. Sólo te pido una cosa: y es que allá donde vayas, me mandes una carta, contándome dónde estás, qué estás haciendo, qué lugares estás visitando, a qué gente estás conociendo; qué cosas estás aprendiendo, viajando a lugares donde no puedo moverme yo. A cambio de eso, te seguiré mandando cheques, para que sigas explorando el mundo. Lleva a cabo por mí, por favor, lo que yo no soy capaz de hacer”.

            El hombre contempló el cheque de viajes.

            Aquel día, partió hacia Katmandú.

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